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IU busca fecha para una Asamblea que ‘reseteará’ un proyecto “agotado”

El Consejo Político de este sábado decidirá cuándo se celebra la XI Asamblea de la organización, que hará coordinador a Alberto Garzón para construir una nueva “herramienta útil”.  “No es ni una refundación ni una renovación, será otra cosa”, apuntan fuentes cercanas al candidato

Alberto Garzón junto a la diputada electa de Unidad Popular IU, Sol Sánchez (izq) y el número tres de la lista por Madrid, Enrique Santiago (der), el día de las pasadas elecciones.-EFE

MADRID.-  Izquierda Unida se acaba. Al menos tal y como se la conoce hasta ahora. Los malos resultados de la formación en las pasadas elecciones, pasando de once a sólo dos escaños y perdiendo más de 750.000 votos (sin contar los de las candidaturas gallega y catalana, en las que participaba), han dejado a la organización herida de muerte, sin apenas representación parlamentaria, con serias dificultades económicas y destacadas bajas en el entorno del candidato y diputado electo, Alberto Garzón, por varias razones.

Aunque Garzón apenas ha hecho autocrítica más allá de decir que los resultados son “malos” pero “heroicos” para la coyuntura, el candidato sabe que tiene que mover ficha para evitar la desaparición total, algo que no todos ven claro si hay nuevas elecciones y si no se consigue el acercamiento a Podemos. “Repensar la izquierda” es el nuevo lema que proclama en cada intervención, circunscribiéndolo siempre a la “unidad popular” como única estrategia.

Para eso, dice en su último artículo, la izquierda necesita “una organización ágil y flexible, menos burocrática y más democrática”, con “mecanismos efectivos de democracia radical en lo interno” y abandonando “la idea de un liderazgo individual fuerte y prácticamente omnipotente”.

Eso es lo que intentará hacer con lo que queda de IU en su XI Asamblea, prevista para diciembre de este año, pero que la situación política y el resultado electoral obligan a adelantar a primavera, entre abril y mayo, según fuentes cercanas a Garzón. La fecha y la comisión de trabajo que “pilotará el proceso” hasta esta fecha clave será el primer debate interno que afrontará IU tras los comicios. Por la composición de esa comisión, encargada también de elaborar los documentos que se someterán a debate y aprobación en la Asamblea, máximo órgano de IU, pasa el futuro de la organización.

El plan de Garzón: borrón y cuenta nueva

El candidato de IU a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, junto al coordinador federal de IU Cayo Lara.- EFE

Alberto Garzón, junto al coordinador federal de IU Cayo Lara.- EFE

Según varias fuentes conocedoras del proceso, la intención del candidato es hacerse definitivamente con las riendas de la organización y poner fin a la bicefalia que comparte con el actual coordinador, Cayo Lara, que no volverá a optar al cargo. Las diferencias políticas entre ambos han dificultado notablemente el camino hacia la convergencia con Podemos y otras fuerzas políticas, aunque Lara actualmente parece haber dado su brazo a torcer en cuanto a la continuidad de las siglas IU.

Se trata de crear “un espacio más amplio distinto a IU”

Esta XI Asamblea no será “ni una renovación ni una refundación”, apuntan las fuentes. Eso ya se intentó en la asamblea anterior, en 2012. También en 2008, y nunca se llevó a la práctica. No caben lavados de cara; IU necesita ser otra cosa porque lo que es "está agotado", afirman varios dirigentes. Se trataría del principio de algo nuevo, “de un espacio más amplio distinto a IU” que incorpore a sectores independientes que se han acercado al proceso de Unidad Popular ─marca con la que IU concurrió el 20-D─, lo que implica de facto el final de la organización para crear un nuevo paraguas que englobe la actual militancia de IU, al PCE y movimientos sociales. “Una herramienta útil para la transformación social”, insisten. Más que un nuevo partido, ponen el énfasis en un nuevo espacio, si es que Podemos ha dejado algo.

