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Pablo Casado En el PP ven "infladas" las cifras de apoyos que vende Casado, que ya se presume ganador

Desde la candidatura del vicesecretario de Comunicación del PP dan por hecho que fagocitarán al equipo y a los compromisarios que iban a apoyar a María Dolores de Cospedal antes de que quedara fuera de la carrera sucesoria. 

Los dos candidatos a presidir el PP, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, charlan en la cena del Grupo Parlamentario Popular.

En Génova no compran el optimismo de Pablo Casado. El candidato a la Presidencia del PP presume de contar con el respaldo de cerca de 2.000 de los 3.184 compromisarios que designarán al sucesor o sucesora de Mariano Rajoy los días 20 y 21 de julio, pero tampoco aporta detalles para justificar este cálculo.

Fuentes de la formación conservadora afirman que las cifras de Casado están "infladas", y sostienen que aún queda mucha pista, y por tanto no puede dar el partido por ganado. Tampoco dan por hecho que los compromisarios que iban a votar a María Dolores de Cospedal, que no pasó a la segunda vuelta, vayan a decantarse directamente por Casado, por el mero hecho de que a priori su proyecto sea más parecido al de la secretaria general del PP.

Recuerdan que Soraya Sáenz de Santamaría, que se impuso a Casado por cerca de 1.560 votos, arrasó en Andalucía, la región que elige a un mayor número de compromisarios -al 18,2% del total de 3.184-. También recalcan que en esta misma región cuenta con el respaldo de todo un experto en ganar congresos: el vicesecretario de Política Territorial y exlíder del PP andaluz, Javier Arenas.

Pese a ello, esto no es óbice para que el rival de Santamaría ya venda que cuenta incluso con los apoyos que antes eran de Cospedal. Este martes, desde su candidatura afirmaban que la campaña de la secretaria general ya estaba "integrada", y que tenían una estrategia conjunta.

Estos mensajes no gustaron al equipo de Cospedal. Desde su entorno evitaron dar detalles, insistiendo en que es Casado quien debe aclarar estas palabras, y recordaron que aún quedan diez días hasta el congreso, y que por tanto nadie puede vender la piel del oso antes de haberlo cazado.

Pablo Casado habla con María Dolores de Cospedal en la cena del Grupo Parlamentario Popular.

Pablo Casado habla con María Dolores de Cospedal en la cena del Grupo Parlamentario Popular.

Subida de tono sobre Catalunya

La subida de tono en la campaña interna desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta, el jueves, fue evidente. Y, si bien durante el fin de semana Casado firmó el grueso de los reproches a su rival, desde la candidatura de Santamaría criticaron el lunes la "enorme falta de experiencia política" de Casado, además de describirlo como un rival fácil de abatir en un debate al que la exvicepresidenta se resiste, y que previsiblemente no tendrá lugar.

Este martes, consciente de la radicalización del discurso de Casado, y de las críticas que vertió contra ella por la actuación del Gobierno en Catalunya, Santamaría denunció que en esta región se practica "el apartheid, indudablemente".

Por otra parte, y a pesar de la insistencia de Santamaría, hasta la fecha los candidatos no han anunciado cuándo se citarán en privado; la exvicepresidenta quiere dialogar para rebajar la tensión e intentar integrarlo en su lista, y él opta por un debate, por el cara a cara ante los medios de comunicación. De hecho, y a pesar de que no cesan las voces del partido que abogan por una lista conjunta, esta opción sigue alejándose.

Ambos candidatos se han visto por primera vez desde el anuncio de los resultados este martes, en la cena del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso. A ella han asistido tres de los cuatro candidatos que no pasaron a la última ronda: Cospedal, José Manuel García-Margallo y José Ramón García-Hernández.

Pablo Casado junto a otros dirigentes del PP en la cena del Grupo Parlamentario Popular.

Pablo Casado junto a otros dirigentes del PP en la cena del Grupo Parlamentario Popular.

Durante la tarde del martes se especulaba con un posible encuentro entre Santamaría y Casado antes de la cena, pero una vez más el viento se llevó los llamamientos al diálogo. La tensión sube, y la candidatura de consenso parece hoy casi un imposible.

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