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El juzgado militar considera una “riña paternal” la denuncia de una sargento de la Guardia Civil contra su coronel

María, jefa del grupo de investigaciones del Seprona de la Comandancia de Sevilla, denunció a agentes a su cargo que presuntamente colaboraban con empresarios en la comisión de delitos medioambientales.

Un vehículo de la Guardia Civil en una foto de archivo. EFE

MADRID.- La sargento primero María Serrano vio el pasado febrero como el juzgado militar togado central número 2 daba carpetazo a la denuncia que interpuso en 2015 contra el coronel Fernando Mora, jefe de la Comandancia de Sevilla, por trato humillante y vejatorio, abuso de autoridad, deslealtad e incumplimiento de deberes inherentes al cargo.
Ahora se encuentra a espera del recurso, de baja psicológica y viendo como los agentes y mandos a los que denunció continúan en sus puestos sin una mera sanción disciplinaria.

Los hechos investigados se centran en una discusión en el despacho del coronel Mora en marzo de 2015, a quien había intentado acudir la sargento Serrano para que interviniera en los problemas que había en su grupo —es jefa del Equipo de Investigación de delitos medioambientales, urbanísticos y contra el patrimonio histórico del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA)—. Un cabo y un agente se habían visto envueltos en denuncias e investigaciones desde 2012, no sólo en el ámbito disciplinario de la Guardia Civil, también en casos que se instruían en juzgados de Sevilla y Málaga.

Por ejemplo, el cabo fue investigado por el juzgado de instrucción número 2 de Sevilla unos meses antes a la discusión entre María y sus mandos por “connivencia con la entidad MERCASEVILLA, SA para acudir, como testigo propuesto por ésta, en todos los recursos contencioso-administrativos interpuestos por la citada mercantil contra las resoluciones sancionadoras de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, a resultas de las denuncias interpuestas tanto por el SEPRONA, como por el Servicio de Inspección Pesquera”. Los hechos se archivaron por prescripción, según explica en su denuncia la jefa del grupo, y el cabo quedó sin ningún tipo de responsabilidad ni siquiera interna en la Guardia civil.

Reunión de urgencia

La reunión se había cerrado la tarde antes para la mañana del día 6, pero por la noche la sargento avisó a un compañero para que les dijera que estaba indispuesta y no podía asistir. A pesar de que los hechos venían de lejos, el coronel, el teniente coronel y el teniente decidieron que no podía aplazarse y la hicieron acudir de urgencia para tratar el asunto con ella. “Apenas la dejaron hablar, tanto su teniente como su coronel comenzaron a chillarla de tal manera que han podido acudir testigos, por ejemplo un brigada, porque los gritos se escuchaban incluso fuera del despacho”, explica su abogado Fermín Vázquez.

Cuando por fin la Sargento Primero logró explicar al coronel que la grave situación en la Unidad era debida a que no se tomaron medidas oportunas, apuntando directamente a la falta de acción por parte del teniente, invitó al coronel a que se leyera el expediente que había redactado. Entonces éste le puso “la cara muy cerca y le gritó: ‘¿Qué? ¿Cómo dices? ¿Cómo puedes decirme eso? ¿Me estás cuestionando? ¿Cómo te atreves a preguntarme eso a mí?’ Luego el Coronel reconoció que estaba fuera de sí”, asegura la sargento Serrano en su denuncia.

“Entérate de una puta vez”

Sin embargo, el coronel Mora tardó en serenarse, según la versión de María —que tuvo que ser atendida por el psicólogo de la comandancia— y pidió voluntariamente la baja psicológica. Continuó faltándole "permanentemente al respeto con expresiones de desprecio”, como “María, que no se puede hacer nada, que no has ganado, entérate ya de una puta vez de que no has ganado”, “que eres tú quien falla y no los demás” o “quién no encaja en la unidad eres tú, así que ve haciendo las maletitas y te largas”.

Esta discusión ha sido considerada por el tribunal militar central —que ha archivado la causa contra el coronel Mora— como una “riña paternal” que provocó “el llanto de la Sargento Primero, por la actitud vejatoria y humillante que estaba soportando de su propio Coronel, con la aquiescencia del Teniente Coronel, que cada vez que la Sargento Primero trataba de decir algo le ordenaba callar mientras el Teniente se sonreía por la situación”, aseguró ella en su denuncia.

“Al margen de conflictos personales que ella pudiera tener con el cabo o con sus agentes, los mandos parece que han optado por tapar los hechos atacándola a ella. Al haber sido archivada la causa contra el coronel y ser el de la sargento un puesto de libre designación, la carrera de ella y todos los conocimientos especializados que tiene para dirigir ese grupo de investigación se perderán, pues lo más seguro es que cuando se reincorpore sea enviada a una unidad de Seguridad Ciudadana”, explican en la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC).

Además, AUGC reivindica que los guardias civiles no tengan que recurrir a la jurisdicción militar “al menos cuando se trata de procedimientos abordables como cualquier otro civil”.

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