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PSC: el ocaso del gran partido municipalista de Catalunya

La formación afronta las elecciones del 24 de mayo en el peor momento de su historia y en pleno descenso de apoyo ciudadano

Fernández Vara e Iceta, hace unos días en el Comité del PSOE. EFE/Ángel Díaz

MARC FONT

BARCELONA.- Las elecciones locales del 24 de mayo pondrán en juego el poder municipal que todavía tiene el PSC. Se trata del último bastión de un partido que no hace tantos años era hegemónico en Catalunya y que ahora pasa por su momento más difícil, con una acelerada disminución de apoyo ciudadano y, por lo tanto, de peso institucional. Históricamente, los socialistas catalanes han tenido en los municipios su gran base de poder. Durante décadas, mientras CiU acumulaba legislaturas al frente de la Generalitat, prácticamente todas las grandes ciudades de Catalunya tenían un alcalde del PSC. En 2003, la llegada a la presidencia del ejecutivo autonómico del socialista Pasqual Maragall -al frente del gobierno tripartito- marcó el inicio de la etapa de mayor peso institucional del partido.

Al mismo tiempo, empezó el declive del PSC, sólo con algunas excepciones. En 2010, la formación perdió la presidencia de la Generalitat y con 28 diputados obtuvo su peor resultado en las elecciones autonómicas, un suelo que bajaría en 2012 cuando se quedó con sólo 20 representantes en el Parlament. En 2011 no ganó las elecciones municipales en Catalunya, un hecho insólito desde la recuperación de la democracia. Con el 25,1% de los votos -perdió más de 200.000 y siete puntos de apoyo en relación a los comicios de 2007- quedó por detrás de CiU y algunas de sus alcaldías históricas, como Barcelona, Badalona, Girona, Reus o Mataró, cambiaron de manos. Los resultados también implicaron que el PSC dejara de gobernar en la Diputación de Barcelona, un feudo tradicional. Meses después, en las elecciones generales de 2011, el partido sólo obtuvo 14 diputados en el Congreso, su mínimo histórico.

Al menos de momento, nada hace pensar que el descenso se haya detenido. Según el último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) -el equivalente al CIS catalán-, la formación liderada por Miquel Iceta se quedaría con 11 o 12 diputados en el Parlament -ahora tiene 20- y con sólo 5 o 6 escaños en el Congreso. Por lo tanto, la cita con las urnas del 24 de mayo es clave para el PSC, que todavía conserva la alcaldía de importantes municipios en el cinturón metropolitano de Barcelona, aparte de capitales provinciales como Tarragona y Lleida, y grandes ciudades como Sabadell y Terrassa.

Antoni Fogué, expresidente de la Diputación de Barcelona y secretario de Política Municipal del partido, se muestra convencido de que “los resultados nos irán mejor de lo que algunos creen, pero pase lo que pase el PSC no se va hundir”. En declaraciones a Público, Fogué añade que “creemos que consolidaremos resultados y aumentaremos el número de gobiernos de los que formamos parte, a pesar de que esto no significa que incrementemos nuestro apoyo en votos, ya que habrá una mayor atomización y fragmentación”. El dirigente socialista admite que los resultados obligarán a llevar a cabo una “política de pactos” para formar gobiernos y asume que las “mayorías absolutas quedarán reducidas a la mínima expresión”. Entre las principales ciudades catalanas, el PSC mantiene la mayoría en Lleida, Cornellà de Llobregat y Granollers.

Descenso de candidaturas

El simple objetivo de “consolidar” los resultados de 2011 puede parecer utópico. El 24 de mayo, el PSC presentará listas sólo en el 53% de los municipios catalanes, pasando de 711 candidaturas a poco más de 500. Con todo, llegará al 90% de la población. Responsables de la formación, empezando por Miquel Iceta, han reconocido las dificultades para cerrar listas, sobretodo en poblaciones del interior de Catalunya. En este territorio, en muchos casos el partido no concurre a las elecciones municipales bajo sus siglas, sino con el paraguas de Progreso Municipal (PM).

En la provincia de Barcelona y, sobretodo, en el área metropolitana de la capital catalana, es donde el PSC se juega gran parte de sus alcaldías. Y es precisamente aquí donde han aparecido más nuevas candidaturas de izquierda que se dirigen, al menos parcialmente, al tradicional votante socialista. El ejemplo paradigmático es Barcelona en Comú, la lista encabezada por Ada Colau y formada por Guanyem, ICV, EUiA, Podemos y Procés Constituent. Según una encuesta reciente de La Vanguardia, Barcelona en Comú sumaria 10 concejales y lucharía con CiU por la victoria, mientras que el PSC se hundiría, pasando de 11 a 5 ediles. Con distintos nombres y actores -no siempre reúnen a las mismas formaciones-, las candidaturas de confluencia de la izquierda también estarán presentes en Badalona, L'Hospitalet de Llobregat, Sabadell, Cornellà, Santa Coloma de Gramenet,...Pero la amenaza de pérdida de votos no viene sólo de la izquierda, sino que también se debe tener en cuenta el auge de Ciutadans (C's), el partido de Albert Rivera que, según todas las encuestas, capta sus votos básicamente del PP y también del PSC.