Nueva correlación de fuerzas

Garzón ha perdido el apoyo de pilares importantes con los que contaba hace meses

Todas las fuentes consultadas vaticinan un movimiento convulso. El caos y el desconcierto es notable entre los dirigentes y la correlación de fuerzas entre las distintas facciones ha cambiado en los últimos meses. Garzón ha perdido el apoyo de pilares importantes con los que contaba antes de que el “no” de Podemos fuera definitivo. La diputada electa de Na Marea y coordinadora de Esquerda Unida, Yolanda Díaz, se ha desvinculado del entorno del candidato después de haber logrado que la formación participara en la candidatura unitaria junto a Podemos, Anova y las mareas gallegas. Más de lo mismo ha ocurrido con EUiA, el referente de IU en Catalunya, que concurrió junto a ICV, Podem y Barcelona en Comú resultando primera fuerza en Catalunya.

Éste es el sector que mira hacia la “superación de IU” para buscar un espacio político común con otras fuerzas. Afea a Garzón haberse instalado en la ambigüedad, en llamar a una renovación sin saber muy bien para qué y hacia dónde.

Por otra parte, el sector que apuesta por el cierre identitario, dejar de mirar a la unidad con los de Pablo Iglesias y por aguatar hasta que mejoren las perspectivas, representado por Cayo Lara, la llamada ‘vieja guardia’ de IU y el ‘núcleo duro’ del PCE, continúa ocupando puestos clave en la cúpula directiva.

Garzón también tendrá en frente a Izquierda Abierta, el partido de Gaspar Llamazares, que ha criticado con dureza el resultado, pero que apuesta por una “reinvención” de IU que pase a su vez por la “reconciliación” con sectores expulsados, como la antigua federación de Madrid, IUCM. “No es un debate entre lo viejo y lo nuevo en IU, ni entre los que quisieran un acuerdo con Podemos y los que no”, asegura la corriente gasparista, que ya advierte contra la operación que planea el candidato, acusándole de “malbaratar un capital que no les pertenece”, en referencia al casi un millón de votos obtenido en las elecciones. Prefieren pensar en la posibilidad de nuevas elecciones, en debatir y dar voz a la militancia en lugar de la "huida hacia adelante" que para ellos supone adelantar la Asamblea.

Insistir con Podemos pese a los “puentes rotos”

Alberto Garzón y Pablo Iglesias, en un encuentro en la sede de Podemos. E.P.

Alberto Garzón y Pablo Iglesias, en un encuentro en la sede de Podemos. E.P.

No obstante, la convocatoria de nuevas elecciones daría al traste con este plan y obligaría a posponerlo con el riesgo de que los resultados fueran aún peores para IU por un mayor impacto del voto útil hacia Podemos o, incluso, al PSOE.

El acercamiento a la formación morada y a sus actuales aliados, vía acuerdo electoral o vía reinicio del proyecto, es para un sector la única esperanza para mantenerse en un tablero “nuevo y volátil”. Para Garzón, la vía gallega y la catalana son el camino a seguir, aunque llama la atención que no los haya mencionado antes de las elecciones ni haya hecho campaña en estos territorios.

Por otra parte, un acuerdo con Podemos se antoja complicado ─no son pocos los partidarios de esta alianza que lo ven imposible─ después de la posición de Garzón durante la campaña electoral, en la que acusó a los de Pablo Iglesias de ser “la nueva UCD”, de “defender el régimen del 78” y de “estar bendecido por la CEOE”. Un discurso de confrontación que, para el líder de Podemos, “ha roto muchos puentes” con el de IU.

Aunque la estrategia de campaña de Garzón estaba diseñada para tratar a Podemos como un adversario, Garzón la encaró desde la perspectiva del enemigo, algo que provocó abandonos y dimisiones en plena víspera de elecciones, como la de la secretaria de Convergencia, Lara Hernández.

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