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Isidoro Moreno: "Hay que aplicar una lógica diferente en Andalucía, centrada en sus necesidades"

El antropólogo emérito reflexiona en esta entrevista sobre el 4D de 1977, sus consecuencias y las necesidades de Andalucía

Isidoro Moreno, este miércoles en Sevilla.
Isidoro Moreno, este miércoles en Sevilla. Raúl Bocanegra

Isidoro Moreno es catedrático emérito de Antropología por la Universidad de Sevilla. Fue, por el Partido del Trabajo, uno de los firmantes del Pacto de Antequera en 1978, un año después de las manifestaciones del 4D, por el que las fuerzas políticas de entonces se comprometieron a conseguir la autonomía. Luego, en los años 90 contribuyó a fundar, junto a Diamantino García, mítico cura obrero, ya fallecido, la ONG Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Moreno, una figura de referencia para el andalucismo, miembro y portavoz de la plataforma Andalucía Viva, atiende a Público 44 años después de aquel 4 de diciembre histórico.

¿Qué supone hoy el 4D?

El 4D supone la rememoración, volver a pasar por la memoria el día más importante de la historia contemporánea de Andalucía: el día que los andaluces y andaluzas se hicieron pueblo para reivindicar autogobierno, instrumentos eficaces en manos propias para poder resolver los problemas seculares de Andalucía. El hoy no es explicable sin aquel 4 de diciembre en que la gente desbordó a los partidos y, a pesar de que muchos consideraban que no había semiento de ser andaluces, ese grito de autogobierno sonó muy alto para asombro de casi todos.

¿Qué queda hoy de aquel espíritu?

El referéndum del 28 de febrero sólo es explicable a través del 4D y de lo que ocurrió después. El 4D aceleró la conciencia política andaluza. Andalucía ha tenido siempre identidad histórica y cultural, pero en aquel momento se convirtió en sujeto político, lo cual asustó a muchos. Fruto del 4D, de una manera u otra, fue el referéndum del 28F y Andalucia rompió la estructura de la Constitución Española. La legalidad republicana permitió que se aprobarán los estatutos de Catalunya, País Vasco y Galicia. El golpe de estado del 18 de julio del 36 interrumpió el proceso ya iniciado de presentación del Estatuto de Andalucía. Estas serían las verdaderas autonomías: el resto, que se denominaban regiones, tenían una autonomía recortada o incluso administrativa. El camino del 151 de la Constitución era impracticable, pero, para asombro de todos, Andalucía lo recorrió de todos modos y ganó el referéndum. Esa victoria solo se reconoció meses después. Andalucía conquistó estar en la primera división de las CCAA, donde solo estaban tres.

¿Qué ocurrió después? Como el propio [Manuel] Clavero en alguna entrevista ha reconocido Andalucía fue la última fue la última autonomía plena, pero la primera del 143, autonomía recortada, lo que hemos tenido es una autonomía recortada. No es una autonomía resultado del 4D y del 28F sino resultado de los pactos de recortes de las autonomías que hicieron UCD y PSOE y apoyó luego el PCE, un proceso que desembocó en la LOAPA, Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico. Después de 40 años de autonomía recortada en la que han gobernado permanentemente partidos y personas no autonomistas si exceptuamos los dos primeros años de la presidencia de Rafael Escuredo, ha habido 40 años de anestesia, de zanahorias y de desactivación de lo que significaba el 28F y el 4D. Tenemos hoy una menor conciencia de pueblo en Andalucía de lo que existió entre 1977 y 1980. Esa conciencia es lo que hay que reactivar.

¿Se ha avanzado desde ese 4D?

Básicamente se trata de analizar bien en dónde estamos y por qué no se ha producido esa convergencia con otros pueblos del Estado y de Europa. De hecho lo que hemos tenido es una autonomía sin instrumentos. Y escasa voluntad política de usar esos limitados instrumentos. Andalucía está en el mismo sitio que en 1977. Esto no significa negar que ha habido cambios. Los ha habido, pero no cambios estructurales ni cambios en el sentido de esa convergencia. Continuamos con tres ejes de la situación de Andalucía que son tres lacras. Una, la dependencia económica, el extractivismo. Incluso se ha acentuado el extractivismo de lo que llaman recursos económicos, lo que algunos llamamos bienes comunes andaluces, tanto en la agricultura como en la minería y también la dependencia de lo que es cada vez más un monocultivo, que es el turismo de masas.

En segundo lugar, continúa la subordinación política, Andalucía para los partidos es básicamente el vivero de votos para su objetivo que es La Moncloa. Ninguno de los partidos que ha gobernado la Junta, 37 años el PSOE y ahora el PP se interesa por Andalucía más que como campo de votos para conseguir diputados en el congreso de Madrid.

Y tres, no se ha atendido a la exigencia que está en el Estatuto de Autonomía de profundizar en la identidad histórica y cultural y en la diversidad interna también de Andalucía. Y claro, esto nos ha desarmado. Basta con saber qué no se estudia para saber por qué estamos de esta manera, en una situación que yo no me retraigo de decir que es cuasicolonial dentro del estado español y claramente colonial con respecto a la UE.

Para salir de esta situación, ¿un tercer referéndum?