Escisiones por la cuestión soberanista

Los escándalos de corrupción, como el caso Mercurio en Sabadell -que provocó la dimisión y reciente condena a prisión del exalcalde Manuel Bustos- tampoco ayudan a un partido que, hasta el momento, ha sido uno de los grandes damnificados por el auge soberanista en Catalunya. De hecho, la adscripción inequívoca del PSC en el bloque que defiende la continuidad del territorio en el Estado español y su tibio apoyo al derecho a decidir han provocado la aparición de distintas escisiones que agrupan a los socialistas soberanistas, con más peso en el interior y en la provincia de Girona que en la región metropolitana de Barcelona. Las más importantes son el Movimiento de Izquierdas (MES, según sus siglas en catalán) y Avancem.

Ambas participaran en las elecciones municipales del 24 de mayo, en algunos pocos casos con candidaturas en solitario y en la mayoría en coalición con ERC o ICV. MES, que cuenta en sus filas con exconsellers socialistas de la Generalitat como Montserrat Tura, Joaquim Nadal, Ernest Maragall o Antoni Castells, concurrirá con ERC en 70 municipios, entre los que destacan L'Hospitalet de Llobregat, Mataró, Sant Cugat del Vallès, Terrassa, Badalona, Reus, Girona o Tarragona, mientras que con ICV-EUiA lo hará en unos 20, como Castelldefels, Vilafranca del Penedès o Cerdanyola del Vallès. Avancem, por su parte, ha cerrado un acuerdo con el partido de Oriol Junqueras en 30 municipios, en los que destaca también Badalona, aparte de Sant Adrià del Besós o Mollet. Con ICV-EUiA se ha aliado en las Tierras del Ebro y, en el caso más sorprendente, concurrirá junto a CiU en Girona.

Fabián Mohedano, coordinador de campaña e impulsor territorial de Avancem, expone a Público que Girona es un “caso excepcional que probablemente no se repetirá en muchos sitios”. Mohedano, que fue miembro de la ejecutiva del PSC, añade que la alianza “está hecha en base a un acuerdo programático, con un programa que es absolutamente socialdemócrata”. A la hora de explicar el porqué de la aparición de Avancem, Mohedano expone que “nacimos para ayudar a la recomposición del centroizquierda en Catalunya”, y continúa afirmando que “los ciudadanos han empezado a decidir que pivota entorno a ERC y nosotros queríamos contribuir con el acento socialista”. A la hora de decidir la política de alianzas locales, el dirigente de Avancem pone en valor cuestiones como la “regeneración y la renovación generacional” para evitar pactos con personas que acumulan décadas de poder.

La coordinadora de Territorio de MES, Magda Casamitjana, expone que en su caso se han centrado en los “valores socialistas y de la izquierda” y en la cuestión nacional han fijado un mínimo en el apoyo incuestionable al “derecho a decidir” de los catalanes. Respecto a su relación con Avancem, que al fin y al cabo es una formación que surge del mismo espacio, Casamitjana se muestra convencida de que “a la larga tendríamos que confluir”. Mohedano, por su parte, matiza que está seguro que con MES “nos entenderemos y hablaremos” pero de lo que se trata es de “crear un nuevo polo y no reproducir las contradicciones que había en el PSC”.

“Deriva muy cerrada”

Magda Casamitjana, que fue alcaldesa del municipio costanero de Roses (Girona) por el PSC, considera que su antigua formación tendrá una “bajada muy notable de votos” y perderá concejales y alcaldes en las elecciones municipales, pero “no sólo porque nosotros nos hemos ido, sino porque ha hecho una deriva muy cerrada que ha arruinado lo que era un partido grande y abierto”. Fabián Mohedano añade que es “la ciudadanía la que decide que el PSC no tenga el peso que ha tenido hasta ahora, no la aparición de Avancem o MES” y subraya que en su caso apuestan por una nueva etapa “no únicamente por la cuestión soberanista, también por una cuestión de cultura política”. Como contrapartida, Antoni Fogué, que ahora mismo es vicepresidente cuarto de la Diputación de Barcelona, opina que el “PSC es una pieza clave para el futuro político de Catalunya”.

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