El "voto útil" es un concepto que las dos fuerzas del bipartidismo, PSOE y PP, han usado a lo largo de las últimas décadas. Tras los resultados del 28 de mayo, nefastos para las candidaturas progresistas, los socialistas tienen un diagnóstico claro: su partido no ha sido arrasado por los populares, pero sus socios de Gobierno, Unidas Podemos, no han aguantado.

Un hecho que provocará un cambio de estrategia visible en Moncloa y Ferraz para el 23 de julio. 

El presidente Pedro Sánchez ha sido un firme defensor del Gobierno de coalición pese a las tensiones y polémicas. Ya hace casi un año proclamó que las próximas generales se jugarían en clave de bloques. "Solo hay dos alternativas: la coalición del PSOE con el espacio de Yolanda Díaz o PP y Vox", dejó dicho públicamente. 

La sintonía de Sánchez con la vicepresidenta Díaz ha sido evidente. Mucho más que con Podemos. El deseo de los socialistas era que fuera capaz de aglutinar de forma fuerte a su espacio en torno a su liderazgo dentro de la plataforma Sumar.

Las elecciones se jugarían en "dos ligas". Una lucha por el primer y segundo puesto con el PP. Otra pelea entre Sumar y Vox por la tercera y cuarta plaza. 

La ultraderecha ha ganado claramente el partido en las autonómicas y municipales. El PSOE recuerda que en muchos territorios, especialmente sangrantes el País Valencià o Illes Balears, UP no ha aguantado el tirón y se ha quedado fuera. Algo que ha desequilibrado la balanza y ha impedido reeditar los gobiernos progresistas.

Y en Ferraz alertan de que esto puede a volver a pasar el 23 de julio, perdiendo escaños clave. 

Por tanto, la llamada ahora en esta campaña electoral veraniega será "concentrar el voto" en torno al PSOE. Así lo destacan fuentes socialistas prácticamente dese el pasado lunes.

También se ha evidenciado de forma pública ese mensaje en alguna entrevista televisiva. El PSOE es ahora "la única alternativa" para frenar la "ola reaccionaria". 

Todo esto no quiere decir que en el PSOE rechacen de plano la reedición de una coalición que, pese a todo, defienden que ha funcionado bien. Pero el mensaje será menos explícito.

"Se venderán los logros de este Gobierno, pero poniendo el foco en que se necesita un PSOE lo más fuerte posible porque somos los que mejor aguantamos el desgaste", reflexiona un dirigente de la dirección socialista. 

De esta manera, mientras en estos meses pasados sí que existía cierta preocupación en Moncloa y Ferraz sobre la necesidad de que Sumar y Podemos llegaran a un acuerdo, ahora se ha pasado página. "Se tendrán que aclarar, pero más no podemos hacer y no es nuestro problema ya", señalan fuentes socialistas. 

Sánchez nunca ha entrado en el cuerpo a cuerpo dialéctico con el espacio a su izquierda. Es más, ha dado en más de una ocasión la orden de no entrar a ello. Todo pese a cierto hartazgo en las filas del PSOE, especialmente en cuestiones como la ley del solo sí es sí. Está por ver si esto cambia diametralmente en el camino a las elecciones.

Ya esta misma semana se han podido ver a cargos públicos socialistas cargar contra Ione Belarra, secretaria general de Podemos, después de que esta criticara a su vez en Twitter a su partido. 

Yolanda Díaz dará la batalla con todas las consecuencias

Sumar tuvo en su día dos irrupciones en la política del país: su presentación en Matadero Madrid en el verano del pasado año, y cuando las encuestadoras y estudios demoscópicos comenzaron a calcular su potencial electoral.

Del segundo ámbito se destaca que toda subida o crecimiento de Yolanda Díaz en unas elecciones sería, en parte, a costa del PSOE.

El objetivo principal de la vicepresidenta segunda en los comicios del 23J entronca directamente con su objetivo a largo plazo. Díaz quiere que Sumar rescate a los abstencionistas porque Díaz aspira a que su plataforma reconcilie en el medio y largo plazo a la ciudadanía y a la política en un contexto de desafección muy notable.

Sin embargo, ni la ministra de Trabajo ni ningún líder o formación son capaces de medir su capacidad real de atraer votantes (en el sentido positivo y en el negativo), y a nadie en Sumar se le escapa a estas alturas que su principal figura atrae mucho al elector socialista.

Los datos demoscópicos así lo apuntan y durante un tiempo en el equipo de la vicepresidenta hubo un debate sobre cómo se podía ensanchar el espacio progresista (el del Gobierno de coalición) para que la izquierda transformadora creciera sin que la división acabara pasando factura al propio espacio.

Después del 28M ese debate está enterrado. La ofensiva del "voto útil" socialista es para Unidas Podemos un reflejo de que los socialistas han podido detectar una reducción del espacio progresista que puede haberlos llevado a fijarse el objetivo de dilapidar todo lo que hay a su izquierda.

En Sumar no quieren centrarse de momento en esta cuestión, ya que tienen el foco puesto en cerrar un acuerdo de coalición con todas las formaciones de izquierdas para rearmarse de cara al 23J.

Sin embargo, insisten en que Díaz sale a las elecciones "sin cálculos y, por supuesto, sin freno de mano". Defienden que la vicepresidenta tiene "un proyecto de país para la próxima década" y que "ha asumido el reto" que han dejado las municipales y autonómicas.

El Gobierno de coalición ha certificado su final de forma anticipada para dar paso a la disputa electoral, también entre los dos espacios que lo conforman.