En una encuesta que ha hecho recientemente el Centro de Estudios Andaluces, que no es sospechoso de radicalidad, se ha informado de que más del 31% de los andaluces considera que es necesaria mayor autonomía y esto a pesar de los años de cloroformo del régimen psoísta. Un tercio de los andaluces considera que tenemos una autonomía insuficiente. Mientras que no tengamos instrumentos adecuados, entre otras cosas, que podamos usar nosotros mismos, no al servicio de cúpulas partidistas en Madrid o de intereses en Madrid o Bruselas, mientras que no exista la suficiente capacidad de autogobierno, hay que ser consciente de que continuarán los problemas que tiene Andalucía a todos los niveles. Habría que preguntarse por qué Andalucía tiene niveles de precariedad mucho mayores que otros territorios. Se trata de cuestiones estructurales, que se han acentuado también en la época de la llamada globalización capitalista. Deberíamos caminar en el sentido contrario de adonde nos llevan.

¿Hacia dónde?

Nos repiten que hay que exportar más, el crecimiento económico… Ahí habría que aplicar una sentencia atribuida a Confucio: quien está en el fondo de un pozo lo primero que tiene que hacer es no seguir excavando. Bueno, pues justamente eso es lo aplicable a a Andalucía. Las políticas que que nos dijeron hace años que nos iban a convertir en la California de Europa y en la locomotora de España, justamente acentúan nuestra dependencia económica, nuestra subordinación política y nuestra degradación cultural. Hay que plantear que los andaluces, por lo menos una capa cada vez más amplia de andaluces asuman que necesitamos una lógica diferente, descolonizada, centrada en las necesidades e intereses de Andalucía como pueblo. O hay conciencia de que los problemas que tenemos los tenemos por nuestra historia, nuestro presente y porque no tenemos en nuestra mano instrumentos de autogobierno, mientras vayamos mejor de acuerdo con determinados índices y lógicas, la realidad que vivimos es peor. Un ejemplo más, la agricultura hiperintensiva. Teóricamente eso es generación de riqueza. En muchos lugares está empezando a haber un monocultivo de lo que llaman parques voltaicos cargándose el medio ambiente y siendo monopolio de las mismas grandes empresas. Todo eso que llaman progreso, modernización, crecimiento es justamente lo que nos lleva cada día al fondo del pozo, porque nos hacen excavar el pozo.

¿Hay un saber vivir andaluz que se denosta?

He escrito cosas usando esa frase del saber vivir andaluz. Tiene que ver con nuestra cultura, con la forma de estar en el mundo, de relacionarse con los demás, la forma de interpretar y luego de expresar las experiencias individuales y colectivas de la vida: el comunitarismo, la unión y otros valores de la cultura andaluza tradicional. Lo que está en la base de eses saber vivir es calificado como obstáculos a la modernización. Es decir, de lo que se trata en gran medida, de lo que trata el sistema, la globalización neoliberal es que rehusemos a una parte muy importante de ese saber vivir, por ejemplo, nuestra querencia por las relaciones sociales, eso cero, porque esto es perder el tiempo entre comillas, es no producir. Ese sabe vivir andaluz tiene que ver mucho con el no utilitarismo, el no considerar que todos los minutos del día tenemos que ponerlos al servicio del beneficio económico, y además medido monetariamente. Esa valoración de las relaciones sociales no utiliaristas, esa tendencia a estar juntos, eso es profundamente andaluz. Pero precisamente en eso hay dos enemigos fundamentales, uno es la globaliazción neoliberal con su individualismo, su productivismo y otro el nacionalismo de Estado que entiende que en todo casos los elementos andaluces no son específicamente andaluces, sino españoles. Existe una vampirizacíón de los elementos de la cultura andaluza por el relato español. Los lazos comunitarios, al sistema actual lo que es comunitario no le interesa, lo que interesa es acentuar y alimentar el individualismo consumista, el individualismo de la competitividad, contrario a los valores de la cultura andaluza. Sin la cultura no hay cambio posible.

¿Hay un hilo entre el 4D y la reciente huelga de Cádiz?

Hay causas estructurales. Me parece muy bien y me solidarizo con las luchas de los trabajadores de Cádiz. Es una lucha de resistencia para sobrevivir, pero el problema es que si no hay un entendimiento adecuado de por qué en Andalucía se cierra la fábrica de una gran empresa y se amplía la de Getafe, si no entramos en lo que hay en el fondo de eso, lo demás es pan para hoy y hambre para mañana. La confrontación no se dirige a las causas profundas, sino a los síntomas. Si uno tiene un grave dolor, se toma un ibuprofeno y el dolor se atenúa, peor no las causas de la enfermedad. O hay conciencia global de pueblo o todo serán reivindicaciones sectoriales que irán a las consecuencias. Por supuesto, esa lucha es mejor que quedarse viendo la autodestrucción, pero será estéril en gran medida si no encara una transformación verdadera.

¿Ese andalucismo está en los partidos hoy?

Hay una reactivación del andalucismo, esto se va a ver el 4D y el 28F, que será en vísperas de elecciones autonómicas. Durante más de 30 años el PSOE y ahora el PP se revisten de verde y blanco en ocasiones puntuales para aparecer como andalucistas. Los de Unidas Podemos dicen que son andalucistas y el otro día retiran la enmienda sobre los dineros a gastar en la ampliación del cementerio nuclear del Cabril, pero, eso sí, dicen que son muy andalucistas. Andalucía es un pueblo nación y tiene que hacer lo que ya pretendió hacer el 4D y el 28F, equipararse a esas otras nacionalidades. Hay una nueva ola de andalucismo, pero cuidado con las olas, que van y vienen y permiten que habilidosos surfistas se visibilicen, pero algunos preferimos construir cimientos que sean sólidos y consoliden nuestra conciencia de pueblo. Sí no hay esto y si no se trabaja de abajo arriba en un municipalismo alternativo y confederalista los posibles, aunque difíciles éxitos electorales serían pasajeros como ya se ha demostrado en el pasado.

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