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El PSE, cuarto partido de Euskadi, consigue sellar una coalición con el PNV

A pesar de los pésimos resultados obtenidos en las elecciones autonómicas, los socialistas han sido los elegidos por Urkullu para alcanzar un pacto de gobierno, como ya ocurrió del 86 al 94. Tanto EH Bildu como Elkarrekin Podemos critican el acuerdo.

Íñigo Urkullu e Idoia Mendia durante una reunión para llegar a un acuerdo de gobierno / EUROPA PRESS

DANILO ALBIN

@danialri

BILBAO. - Primero fue un secreto a voces. Luego, una película con final predecible. Y ahora, una historia repetida: tal como se preveía, el PNV ha alcanzado un acuerdo con el PSE que se plasmará en un gobierno de coalición. Vuelven los años de acuerdos entre socialistas y nacionalistas, siempre con clara preponderancia de estos últimos. Solo hay una diferencia: esta vez, el socio de Iñigo Urkullu apenas tiene nueve escaños.

Siguiendo el guion previsto, las respectivas direcciones de PNV y PSE han cerrado el fin de semana con el acuerdo ya negociado. Será este lunes cuando la Asamblea Nacional del partido de Andoni Ortuzar y el Comité Nacional de la formación que dirige Idoia Mendia ratificarán lo pactado por sus líderes y que se resume en tres consejerías para los socialistas en un gabinete que tendrá en total 10 áreas, dos más que en la actualidad.

Según se ha conocido este domingo, los socialistas ya tendrían aseguradas las carteras de Transporte y Empleo y Políticas Sociales. Falta confirmar cuál será la tercera, aunque está claro que el PNV mantendrá el control de las áreas con mayor peso, como Seguridad o Hacienda. De esta manera, peneuvistas y socialistas continúan el camino que ya empezó a transitarse tras las elecciones municipales de 2015, en la que ambos partidos alcanzaron acuerdos de gobernabilidad en las principales ciudades vascas.

Sin embargo, hay que retrotraerse hasta los años ochenta y noventa para encontrar el último ejemplo de gobierno de coalición a nivel de la Comunidad Autónoma Vasca: entre 1986 y 1994, ambas formaciones mantuvieron acuerdos similares al alcanzado ahora por los equipos negociadores de Urkullu y Mendia. La diferencia principal radica en que el PSE actual no es el mismo de aquellos años: en las elecciones del pasado 25 de septiembre, los socialistas cayeron hasta el cuarto lugar. En otras palabras, fueron los peores resultados de su historia.

En un escueto comunicado emitido este mediodía, PNV y PSE confirmaron que los “máximos dirigentes” de esta formación y del PSE “han alcanzado este fin de semana un preacuerdo programático y de estructura de gobierno que ambas formaciones someterán mañana lunes a sus respectivos órganos soberanos, la Asamblea Nacional jeltzale y el Comité Nacional socialista”. “La aprobación de este preacuerdo en los citados órganos implicará el voto favorable de los nueve parlamentarios del PSE-EE a la candidatura de Iñigo Urkullu y, si la investidura de éste prospera, la formación de un gobierno de coalición”, remarca el texto conjunto.

Las reacciones son diametralmente opuestas en EH Bildu, segundo partido más votado en las elecciones de septiembre. “El acuerdo de gobierno PNV-PSE no es bueno para este país, porque supone que no se produzcan avances cualitativos en los tres ámbitos que consideramos fundamentales: nuevo estatus, socio-economía y paz y convivencia”, indicó a Público el parlamentario Unai Urruzuno, integrante del equipo negociador de la izquierda independentista que hasta hace aproximadamente una semana intentó alcanzar algún tipo de acuerdo con Urkullu.

En efecto, los negociadores designados por el lehendakari mantuvieron reuniones –algunas públicas, otras no- con EH Bildu para explorar posibilidades de acuerdo. Sin embargo, la falta de conexión en política social y económica provocó el fracaso de las conversaciones. Además, el PNV comprobó que el margen de acuerdo con el PSE era mayor, lo que derivó en el pacto de coalición que se ratificará este lunes y que previsiblemente se firmará el martes. Para Urruzuno, se trata de un “acuerdo de gobierno de mera gestión, de parálisis, que no responde a los retos que tiene este país”.

Mientras tanto, la secretaria general de Podemos Euskadi, Nagua Alba, también reaccionó de manera categórica ante el acuerdo, cuya confirmación fue filtrada por la Radio y Televisión Pública Vasca (EITB) en las últimas horas. “Previsible e insuficiente”, fueron las palabras empleadas por la responsable del partido morado en una valoración de urgencia realizada en Donostia.

Alba definió al PSE como una “fuerza política de carácter nominalmente progresista que se diluye por motivos de supervivencia a base de sostener las políticas continuistas del PNV”. También advirtió que el gobierno de coalición, al carecer de mayoría absoluta, no podrá abordar “los problemas importantes de la ciudadanía”. Frente a ello, la responsable de Podemos señaló que “sigue existiendo una mayoría de progreso”, por lo que volvió a empezar a PSE y EH Bildu a “conformar una mesa a tres para explorar cuestiones” en las que puedan “trabajar conjuntamente, independientemente del rol que cada fuerza vaya a jugar” en esta nueva legislatura.

Un pleno, dos candidaturas

El pleno de investidura comenzará este jueves, cuando Urkullu conseguirá los votos suficientes por mayoría simple. En este escenario, el lehendakari estará obligado a buscar acuerdos circunstanciales con otras formaciones para sacar adelante determinados proyectos. En ese contexto, EH Bildu - ya anunció que presentará a su propia candidata, la ex presentadora de ETB Maddalen Iriarte, lo que le valdrá para escenificar su papel de oposición.

Por su parte, Elkarrekin Podemos ha adelantado que no sumará sus votos a una candidata “que no tiene ninguna posibilidad de ser investida”. La coalición independentista y el partido que dirige Alba suman 29 escaños, uno más de los que dispone en solitario el PNV. Sin embargo, la suma de nacionalistas y socialistas garantiza, aunque sin mayoría absoluta, que la candidatura de Urkullu saldrá adelante en la votación del jueves. La otra fuerza con presencia parlamentaria, el PP, dispone de nueve escaños. Su opción será la abstención.

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