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"No hay consenso suficiente para abrir nuevas nucleares"

Ministro de Industria. Quiere alargar la vida útil de las plantas actuales y dice que el Estado ayudará frente al déficit eléctrico

A. M. VÉLEZ / P. GONZÁLEZ

Sin corbata y a 26 grados, Miguel Sebastián (Madrid, 1957) recibió ayer a Público en su despacho del Ministerio de Industria. Ciego defensor del ahorro energético, sugiere que cambiará el mercado eléctrico y apuesta por alargar la vida útil de las centrales nucleares.

¿Se puede ahorrar tanto crudo con sólo 245 millones de euros?

Sí. El nuevo plan de ahorro será muy rentable para el país. Lo hicimos con el barril en unos 130 dólares; con esa inversión se ahorraban 4.000 millones. Hoy, a 118 dólares, a lo mejor son 3.500 millones. Una rentabilidad extraordinaria, sin parangón en ningún proyecto de inversión, público o privado. No recibe más dinero porque es muy fácil ahorrar el primer 10%. Es como el sobrepeso: los primeros kilos se van con muy poco esfuerzo. Vamos a ver pronto los resultados de esta campaña y estoy seguro de que este plan no será el último, sobre todo si los precios siguen altos.

¿Cuándo puede revisarse?

Habrá una primera evaluación en un año. Los resultados también dependen de la evolución económica: si, como parece, va a haber menos crecimiento, el consumo será menor. También cae la demanda si los precios suben. Otra parte de la caída será por éste plan y el anterior. No nos gusta el modelo del PP, basado en subir precios como única señal para el consumidor. Queremos que haya ahorro sin necesidad de subir precios.

¿Tampoco con la luz?

La hemos subido y hemos dado instrumentos para ahorrar, como los 49 millones de bombillas que regalaremos, el 15% del total. Ha sido objeto de chirigota, pero fuera de España ha sido muy bien acogido. No es una ocurrencia: lo hizo Reino Unido, por ejemplo. Aquí habrá un ticket con el recibo de la luz, para canjearlo en el supermercado. Habrá bombillas suficientes: no para cambiarlas en un día, pero sí en unos meses. Costará 105 millones y ahorrará 160 millones al año, por lo que el plan casi se amortiza el primer año. Estas bombillas son más caras que las incandescentes, pero duran ocho veces más y consumen hasta un 80% menos. Sorprenden los cálculos del PP. Dicen que costará 400 millones; para nosotros son 100. Pero sabemos como gestionan la economía. La gran pregunta es dónde irían los otros 300 millones.

¿Ganan demasiado las eléctricas con la tecnología hidráulica y la nuclear?

Estamos consensuando con el sector y los partidos una reforma de la ley para ajustar el verdadero coste de la generación. Y queremos racionalizar esa aberración, creada por el PP, que es el déficit de tarifa. Los consumidores ya han pagado su parte con la subida de la luz de julio; ahora, las eléctricas y el Presupuesto público se harán cargo del resto. El Estado debe asumir su parte porque el déficit se creó por una decisión de un Gobierno, aunque no fuera socialista.

¿Pagarán los Presupuestos del Estado la prima a las renovables?

Primero hay que evaluar el déficit de tarifa. La estimación de 2008 podría ser exagerada, por la buena hidraulicidad y el menor consumo.

Una forma de reducir el déficit es recurrir a la energía nuclear.

Con ocho reactores, no somos los más nuclearizados de Europa, ni los menos. Aportan el 20% de la generación y la idea es que a medida que suba la potencia instalada su peso baje. No hay previsto abrir nuevas centrales. Requeriría de un consenso político y social que ahora mismo no existe. Si en el futuro lo hay, estaríamos dispuestos a abrir el debate. Sí queremos optimizar la vida útil de las que hay, con inversiones que garanticen su seguridad, si de verdad quieren prolongar y agotar su vida útil. Si no, se irán cerrando como estaba previsto.

¿Y el basurero nuclear?

Se abordará en 2009. Estudiaremos las solicitudes de posibles localizaciones. A nadie se le va a imponer el ATC [Almacén Temporal Centralizado], tendrá que ser en la localidad que lo desee. Lógicamente, los pueblos con centrales están contentos con ellas y no les importaría tener los residuos. Pero tendremos que estudiarlo, puede haber más alternativas. No hay ninguna urgencia.

¿Qué va a pasar con las primas a la energía solar?

