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Garzón da la alerta del fascismo

El candidato de Unidad Popular-IU, en su mejor discurso en lo que va de campaña, avisa del peligro que supone el “transformismo” de los cuatro principales partidos, cuyas políticas, dice, no van a evitar la desigualdad creciente y el consiguiente desánimo y estallido social del que,como en Francia, “nace el fascismo”.

El candidato de Izquierda Unida-Unidad Popular a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, durante la conferencia que ha ofrecido hoy en el Club Siglo XXI. EFE/Zipi

MADRID.- Era la tarde de las paradojas para Alberto Garzón. Unidad Popular-IU, la candidatura que pide una Tercera República, ponía a su candidato a dar un discurso ante un retrato de tres metros del joven rey Juan Carlos I y del entonces adolescente príncipe Felipe, hoy Felipe VI. También ha sido raro que el mejor discurso que ha pronunciado el malagueño en campaña lo haya hecho ante el aforo más pequeño de todos. Apenas cien personas son las que caben en la sala del Club Siglo XXI, en Madrid, centro de conferencias de las que dan fe el centenar de retratos que visten sus paredes. Desde Fraga hasta el Dali Lama.

A Garzón se le ha visto suelto, natural, acelerado pero seguro en su exposición. Si bien es cierto que la economía, su campo de estudio, ha sido el trasfondo de un análisis político que ha empezado con la radicalidad en su sentido etimológico para acabar alertando del triunfo del fascismo. Nadie lo ha comentado, pero al cruzar los Pirineos se pisa una tierra en la que la fuerza más votada se llama Frente Nacional, la preside la ultraderechista Marine Le Pen y, entre sus rasgos evidentes, destacan el racismo y la xenofobia en una Francia que alberga tanta población musulmana como europea occidental.

Ha tardado unos minutos en llegar a la victoria de la ultraderecha francesa. Primero ha hablado de la desigualdad creciente en España y en Europa en general. De que la reforma laboral "ha funcionado", y además de maravilla, para su objetivo principal, que según Garzón, no era el de crear empleo, sino el de reducir los salarios, dinamitar la negociación colectiva y crear empleos precarios.

Lo ha ilustrado el candidato de Unidad Popular con ejemplos claros, contundentes, de los que cualquiera pone en una conversación de sobremesa porque conoce a alguien en esa situación. "Mis compañeros de facultad aun están en empresas trabajando gratis con la promesa de que les contraten en el futuro. Pero luego los sustituyen por gente en sus mismas condiciones. Eso es desigualdad. Eso es el día a día en este país, que no se confunda nadie", ha dicho.

"Hay una calma chicha en este momento, pero en los próximos años vendrá de nuevo la rabia"

Lo peor, ha proseguido, es que "eso contabiliza como empleo, pero es una realidad explosiva, insostenible en el medio plazo". En palabras técnicas, el economista critica que es compatible la bonanza económica que predica el Gobierno con la misera microeconómica que sufre una gran parte de la población española.

"Sólo se piensa en las elecciones, no se piensa en el país que se está construyendo. Pues que sepan que con estas políticas se crea desidia, frustración y descrédito", ha lamentado, y de ese caldo de cultivo, ha alertado, "nace el fascismo". "Hay una calma chicha en este momento, pero en los próximos años vendrá de nuevo la rabia", ha vaticinado. Y su programa es el único que puede evitarlo, ha asegurado.

Ruptura frente al "transformismo"

Para el político que "ha rechazado ser el fichaje estrella para estas elecciones", como le ha presentado el escritor Isaac Rosa en referencia a las intenciones de Podemos, "hasta que no se construya una sociedad nueva, anclada en los valores de Ilustración, y se logre la democratización  de la economía", no hay solución para la insurrección que viene.

El problema que denuncia es que las cuatro fuerzas que más arriba están en las encuestas son el paradigma del "transformismo" que definió el comunista italiano Antonio Gramsci. Lo pone de manifiesto, dice, que todos proponen reformas parciales de la Constitución con las que, ha explicado, es imposible "ir a la raíz del problema", "blindar los derechos sociales". Y ya no denuncia un "viaje al centro" sólo por parte de Podemos, sino por parte de todas las fuerzas, "las cuatros que van a los debates y que no le preocupan al presidente de la CEOE".

Garzón ha echado en cara a todos que defiendan el "libre mercado", que estén a favor de que las empresas energéticas sigan en manos de las mismas familias que durante el franquismo, que no quieran encarar un proceso constituyente para "cambiar la forma de hacer política y economía que ha diseñado la oligarquía" y que, augura, nos llevan al abismo.

También ha tirado de ejemplo cercano para ilustrar esas políticas. "Yo soy el único varón de mi clase que llegó a la universidad. Todos los demás se fueron a trabajar a la construcción. Eran los incentivos generados por el PP y el PSOE [por las políticas que favorecieron la burbuja inmobiliaria de 400 euros]", ha recordado para hacer el retrato de la España de no hace tanto. "Hoy, todos mis amigos están en el paro. Málaga tiene más paro que Gaza [Palestina] , que está en guerra. Mis amigos no tienen conciencia política, les da igual votar extrema derecha o a quien prometa cualquier cosa. Eso es lo que ha pasado en Francia. Si eso no se entiende, en este país hay un riesgo real", ha advertido.

"La respuesta es la ruptura, no queremos tomar el Palacio de Invierno, sino transformar la sociedad desde el consenso", con un cambio pactado pero radical. Aunque, según dice, Podemos, PP, Ciudadanos y PSOE sólo piensan en dar una patada adelante a la pelota de la crisis, "y los ciclos políticos no duran lo mismo que los económicos", ha dicho el economista, por lo que, tarde o temprano, "volveremos a encontrarnos con esa pelota".

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