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La kale borroka también pone en su punto de mira a los socialistas vascos

Los últimos detenidos recopilaban datos de militantes socialistas de Guipúzcoa

Ó. L. F.

ETA marcó el objetivo con nitidez con su último comunicado, con las bombas contra las Casas del Pueblo y con el asesinato del ex concejal Isaías Carrasco. Y ellos tomaron nota con celeridad. El último grupo de kale borroka desarticulado por la Policía en Guipúzcoa –diez de sus miembros fueron detenidos el pasado viernes y otros dos lo fueron ayer– se había implicado a fondo en el acoso al PSOE y había recopilado información sobre concejales y militantes socialistas de Rentería y otros pueblos como Lasarte y Arrasate-Mondragón, según confirmaron a Público fuentes de la lucha antiterrorista.

En concreto, tenían en su poder direcciónes particulares, matrículas de vehículos, fotografías e, incluso, datos sobre familiares directos. Según las fuentes policiales consultadas, el supuesto fin de estos datos era utilizarlos para someter a dichos militantes socialistas a acoso con pintadas con su nombre dentro de diana pintadas, con notas amenazantes en sus buzones y con ataques a sus vehículos. No obstante, los expertos de la lucha antiterrorista no descartan que la información ya hubiera cruzado la frontera y llegado a manos de la propia ETA.

Estas mismas fuentes reconocen que esta información es sólo la que han encontrado en papel en los registros y que aún está por analizar los discos duros de los numerosos ordenadores que también se han incautado en los 29 registros efectuados “y donde suelen tener la mayor parte de la información”, agregan. De hecho, en uno de los domicilios ha aparecido un ordenador al que sus ocupantes, antes de huir, le habían extraído la memoria.

Doce detenidos

La importancia del grupo desarticulado en los últimos días –que el propio Alfredo Pérez Rubalcaba destacaba en un acto oficial ayer al asegurar que con su caída se evitaba que “ETA se reproduzca”– no estaba sólo en el número de detenidos, doce en total, sino también en el de huídos, y que la Policía cifra en al menos otros nueve supuestos terroristas callejeros. Entre ellos, los dos presuntos cabecillas, uno de ellos identificado como Oroitz Gurrutxaga, un viejo conocido  por la Policía, que ya lo había detenidos en el año 2000, según informa Europa Press.  

Los investigadores adjudican al grupo una veintena de delitos desde que empezara a actuar, en 2005. Una actividad que, a la vista del material incautado, entre el que se encuentra gasolina, capuchas y pasamontañas, planeaban incrementar... y no sólo contra los socialistas.

De hecho, la Policía ha encontrado abundante propaganda contra el proyecto de Tren de Alta Velocidad (TAV), una constante en los últimos grupos de violencia callejera desarticulados, y que confirma las sospechas de que ETA pretende utilizar esta obra como banderín de enganche.

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska tomó ayer declaración a los diez detenidos el viernes y decidió matener el secreto de sumario. También ayer, la Ertzaintza localizó en Beasain (Guipúzcoa) un zulo con “elementos para la fabricación de cócteles Molotov y de artefactos explosivos caseros”.

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