El sector debe tener claro que España va a ser el país de Europa que más lo apoye. Pero tiene que ser algo razonable, tanto en los ritmos de expansión como en su impacto en la balanza comercial: en 2007, importamos 2.500 millones de euros en paneles, sobre todo de Alemania, Japón y China. Queremos apostar por la fotovoltaica y crear empleo aquí, estimulando la producción de toda la industria asociada.

¿Tras la opa de Gas Natural sobre Fenosa, espera más movimientos en el sector energético?

El nuestro es un modelo menos intervencionista y más abierto a la inversión extranjera que el del PP. Siempre hemos dicho que preferimos grandes empresas energéticas españolas; interferir es otra cosa. Por eso nos parece razonable y buena esta solución española, frente a otras que habían aparecido en el runrún mediático, sobre empresas francesas y de otros países. Más operaciones, ni son deseables ni dejan de serlo, al final es el sector privado el que decide. El Gobierno regula, no hace operaciones. No juega al Monopoly ni, como jugaba al PP, a las siete y media, pasándose casi siempre.

Cuatro vocales afines al PP acaban su mandato en la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

Queremos consensuar la renovación con el PP y el resto de partidos. Hablé con [Cristóbal] Montoro hace muy poco, porque hasta entonces no había responsable de política económica en el PP, o había cinco o seis. Buscaremos una renovación sensata desde el punto de vista técnico, para que cumpla con su función de regulador independiente y lo despolitice. La mejor forma es pactar los nuevos consejeros. Algo que también es novedoso. Cuando llegó el PP dijo: aquí pongo los míos y adiós muy buenas. No hemos cambiado a los presidentes de grandes empresas, ni nombrado a consejeros a tutiplén, como hizo el PP, que nombró a doscientos y pico. No hay prácticamente ningún caso, exceptuando las de participación pública. Las empresas lo saben y están mucho más cómodas porque saben que el Gobierno es mucho menos intervencionista.

¿Se van a amortizar parte o todos esos puestos en la CNE?

Lo tenemos que hablar. A veces, siete [vocales] pueden hacer algo mejor que nueve. A veces, los consejos muy amplios no llevan a nada. Siete es un buen número.

¿Cómo es su relación con el vicepresidente Solbes?

Ese morbo siempre es una leyenda urbana que nunca se trabajó en desmentir. Con la vicepresidencia económica hay muchísima coincidencia. Apoyamos plenamente todas sus medidas. Solbes es el mejor ministro de Economía que puede tener España en estos momentos, tiene experiencia en gestionar crisis y sabe lo que hay que hacer. Tenemos una comunicación muy fluida y él apoyó todo este tema tan mediático de la corbata, es el único ministro de Economía que sale sin ella en su retrato. Fue el pionero del tema. Lógicamente, luego tenemos la discrepancia que tienen todos los Ministerios: nosotros queremos más dinero y su trabajo como ministro de Hacienda es intentar reducir todas las peticiones que crea no totalmente justificadas en materia presupuestaria. Además, nos consideramos un Ministerio que depende de la Vicepresidencia. La autoridad económica es el vicepresidente económico y el presidente del Gobierno. A lo mejor nos hubiera gustado ir más lejos con el ahorro o el Vive (ayudas para la renovación del parque de coches), pero tenemos que cumplir con un presupuesto prudente y entendemos y acatamos las decisiones de Economía. Por eso, ambos planes se han financiado exclusivamente con el presupuesto de Industria, sin el apoyo de ningún otro Ministerio.


¿Habrá más medidas anticrisis en el Consejo de Ministros del próximo día 14?

No. Este Gobierno ya ha tomado muchas medidas; en Europa se nos considera el más activo o activista con la crisis económica, o las crisis: de petróleo, de liquidez e inmobiliaria. En este último, somos de los más afectados; también por la del petróleo, porque somos muy dependientes. Por eso, es lógico que seamos tan activos. Ahora hay que evaluar la situación, que es bastante más complicada de lo que parecía hace meses. Este Gobierno tiene que ser prudente con las medidas, evaluar las que ya ha tomado y ver si son necesarias otras. La bajada del precio del petróleo va a permitir que la inflación se sitúe muy por debajo del 3% el año que viene. En 2009 habrá malas noticias por el lado de crecimiento y empleo y buenas en el del IPC. En inmobiliario hay poco margen de maniobra, porque el sector tiene que hacer el ajuste. Por el lado de la liquidez, se podría pensar en alguna medida, aunque el Banco de España insiste en que la situación no es mala.

¿España ya no interesa a la inversión extranjera?

