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Moción de censura Las enormes dificultades parlamentarias del nuevo Gobierno

Pedro Sánchez gobernará con 84 diputados, la Mesa del Congreso en contra y con mayoría absoluta del PP en el Senado. 

El secretario general del PSOE Pedro Sánchez, saluda al hemiciclo del Congreso, tras el debate de la moción de censura presentada por su partido. EFE/J.J. Guillén

Las caras de los socialistas tras la victoria Pedro Sánchez, en la moción de censura de Mariano Rajoy, contaban muchas cosas: en ellas se veía emoción, alegría contenida y, también, preocupación.

La victoria de este viernes le hace presidente, pero será el jefe del Ejecutivo que tendrá que torear más que ningún otro desde 1978. Nada más ganar la votación, en el patio del Congreso, alguien que sabe mucho de parlamentarismo decía: "No es que tenga seis miuras por delante, es que se los van a soltar todos a la vez; y la muleta es Unidos Podemos, que lo mismo se le revuelve también".

Legislar con 84 diputados

La cámara tiene 350 escaños. Los proyectos de ley se aprueban por mayoría simple (más síes que noes). El reparto actual de esas sillas se lo va a poner muy difícil a Pedro Sánchez.

De entrada, para aprobar cualquier proyecto o iniciativa necesitará más de 134 votos, que son los que tiene el PP; o más de 166, si PP y Ciudadanos votan juntos (134+32). Si Unidos Podemos vota junto con los socialistas, cuenta con 155 diputados, o lo que es lo mismo: PSOE y Unidos Podemos juntos no superan a la mayoría más previsible, en su contra, en muchos casos (PP+Ciudadanos).

Ciudadanos dice no tener nada clara todavía su nueva estrategia. Los responsables del partido naranja subrayan que el resultado de la moción de censura lo cambia todo. "Es una nueva partida", reconoce un dirigente.

En cualquier caso, este tablero obliga a los socialistas a tener que conseguir siempre apoyos de muchos grupos parlamentarios y muy dispares. Hay asuntos en los que ya se ve venir el quorum, como por ejemplo, para derogar la LOMCE o la ley mordaza o, para mejorar, la ley de memoria histórica; pero, es probable, que lo tengan mucho más difícil para subir el salario mínimo.

Contra la pinza PP-Ciudadanos en la mesa del Congreso

La Mesa del Congreso (el órgano de gobierno de la cámara) no cambia ni una coma. Seguirá teniendo 9 miembros: 3 del PP, 2 de Ciudadanos, 2 del PSOE y 2 de Unidos Podemos, y Ana Pastor continuará siendo la president porque la legislatura no ha terminado.

Es decir, que la pinza PP-Ciudadanos (tienen 5 de 9 votos) sigue vigente y pueden seguir aplicándola siempre que quieran. Por ejemplo, en las prórrogas de las comisiones parlamentarias, que tienen que ser aprobadas por esta mesa y que hasta ahora ha tendido a prorrogar mucho todas las iniciativas que no eran ni azules ni naranjas.

La excusa presupuestaria para vetar iniciativas, que se aplicó sin piedad hasta hace poco, permitió a la Mesa vetar todo lo que el Gobierno consideraba que le cambiaba en algo sus presupuestos.

Tanto impedimento se relajó tras la sentencia del Tribunal Constitucional que obligaba a justificar con números específicos, de las cuentas del año vigente, cada veto; además, ahora, será el nuevo Gobierno quién tenga la iniciativa para pedir a la mesa que estudie si se veta o no lo que sea.

Conviene recordar que varios grupos han vuelto a presentar a la mesa los proyectos de ley que fueron vetados en esta primera mitad de la legislatura por motivos presupuestarios, y que, esperan que, con la sentencia en la mesa, se vuelvan a valorar con mejores ojos pero seguirán siendo los mismos ojos.

Con la mayoría absoluta del PP en el Senado

El Senado cuenta con 266 escaños, de los cuales 147 están ocupados por senadores del PP, que tienen la mayoría absoluta. Esto debería preocupar porque todas las iniciativas legislativas tienen que pasar por allí, aunque también es verdad que, en cualquier caso, sean aprobadas o no, modificadas o aceptadas tal cual, después vuelven al Congreso donde tienen que ser ratificadas.

En los pasillos del Congreso, algunos diputados lo describen así: "el senado jode pero no mata". Lo que es seguro es que cualquier tramitación parlamentaria para este Gobierno va a ser mucho más larga. Algunos vaticinan, que como mínimo van a necesitar seis meses para ver una sola ley aprobada.

Siempre queda la vía del decretazo

Ante este panorama, muchos prevén que, queriendo o sin querer, Pedro Sánchez gobernará a base de decretazos. Un decreto ley no requiere más que la aprobación en consejo de ministros y su publicación en el BOE.

Lo haga o no, como ya le adelantó el portavoz del PNV, Aitor Esteban, desde la tribuna, va a tener un Gobierno “nada fácil, débil y con un PP enrabietado”.


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