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El opositor promete apoyo y el presidente pone tareas

El líder del PP alaba la reforma laboral de Aznar en 1997, que abarató el despido

M. J. GÜEMES / A. PARDO DE VERA

El líder de la oposición y el presidente del Gobierno se lanzaron ayer, por este orden, sendos mensajes de cómo generar “confianza y credibilidad”, el pilar fundamental para hacer frente a la crisis económica, lo único en lo que coinciden.

En un encuentro con lo más granado del empresariado español, ayer en la sede del PP, Mariano Rajoy criticó las políticas de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque, con la boca pequeña, le brindó su apoyo si el Ejecutivo se veía obligado a tomar “decisiones difíciles”. El presidente, en una comparecencia en La Moncloa con el primer ministro checo Mirek Topolanek, respondió a las pocas horas a Rajoy que la confianza empezase a generarla él reconociendo la fortaleza de nuestro sistema económico.

Rajoy acusó a Zapatero de “perder la carrera de la confianza y de la credibilidad” necesarias para que España consiga de los mercados internacionales la liquidez y el crédito que necesita su economía.

Y eso le pasa, según el presidente del PP, por “autoengañarse” con un análisis equivocado de la situación y por no llevar a la práctica las políticas conservadoras que tan buenos resultados han dado al Gobierno de José María Aznar en la “difícil” herencia económica que se encontró en 1996, tras el largo poder socialista, o en la crisis económica mundial provocada por el pinchazo de la burbuja tecnológica entre 2000 y 2002.

El líder de la oposición pidió “austeridad en las cuentas públicas” o “autofinanciación” mediante la “reinversión de los beneficios”, pero, además, ofreció volver la reforma del mercado laboral consensuada en 1997, esto es, al controvertido abaratamiento del despido de la ‘era Aznar’.

Mariano Rajoy, a pesar de las críticas recibidas por hacer referencia a los 180.000 inmigrantes que cobran el paro y los andaluces que se van a vendimiar a Francia, todavía tuvo palabras para los extranjeros. En esta ocasión, para aquéllos que reciben las ayudas de la cooperación española. Al presidente del PP le parece “bien” el esfuerzo del Ejecutivo en esta materia, “pero” —siempre hay un pero— mientras se incrementa esta ayuda, disminuye el presupuesto de Instituto de Comercio Exterior (ICEX). Aun así, al final de su discurso, Rajoy tendió la mano al Gobierno y le ofreció el apoyo del PP en el caso de que tenga que tomar “decisiones que no son fáciles para los dirigentes políticos”.

Zapatero no tardó en responder al líder conservador sobre su ofrecimiento de apoyo, y lo hizo, en apariencia, alegremente sorprendido, después de tanto tiempo escuchando los augurios catastrofistas y el rechazo casi visceral que el PP dedica a la política económica de su equipo.

El presidente del Gobierno contestó a Rajoy que, para generar confianza, “puede empezar diciendo que tenemos un sistema financiero sólido, a diferencia de otros países”, algo que los integrantes del Consejo de Ministros vienen repitiendo por activa y por pasiva ante un PP que le acusa de hacer un análisis poco realista.El líder de la oposición “puede continuar afirmando que tenemos cuentas públicas sólidas, que nos dan margen de maniobra”, siguió el jefe del Ejecutivo, y recomendó a Rajoy que termine “apoyando el diálogo social”, si el PP quiere “contribuir a la confianza”.

Por otro lado, el presidente del Gobierno recordó que el último dato de la inversión extranjera en España en lo que va de año, que ha superado a la de 2007 al alcanzar los más de 30.000 millones de euros.

Zapatero instó a Rajoy a exponer las iniciativas que considere necesarias, aunque sean impopulares, para que el Gobierno pueda tenerlas en cuenta. “Si quiere proponer algún recorte, está en su derecho; pero hablar de medidas no es proponer ninguna, es hacer retórica”, concluyó.

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