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Milagros parlamentarios

El hemiciclo del Congreso de los Diputados volvió a rozar ayer el lleno

GONZALO LÓPEZ ALBA

¡Milagro de santa Maravillas!', exclamó alguien en la tribuna de prensa. Después de varias semanas marcadas por la imagen de los escaños vacíos, el hemiciclo del Congreso volvió a registrar ayer una asistencia que, si no alcanzó el lleno total, sí superó ampliamente los tres cuartos de entrada.

Fue la noticia de la sesión de control, a la que devolvió aliciente el reencuentro entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Pero el milagro, que podría haberse alegado en defensa de la canonización parlamentaria de la monja, llegó tarde porque ya José Bono se había avenido a hacer acto de contrición socialista.

Atorados en la política del 'aquí te pillo, aquí te mato', según expresión utilizada por el líder de la oposición, no hubo lugar para otra maravilla que no fuera el acto insólito de un diputado, Ramón Aguirre, flagelándose en la plaza pública por el despiste que, dos semanas atrás, le impidió llegar a tiempo de cumplir con sus deberes de hacer oposición.

El PP, con su presidente a la cabeza, volvió a desplegar a sus huestes para atacar con el remake aznarista de 'paro, despilfarro y corrupción'. Pero no acaba de rematar el eslogan trinitario. Lo mismo es 'paro, desgobierno y despilfarro' que 'paro, recesión y desigualdades' o cualquier otra variante, lo que traslada la idea de que la idea no está clara.

¿Alguien tiene un plan?

Rajoy colgó a España el sambenito de 'país del paro', acusó a al presidente Zapatero de gobernar como si en vez de tal fuera un sastre remendón y concluyó que necesitamos 'un plan', aplicando la teoría de que a la oposición no le corresponde proponer soluciones sino criticar las decisiones.

Zapatero pronunció otra palabras maldita en su diccionario político. Dijo 'recesión' y ondeó la capa de la izquierda del socialismo con el compromiso de mantener las políticas de cohesión social con la espada de la inversión pública.

Visto que el duelo quedó en el brillo de los sables, hubo tremolina de la bancada conservadora para procurar el desquiciamiento de la vicepresidenta Fernández de la Vega. La insistencia de los diputados conservadores en el tumulto reprobador cuando ya se disponía a abandonar el hemiciclo arrancó una ovación espontánea de la bancada socialista, llamativa porque pocas veces demuestra capacidad de reflejos para improvisar coros.

Por los resquicios que dejaron la crisis y el intento del PP de convertir la cúpula de Barceló en prueba de despilfarro socialista, se coló un SOS de los que ponen los pelos de punta: 'Que lo mejor de África no se muera en el mar'.

La frase la pronunció Ana María Oramas, de Coalición Canaria, quien explicó a la Cámara que la política del Gobierno de lucha contra la inmigración ilegal ha logrado contener el número de los que llegan en pateras, pero las pateras llegan ahora cargadas de niños.

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