En absoluto, la inversión extranjera directa está batiendo todos los récords históricos. Y cuando se ajusten los precios inmobiliarios, va a volver una fuerte demanda foránea de segunda residencia, que por cierto se está recuperando lentamente. Estamos hablando de 27.000 millones de inversión exterior directa. Lo que se está reduciendo es la inversión en cartera, más de corto plazo y más especulativa, que había sido muy alta en los últimos años. Es en parte consecuencia de un cambio en la percepción sobre la situación económica y financiera de España que rápidamente han recogido los mercados financieros. Ese dinero volverá cuando se recupere la confianza y llegue el ajuste de la economía española, que es verdad que está siendo más intenso de lo previsto, pero también más rápido. Y eso es bueno porque también será más rápida la recuperación.

La confianza de consumidores y empresarios está en mínimos.

La gente está asustada porque está hipotecada. Es fundamental arreglar la liquidez para que bajen los tipos de interés. Ése es el principal problema, una vez abordado el del petróleo; y cuando la situación del empleo no sea tan dramática como mucha gente cree que va a ser, volverá la confianza, la gente volverá a consumir y los empresarios, a invertir. Mientras, hay que actuar por el lado de las exportaciones, que van a tener un año muy bueno. También el déficit comercial, excluyendo el petróleo. Y sobre el turismo: estimular el número de visitantes y el gasto medio. El Gobierno tiene que reforzar la palanca de la demanda externa para compensar la demanda interna. Y eso va a dar un enorme soporte a la economía, que es mucho más abierta que en otras crisis. Y con un sector empresarial con mucha más experiencia internacional y muchos más cauces de penetración en mercados que no habíamos abordado, como China. Este gobierno hace lo que debe y lo que puede ante la crisis económica.

Hoy [por ayer] viaja a China. ¿Cuál es el objeto del viaje?

Además de ser preparatorio del que hará el presidente del Gobierno a final de año, buscamos la penetración de las empresas españolas, mejorar las exportaciones y atraer el turismo chino a España. Hay 60 millones de turistas chinos y aquí sólo vienen 60.000. Por nuestro lugar en el ranking mundial de turismo deberían ser de 1,5 a 2 millones.

China no respeta los derechos humanos. ¿No hay hipocresía respecto a otros países?

Tenemos relaciones diplomáticas con China, creemos que es un país muy relevante en el concierto internacional. Toda la UE tiene presencia allí y nosotros vamos a seguir la política europea. Lo que no puede ser es que seamos el país con el déficit comercial más grande de toda la UE respecto a China. Nuestro objetivo es reducirlo. No hacemos una apuesta especial por China, distinta de la de otros países europeos. Sólo estamos recuperando el terreno perdido.

Quiere que en 2014 haya un millón de coches eléctricos e híbridos. ¿Va a haber algún acuerdo con los fabricantes?

Tenemos una industria automovilística muy potente. Si Israel ha llegado a un acuerdo con una sola casa [Renault], nosotros lo haremos con más. Ya estamos en conversaciones con buena parte de las que están en España y con las eléctricas, cuya complicidad es necesaria. La historia económica de España está plagada de ocasiones en las que no cogió el tren. Esta vez sí, va a ser uno de los países pioneros. Tenemos una gran población urbana, que es el entorno para estos coches, y una gran apuesta por las renovables, cuyo talón de Aquiles es la falta de acumulación de la energía generada en las puntas. [Barack] Obama, dijo ayer [por el lunes] que va a apostar por los eléctricos y los híbridos. Él empezará a gobernar en enero y para entonces ya tenemos que tener el proyecto en marcha. Será una muy buena oportunidad para Seat, que hasta ahora no tenía proyectos de este tipo y estoy seguro de que va a unirse. El millón de coches en 2014 será un fracaso total, que estamos seguros de que no, o nos quedaremos muy cortos.

¿El Plan Vive podría revisarse con más ayudas?

Hasta agosto o septiembre no se verá su efecto. Posiblemente frene la caída del consumo y cuando veamos sus efectos, yo creo que habrá más dinero público para el Vive y a lo mejor podremos extenderlo. La gran crítica que ha recibido es que quince años (antigüedad del vehículo) son demasiados. Son 4,5 millones y si se cuentan los coches de trece a quince años (el plan dura dos años), son otros 1,2 millones. Es decir, 5,7 millones de posibles beneficiarios. Pero este Gobieno no es dogmático con sus medidas. Las toma pensando que son las mejores, pero será capaz de rectificar, ser flexible y reforzar o redirigir las medidas. Este Gobierno sabe escuchar y hablar con los sectores, y rectificará si no funciona algún plan.

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