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migraciones Interior registra en lo que va de año un descenso del 30,7% en las migraciones por vía marítima hacia la península y Baleares

El Gobierno inyecta 30 millones de euros, que se suman a los 140 de la UE en Marruecos, para reforzar “la cooperación migratoria”.

Una patera en el Estrecho. / Salvamento Marítimo

raúl bocanegra

El ministerio del Interior cada quince días hace balance de las llegadas de embarcaciones y personas a las costas españolas. El último dato disponible recoge un descenso importante en las llegadas de emigrantes a la Península y Baleares -la mayoría de ellas se produce en las costas de Andalucía- por vía marítima en el primer semestre del año y también en este mes de julio respecto al año pasado. 

Hasta el quince de julio de este año, habían arribado 10.877 emigrantes en 334 embarcaciones. En el mismo periodo del año pasado, habían alcanzado el litoral 15.686 personas en 633 naves, es decir 4.809 migrantes y 299 pateras menos. Esto supone un descenso del 30,7%, según los datos del Gobierno de España, si nos atenemos a las personas, y una caída del 47,2%, si atendemos a las embarcaciones.

De estos datos se extrae que la media de personas que llegan por embarcación es este año de 32,5 mientras que el año pasado era de 24,7. Interior no da datos del tamaño de las barcas, con lo que nada definitivo se puede decir, pero esta cifra apunta hacia la idea de que este año llegan menos pateras, pero lo hacen más cargadas.

Los datos de la primera quincena de julio prosiguen la tendencia marcada el resto del año. En estos primeros quince días del mes han arribado 31 embarcaciones y 1.213 personas. El año pasado, en el mismo período de tiempo lo hicieron 2.346 migrantes en 77 pateras. Esto supone una media de personas por embarcación de 39,1 por las 30,4 del mes de julio de 2018.

Numerosos expertos han vinculado el aumento o descenso de pateras y de emigrantes con las políticas seguidas al respecto por Marruecos y la presión efectiva que ejerza sobre las mafias que se dedican al transporte de personas hacia Europa. Este es, precisamente, un momento en que la Unión Europea está en la estrategia de inyectar dinero para reforzar lo que llaman “cooperación migratoria”, lo que podría alumbrar una explicación al descenso.

140 millones

El pasado mes de diciembre, la UE concedió a Marruecos 140 millones de euros para reforzar la cooperación migratoria y empujar a que se desplieguen actividades contra el tráfico de inmigrantes y la trata de seres humanos. Y este viernes, el Gobiermo en funciones ha aprobado otra ayuda, que se suma a la de la UE, de 30 millones de euros.

En concreto, según ha explicado la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, el Consejo ha autorizado la aplicación del fondo de contingencia para financiar un suplemento de crédito de 30 millones en el presupuesto del Ministerio del Interior para contribuir al despliegue de las autoridades marroquíes para que mejoren su capacidad de gestión fronteriza, recoge Efe.

De los 140 millones de euros que la UE destinará a apoyar a Marruecos, la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP) gestionará 40 millones y el International Center for Migration Policy Development (ICMPD), una entidad con sede en Viena otros 30. El resto será apoyo presupuestario directo para el país, que ya ha empezado a llegar a Marruecos.

Al final del proceso, la UE comprará para Marruecos más de 750 vehículos, drones, decenas de escáners, lectores de huellas dactilares, radares y otro equipamiento técnico.

“Marruecos es ya un socio sólido de la UE en la materia. Las autoridades españolas y marroquíes trabajan mano a mano cada día para controlar la frontera común”, escribía hace unos días en el diario marroquí 'Le Matin' el ministro de Exteriores español en funciones, Josep Borrell, que añadía que Marruecos hace, a su vez, un “gran esfuerzo” para gestionar sus fronteras con otros países.

“Para mí, la evidencia salta a la vista: Europa debe con toda urgencia dar un apoyo mucho más considerable en este ámbito, equivalente al que se le ha dado a otros países”, añadía. Marruecos ha trasladado a diversas autoridades españolas su malestar porque Turquía ha recibido 3.000 millones de euros, ampliables a otros 3.000 de la UE. Sin embargo, Borrell afirmaba recientemente que las situaciones no son comparables, porque Turquía tiene en su territorio “un millón y medio de refugiados que requieren cama, comida, escuela y hospital”, según recoge Europa Press.

Un cementerio

La llamada Frontera Sur se ha convertido en un verdadero cementerio, en un agujero que se traga las vidas con su carga de esperanza y sueño. Miles de personas han muerto ahogadas tratando de alcanzar una costa europea. Según las estimaciones que la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha publicado en este estudio en el Estrecho han muerto más de 6.000 emigrantes en las últimas dos décadas.

En su cuenta de Twitter, la periodista e investigadora especialista en migraciones y trata, Helena Maleno, ha dado cuenta de la muerte esta misma semana de Hanatah Soumah.

Escribe Maleno: “Se llamaba Hanatah Soumah y murió ayer -16 de julio- ahogada intentando llegar a España. Viajaba en la misma patera que su primo, pero el rescate para ella no llegó a tiempo. Su muerte era evitable”.

“Los 73 supervivientes nos alertaron por la tarde: la patera se desinflaba. Decidieron turnarse para pasar tiempo entre el agua y la embarcación. Solidaridad y cooperación para no ahogarse”, agrega.

"El rescate no llegó hasta la madrugada, cuando fueron localizados. Hasta entonces, los aviones militares de #Frontex presentes en la zona no sirvieron para socorrerles ni evitaron la muerte de Hanatah”, añade.

“Lo que demuestra lo necesarias que son las medidas que llevamos tiempo exigiendo: menos aviones militares y más medios aéreos civiles equipados con radares para salvar vidas. #MásManosMásVidas", remacha Maleno.

“El Gobierno de España ha sido pionero en la práctica de políticas restrictivas y de rechazo de inmigrantes. En toda Europa se ha desatado una verdadera guerra contra los migrantes y refugiados para evitar su llegada al continente. Se levantan muros y se instalan alambradas y concertinas. Se despliegan patrulleras y se ponen en marcha sistemas de vigilancia de todo tipo. Se externaliza el control de las migraciones para hacer que países de nulo respeto a los derechos humanos, como Marruecos, se conviertan en gendarmes de las fronteras europeas”, escribe la ONG en el estudio.

“Todo ello soportado por una falsa búsqueda de seguridad bajo un paraguas de ideologías extremistas nada respetuosas con los seres humanos. El resultado está a la vista. Son políticas fracasadas alimentadas por el negocio de la xenofobia, que no consiguen cumplir sus objetivos declarados de control y rechazo. Pero que en por el contrario provocan enormes sufrimientos y, como se ve, miles y miles de muertos”, remacha APDHA.

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