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Mariano Rajoy pisa cada vez menos el Congreso al iniciar la recta final
de la legislatura

El presidente del Gobierno regresa este miércoles a una sesión de control después de una ausencia de un mes; desde principios de año apenas se ha sometido en cuatro ocasiones a las preguntas de la oposición además del debate sobre el estado de la nación.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, abandona el hemiciclo del del Congreso tras un debate en el Pleno. EFE

JUAN ANTONIO BLAY

MADRID.- El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no se encuentra cómodo en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. Su presencia en la sede de la soberanía nacional se hace cada vez más extraña y sus apariciones se espacian en el tiempo justo cuando ha entrado en la recta final de su mandato en La Moncloa. Mañana miércoles regresa a su escaño para someterse a una sesión de control parlamentario, un trámite que cada vez es menos habitual.

Cuando los diputados Pedro Sánchez, Cayo Lara y Rosa Díez le formulen sus preguntas en el hemiciclo habrá pasado más de un mes desde la última vez que tuvieron ocasión de hacerlo. Junto con Rajoy, el resto de los miembros de su Gobierno también se han ahorrado este engorroso trámite de someterse al control de la oposición parlamentaria. Una práctica que, según el reglamento de la Cámara baja, debe realizarse tres veces al mes, siempre que hay una sesión ordinaria del pleno del Congreso.

La última sesión plenaria completa se celebró los días 10, 11 y 12 del pasado mes de marzo. A continuación, según práctica asumida por la cámara, no hubo sesión debido a la celebración de las elecciones autonómicas en Andalucía y a la semana siguiente la tragedia sufrida por los pasajeros del vuelo Barcelona- Düsseldorf de la compañía Germanwings hizo que se suspendieran prácticamente dos sesiones del pleno. Entre ellas la del control a Rajoy y su Gobierno.

Esta situación empalmó con la semana santa y con la semana pasada, en la que no había pleno programado. Así se llega hasta esta semana en la que se retoma la actividad ordinaria para las sesiones plenarias en la que, ahora sí, comparecerá Rajoy. Y lo hará con doblete, saturando a la concurrencia. En primer lugar para dar cuenta del Consejo Europeo celebrado en Bruselas los días 19 y 20 de marzo pasados; es decir, lo hará casi un mes después cuando hasta los especialistas deben repasar sus notas para saber de qué se habló en esa cumbre europea.

Debió hacerlo en la sesión suspendida por la tragedia aérea pero al suspenderse se evitó dos situaciones tremendamente molestas para él y su partido, el PP: la derrota electoral en Andalucía tres días antes y el cierre de la instrucción del caso de los “papeles de Bárcenas” en la que el juez Ruz dejó establecido que hubo caja B en el PP bajo su dirección.

Con todo, Rajoy comparecerá mañana en pleno debate interno en el PP sobre qué rumbo han de tomar las campañas electorales para los comicios municipales y autonómicos en 13 comunidades diferentes, la mayoría de ellas en manos de la formación conservadora. La reunión de la Junta Directiva Nacional, máximo órgano del partido entre congresos, de hace una semana cerró en falso la intranquilidad interna ante la pérdida de votos en Andalucía y los negros pronósticos que auguran las encuestas.

El caso es que el presidente del Gobierno apenas ha pisado el Congreso de los Diputados cuatro veces para someterse a una sesión de control parlamentario desde que acabó el periodo de sesiones anterior, antes de las navidades, justo cuando empezaba la recta final de su mandato en el Palacio de La Moncloa. Una media de una sesión por mes.

Eso sí, este tiempo se ha celebrado el debate sobre el estado de la nación, una cita que Rajoy ha mantenido pese a que una tradición no escrita establece que no se celebre en año electoral. Así ocurrió, por ejemplo, en 2012 por haberse celebrado las elecciones generales a finales del año anterior.

En esta ocasión la cita electoral es en noviembre por lo que había margen temporal para celebrarlo, Rajoy quiso presentar el debate como un resumen de lo realizado en los tres años de legislatura por entender que era positivo. Al final hubo división de opiniones en sus propias filas sobre la idoneidad de su celebración.

Pero si Rajoy se muestra remiso a acercarse por el Congreso todavía lo es más al Senado, cámara ante la que ha de comparecer una vez al mes para someterse a una sesión de control por parte de los senadores. No es una obligación ya que de hecho fue un hábito que estableció el anterior presidente, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Nunca antes ningún presidente del Gobierno se había sometido a las preguntas de los senadores.

Pero el actual jefe del Ejecutivo parece que quiere establecer un nuevo hábito, bien distinto al existente hasta ahora para este ritmo de comparecencias. Así se desprende de sus propias comparecencias. Desde el pasado 25 de noviembre, última cita en la Cámara alta, Rajoy solo ha aparecido en el hemiciclo del Palacio de la plaza de la Marina Española una sola vez: el 10 de febrero. No volverá a hacerlo hasta el próximo día 28 de este mes; una vez en cinco meses. Rajoy se hace caro de ver en el Senado, sin duda.

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