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Gurs, la infamia de Vichy con el exilio republicano

Decenas de miles de españoles pasaron por el campo de refugiados del sur de Francia, utilizado durante años por el Gobierno colaboracionista de Vichy para recluir a judíos e “indeseables”, cuya memoria, rescatada por los descendientes de aquellos exiliados, recupera ahora un documental

Miles de exiliados republicanos, 5.000 de ellos aragoneses, pasaron por el campo de refugiados de Gurs, reconvertido en campo de concentración.

EDUARDO BAYONA

“Entre enero y febrero de 1939, en tres semanas, llegaron a Francia medio millón de republicanos”, explica Emilio Vallés, hijo de uno de esos exiliados que pasaron por el campo de refugiados, y luego de concentración, de Gurs, en el sur del país. “Estaban contentos, porque salían de la arena de las playas [en las que fueron confinados], llegaban aquí y los barracones estaban nuevos –indica-, Pero todo se empezó a estropear: aquellos barracones estaban pensados para durar un año, mientras Francia encontraba una solución. Y no la encontró”.

Situado a 16 kilómetros de Oloron, al pie de la cara norte del Pirineo, el campo de Gurs fue durante más de seis años una prueba de cargo de la infamia del Gobierno colaboracionista del mariscal Petain, que primero hacinó allí a 18.000 exiliados españoles para después, a partir de 1940, utilizarlo también como campo de concentración de judíos, que acabarían en los campos de la muerte de Auschwit y Madjanek, y para recluir a “indeseables”, el término con el que las leyes de los colaboracionistas englobaba a semitas, comunistas y homosexuales de cualquier origen, también español.

El documental 'Gurs, historia y memoria' recupera ahora la terrible historia de ese campo

El documental Gurs, historia y memoria dirigido por Verónica Sáenz y realizado con el apoyo del Gobierno de Aragón y la Diputación de Zaragoza, recupera ahora la terrible historia de ese campo, abierto el 2 de abril de 1939, un día después de que los sublevados emitieran el bando con el que dieron oficialmente por terminada la Guerra Civil, y en el que hubo reclusos hasta el 31 de diciembre de 1945, casi ocho meses después de finalizar la contienda mundial y cuando ya hacía un año que los alemanes se había retirado de Francia.

Siete años de infamia

Gurs fue el campo de refugiados y de concentración que durante más tiempo se mantuvo operativo en Francia. Construido en seis semanas, ocupaba más de 80 hectáreas y contaba con 428 barracones, 382 para los internos, con capacidad para 60 personas, y 46 para militares, policías y otro personal.

Por él pasaron más de 60.000 personas. Muchas de ellas habían cruzado el Pirineo tras el derrumbe del frente de Aragón a partir de la primavera de 1938

Por él pasaron más de 60.000 personas. Muchas de ellas habían cruzado el Pirineo tras el derrumbe del frente de Aragón a partir de la primavera de 1938, con episodios como La Bolsa de Bielsa, aunque el grueso del exilio republicano hacia el sur de Francia se produjo en las primeras semanas de 1939, cuando los sublevados toman Catalunya, a la que cientos de soldados y milicianos habían regresado tras la primera oleada.

“El campo fue un alivio [para los exiliados], pero pronto los alemanes empezaron a traer a judíos, y de vez en cuando los hacían redadas y los llevaban a matar a Mathausen”, recuerda Luis Ortiz, excombatiente republicano vasco y uno de los últimos supervivientes de Gurs, que explica cómo las condiciones de habitabilidad de los barracones se deterioraron con rapidez.

“Se alistaron a miles para defender a Francia”

Muchos de esos exiliados, que venían de perder una guerra, se alistaron a partir de 1940 para detener el avance de los nazis, cuyas tropas habían empezado a ocupar el país en junio de 1940.

“En el campo de Gurs se alistaron a miles para defender a Francia cuando fue atacada por los alemanes. Fueron los primeros en ser hechos prisioneros porque los franceses los colocaron delante de la Línea Maginot”, el sistema de fortificaciones diseñado para blindar la frontera francesa que se convirtió en uno de los mayores fiascos de la historia de la guerra, recuerda Valles.

Los republicanos fueron luego una pieza clave de la Resistencia francesa y del ejército que derrotó a los nazis con la ayuda de los aliados

Los republicanos fueron luego una pieza clave de la Resistencia francesa y del ejército que derrotó a los nazis con la ayuda de los aliados. Las tropas de La Nueve, la compañía cuyos carros de combate fueron los primeros en entrar en París en agosto de 1944, estaban mayoritariamente compuestas por exiliados españoles.
La sórdida vida cotidiana en Gurs, no obstante, también dejaba espacios para la espeanza.

“SI no hubiera sido por el campo yo no hubiera nacido”, señala Raymond Villalba, cuyos padres se conocieron allí. Cuatro décadas después, en los años 80, sería, con la asociación Terres de Memoire(s) et de Luttes, que hoy preside, uno de los impulsores de la recuperación del complejo, quemado tras su cierre en 1945. "22.000 españoles estuvieron allí encerrados, y vivieron muy mal”, recuerda. “Lucharon en todas partes, en muchos países, por la democracia y la libertad”, añade.“

Lo arrasaron para borrar la "vergüenza”

Alrededor de 5.000 de los republicanos que pasaron por Gurs eran aragoneses, recuerda José Luis Soro, consejero de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón y presidente de Chunta Aragonesista (Cha), quien destaca la doble faceta memorial y física de la recuperación del campo: “Lo arrasaron y plantaron árboles encima para borrar esa vergüenza”.

Soro traza un paralelismo entre el exilio español provocado por la guerra con otros como el que sufren los sirios. “Nos enseña que no aprendemos con la historia –señala-. Allí está pasando lo que ocurrió aquí hace 80 años”. “En la emigración te vas, eres tú quien lo decide; en el exilio huyes, otros deciden por ti”, añade.

Por su parte, Jorge Marqueta, director general de Turismo, que está trabajando en varios proyectos transfronterizos que conjugan lo turístico con lo memorialista, destaca cómo “Gurs se recupera gracias a las asociaciones de exiliados aragoneses. Para Francia ese campo era algo deshonroso. Por eso lo borraron”.

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