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Rajoy recurre a Aznar para intentar frenar la fractura de la derecha

El presidente invita a su antecesor a la Convención Nacional del PP para apaciguar el malestar del ala dura. Génova planea un acto con víctimas del terrorismo en el cónclave de Valladolid y recuperar su confianza.

ANA PARDO DE VERA

En su ofensiva por recuperar el voto de la derecha-a-la-derecha del Partido Popular, Mariano Rajoy ha trasladado a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, su 'máximo interés' por que el expresidente José María Aznar participe en la Convención Nacional de Valladolid, prevista para el 31 de enero y los 1 y 2 de febrero. La número dos del PP ya aseguró públicamente hace dos meses, durante una rueda de prensa en la sede nacional del partido, que 'por supuesto', el presidente de FAES sería invitado a la Convención, ésta que aún no tenía fecha.

Ahora, además y a pesar del distanciamiento -público y privado- del que han hecho gala Aznar y Rajoy en los últimos meses, éste ha tirado de pragmatismo y quiere recurrir al expresidente del Gobierno para que le ayude a cerrar la brecha cada vez más profunda entre el PP oficial -el que no se desvía del discurso del jefe del Ejecutivo- y el ala más dura del partido, que encabezan veteranos dirigentes como Jaime Mayor Oreja o Esperanza Aguirre, siempre con la crítica a punto contra la gestión del Gobierno en materias como la política antiterrorista o en relación con el independentismo catalán. Una fractura de la que, precisamente y de forma más directa, habló la esposa de Aznar y alcaldesa de Madrid, Ana Botella, durante una conferencia en Madrid.

José María Aznar aún no ha dado respuesta a Rajoy sobre si estará o no en Valladolid. Su equipo de FAES explica que el expresidente está de viaje internacional y aún no ha cerrado su agenda para los próximos días. Pero en el PP están prácticamente seguros de que acudirá, aunque no sería la primera vez que se ausenta: lo hizo en 2009 de la Convención de Barcelona, aunque en esta ocasión, fue porque el partido lo invitó pero sin darle opción a intervenir. Esta posibilidad no la contemplan ahora los conservadores, que podrían incluir la intervención de Aznar en la inauguración del encuentro, junto a la de Cospedal, y siempre que el presidente de FAES acepte acudir.

El de Valladolid es el primer cónclave de esta envergadura que el Partido Popular celebra con Rajoy en La Moncloa (el último fue en octubre de 2011 en Málaga, con el PP acariciando el poder) y después de meses de desplantes públicos entre Aznar y el presidente del Gobierno. Desde la entrevista que el primero concedió a Antena 3 y en la que no ahorró ni una crítica a la gestión de Rajoy en mayo de 2013 hasta el plantón que Gobierno y cúpula conservadora dieron al expresidente en la presentación de su segundo tomo de memorias, en noviembre.

La fuga de votos y apoyos en el ala más conservadora del PP tiene al presidente preocupado, por lo que ha iniciado una visible ofensiva para tratar de neutralizarla de cara a las elecciones europeas del 25 de mayo. El de dar al discurso de Aznar un lugar relevante en la Convención de finales de mes a pesar de las críticas de aquél es sólo un gesto más de Rajoy, a los que se suman la reciente luz verde a la ley Gallardón del aborto, el endurecimiento del discurso frente a Catalunya, la salida de la ley de seguridad ciudadana o la negativa tajante a hablar con el lehendakari Iñigo Urkullu sobre la política penitenciaria de los presos de ETA en la reunión que tienen pendiente en La Moncloa y que no debería retrasarse más allá de febrero. 'No se cambiará' esta política, aseguró Rajoy el martes, antes de regresar de su viaje a Washington.

En este sentido, precisamente, Europa Press informaba ayer sobre la intención del Partido Popular de celebrar un acto con víctimas del terrorismo en la propia Convención Nacional, previsiblemente el día 1 de febrero, según la agencia de noticias. Son las asociaciones de este sector, a las que Rajoy recurrió antes de llegar a La Moncloa para hacer la oposición más dura al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el que ha arremetido con más fuerza contra el Ejecutivo del PP por su política antiterrorista y la derogación de la doctrina Parot, que las víctimas creen que Rajoy podría haber evitado.  

También la elección del candidato del PP a las europeas se ha encuadrado en esta ofensiva de recuperación de apoyos emprendida por Rajoy, al señalarse a Mayor Oreja de nuevo como número uno de la lista conservadora. Sin embargo, esta opción parece ir perdiendo apoyos conforme se acerca la fecha en la que el líder del PP debería anunciar el nombre del elegido. La razón, argumentan en el partido, es la distancia abismal que separa a ambos exministros de Aznar, aparte de que, aunque Mayor Oreja atraería el voto más conservador, el presidente no está seguro de que sea un buen candidato para el resto, la mayoría de votantes. Y Rajoy no quiere arriesgar nada en unas elecciones para las que las encuestas no le son en absoluto favorables.

El presidente del Gobierno sin embargo, no ha podido evitar que la fractura del PP se materialice por primera vez en dos décadas. Hoy mismo se presenta en Madrid una nueva formación política (Vox) de la mano del exdirigente vasco del PP, Santiago Abascal, y de José Antonio Ortega Lara, respaldados por descatados nombres del entorno de FAES y del propio Aznar (el intelectual José Luis González Quirós o Ana Velasco, la hija del comandante asesinado por los etarras en 2011 Jesús Velasco, entre otros). Pero sobre todo, el partido de Abascal y Ortega Lara ilustra a la perfección la herida por la que sangran las víctimas debida a la 'tración' del Gobierno, ya que el presidente de la Fundación Denaes y el funcionario de prisiones al que ETA secuestró durante 532 días (1996-1997) han estado muy implicados en la vigilancia y denuncia de las políticas antiterroristas de los gobiernos socialista y, ahora, conservador.

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