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Guerra en el PP de Madrid Los comisarios amigos de Granados, detrás de los espionajes y de la vendetta a Cifuentes

Los encargos que Francisco Granados les hacía a sus amigos los comisarios Carlos Salamanca y José Manuel Villarejo están documentados en los sumarios de Lezo, Púnica y Tándem. En esta última causa, los policías están acusados de cohecho, blanqueo de capitales y organización criminal por sus trabajos para políticos y empresarios. Salamanca, además, estuvo imputado en la causa Emperador junto con el comisario de Vallecas que hizo desaparecer el incidente de Cifuentes. 

Los comisarios Salamanca y Villarejo, con sus respectivas esposas, cuando el ministro Fernández Díaz les impuso la medalla roja, en 2012

Hace una década, Francisco Granados e Ignacio González, los guardias de corps de Esperanza Aguirre en la presidencia de la Comunidad de Madrid, tenían como enemigo común al entonces alcalde Alberto Ruiz Gallardón, recién imputado en el caso Lezo, y sus hombres, Manuel Cobo y Alfredo Prada

Fue la época del espionaje, la Gestapillo, denunciada por Prada y Cobo y que destapó las prácticas de sus compañeros vicepresidentes con los policías que tenían asignados a la dirección de Seguridad de la Comunidad de Madrid, y también con los comisarios José Manuel Villarejo y Enrique García Castaño

Un comisario más andaba también con Granados en esos tiempos, el excomisario de Barajas Carlos Salamanca, como se ha destapado en los sumarios de Púnica –por ejemplo al acompañar a Granados a ver al empresario Domingo Díaz de Mera, socio del marido de María Dolores de Cospedal, Ignacio López del Hierro–  y también en la operación Tándem, en la que declaró el  miércoles mientras todos los madrileños estaban pendientes de la estocada a Cristina Cifuentes. Por el caso Tándem, Salamanca estuvo en prisión y está acusado de cohecho, blanqueo de capitales, organización criminal y un delito contra los trabajadores extranjeros. 

En esta banda de entonces amigos y luego enemigos, hay un empresario que también compartía mesa y mantel con  los comisarios Villarejo, Salamanca y García Castaño, y con los dos vicepresidentes de Aguirre: Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid y que aparece de intermediario entre González y los comisarios Castaño y Villarejo para su cita a tomar café, en noviembre de 2011, en La Mallorquina. En ese encuentro, el entonces presidente de la Comunidad de Madrid pidió ayuda a los dos policías para tapar el escándalo de su ático de Estepona (Málaga).

Los trabajos para el PP de los comisarios de la cloaca

Los nombres de todos ellos, empresarios, políticos y policías, aparecen también en las mismas fechas del incidente de Cifuentes en Eroski vinculados a la empresa de detectives Método 3, con encargos que hacían Ignacio González (y pagaba un importante empresario) o Francisco Granados (y abonaba el constructor David Marjaliza). ​"Entre los encargos de Ignacio González estuvo el de espiar a Cristina Cifuentes, tras acabar una relación que mantuvieron y de la que existen fotos que ahora están también en circulación" –afirma a Público una fuente madrileña del sector de los detectives privados–, "pero Granados también se hizo con aquella información".  

Diferentes fuentes policiales señalan a Salamanca como otro de los personajes claves en la obtención del vídeo grabado a Cifuentes en el Eroski al ser retenida en seguridad por el presunto hurto de dos cremas. El cómplice de Villarejo intervino al menos en lo relacionado con que el entonces comisario de Vallecas, Patricio San Román, se ocupara de que no quedara ninguna reseña de la intervención policial en el supermercado después de que acudiera al lugar una patrulla de su comisaría. 

El comisario Salamanca acaba de reconocer ante el juez su amistad con el lugarteniente de la mafia de Gao Ping

Salamanca y San Román estuvieron imputados por colaborar en la mafia de Gao Ping. El excomisario de Barajas fue absuelto, pero ayer en la Audiencia Nacional no tuvo ninguna vergüenza en declarar la  amistad que le une con el lugarteniente de la mafia china, Yonping Li, también conocido como Miguel el Calvo, con quien llegó a viajar de Ammán a Madrid de 13 de septiembre de 2013

El patrimonio de Salamanca que se está destapando en Tándem, causa por la que el comisario José Manuel Villarejo continúa en la prisión de Estremera, excede en mucho al que se puede conseguir con el sueldo de un funcionario. Destacan los 14 relojes incautados de las mejores marcas regalados por compañeros de la comisaria de Alicante o por empresarios, según su declaración, los vehículos Porsche o la hipoteca de medio millón de euros de la finca la Dehesa Zamorana. 

Pero hay algo que chirría aún más a los investigadores de la causa y que algunos policías y exdirigentes del PP asocian a "un posible pago a Salamanca por los trabajos encargados por Francisco Granados en relación con el espionaje y la guerra de dossieres desatada en 2011": 800.000 euros que supuestamente le tocaron en la lotería del Atlético de Madrid en el año 2012 y que son investigados por si se escondiera detrás un posible blanqueo de capitales. 

Ahora que todos estos hombres vuelven a salir a la palestra, Madrid se parece al hervidero en el que en 2003 se fraguó el asalto a la Presidencia de la Comunidad conocido como Tamayazo. Empresarios que sirven de emisarios para lanzar mensajes de "vamos a matar a Cristina Cifuentes" en reuniones concertadas en hoteles de lujo, y dossieres que llegan a la redacción del único periodista que aparece junto a  Granados, Salamanca y Villarejo en la causa Púnica: Eduardo Inda. 

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