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El PSOE andaluz coloca a Susana Díaz a un paso de la candidatura en Ferraz

2.000 socialistas, miembros del Gobierno andaluz y del partido, militantes y simpatizantes acuden desde las ocho provincias para encumbrar a la presidenta, a un paso de presentar su candidatura.

La secretaria general del PSOE andaluz y presidenta de la Junta, Susana Díaz (2d), junto a la expresidenta del PSOE Micaela Navarro (3d), durante el acto conmemorativo del Día de Andalucía organizado hoy por esta formación política. /EFE

Susana Díaz llegó a mediodía al hotel Renacimiento de Sevilla, un clásico de las convenciones socialistas al que le ha perdido el miedo: aquí se celebró el 38 Congreso federal del PSOE en el que Alfredo Pérez Rubalcaba le arrebató por 11 votos la secretaría general a Carme Chacón, en quien Díaz había volcado todos los avales andaluces. La presidenta de la Junta tardó 15 minutos en cruzar los 200 metros que separan el hall del escenario, abarrotado de militantes. Un día de viento y lluvia, un “día de perros”, dijo el periodista y conductor del acto, no ha frenado a los más de 2.000 militantes y simpatizantes que llegaron en autobuses y coches particulares de las ocho provincias andaluzas.

El aforo (500 sillas) se quedó minúsculo, y muchos de los asistentes tuvieron que seguir el mitin desde las afueras del hotel. El PSOE andaluz, la federación más potente y numerosa del país, ha hecho un despliegue de fuerza y de recursos cuatro días después del 28F, día de Andalucía. No para que Díaz anuncie su candidatura a liderar el partido, sino para que el partido tensione a los suyos, con nombres y apellidos, para que cuente avales y afine sus cálculos para ganar las primarias.

El acto se prolongó dos horas, más que cualquier mitin electoral, y en el cierre Susana Díaz volvió a defender un PSOE desacomplejado, que mire a sus orígenes y no trate de ser otra cosa. “Quiero un PSOE que diga a boca llena de donde viene y adónde va. Los que están aquí, sean o no del partido, quieren que el PSOE vuelva, un PSOE que sepa de donde viene, a quien se debe, a quién representa, y qué es lo que quiere para Andalucía y para España. Ese es el PSOE que yo quiero, del que me siento orgullosa, y que entre todos vamos a seguir construyendo”, sentenció.

El PSOE andaluz representa al 24% de la militancia de todo el país, contaba con 45.655 afiliados en 2014, en las primarias que dieron la victoria a Pedro Sánchez gracias a que Susana Díaz movilizó a los suyos a favor de su candidatura. Sánchez se quedó con el 60% del censo, frente al 20% de Eduardo Madina y el 15% de José Antonio Pérez Tapias. Ahora la andaluza prevé movilizar a los suyos para su propia candidatura, la que no se atrevió a presentar hace tres años, y el mitin de este sábado ha servido para tomar el pulso a la capacidad de movilización del socialismo andaluz. Los sanchistas se ven capaces de arrebatarle a Díaz hasta un 35% de apoyos en Andalucía, un porcentaje “optimista e irreal” para el entorno de la presidenta, pero de ser cierto pondría en apuros las expectativas de la sevillana. La victoria de Díaz depende de la uniformidad del voto socialista andaluz, igual que hace tres años sirvió para apuntalar a Pedro Sánchez.

Bajo la excusa de celebrar el día de Andalucía, el PSOE-A hizo un despliegue de fuerza, de afiliados y de recursos, reservando el salón principal de uno de los hoteles más grandes de Sevilla, fletando autobuses, contratando una señal de satélite para que las televisiones pudieran seguir el mitin de Susana Díaz en directo, e instalando una cámara con grúa (cabeza caliente), la misma que se usa en los mítines electorales.

Entre la multitud que arropó a la presidenta andaluza estaba toda la cúpula del poder orgánico e institucional andaluz: consejeros del Gobierno, viceconsejeros, directores generales, secretarios provinciales del partido, secretarios locales y demás cuadros medios. Pero sobre todo, a la llamada de Díaz han acudido militantes de base, cientos, que han hecho el viaje desde sus municipios en Málaga, Granada, Jaén, Córdoba o Cádiz, un viaje organizado por sus alcaldes y agrupaciones socialistas. De Marbella, por ejemplo, destacaba un grupo de personas mayores uniformados con petos y sudaderas rojas del PSOE, que entraron en fila y plantaron una pancarta de apoyo a Díaz en la puerta del hotel.

La edad media del público que rodea a la presidenta andaluza ronda los 55 años, un dato clave en dos sentidos: uno, porque evidencia que los seguidores de Pedro Sánchez (recordando el mitin de Dos Hermanas) son más jóvenes; y dos, porque la edad media de los seguidores de Susana Díaz es la edad media del militante del PSOE andaluz, y son estos los que van a votar en las primarias para elegir al futuro secretario general del partido. Quizá por esto, para constatar que “no es lo mismo llenar un acto de simpatizantes que de avales”, en el acto de hoy de Sevilla muchos militantes entraron con su carné del PSOE en la mano. “Yo puedo votar y voy a votar a Susana”, decía Matilde, de Marbella.

Diagnóstico positivo

Es inevitable que el acto se lea en clave orgánica, en pleno escenario precongresual, y con todos los ojos puestos en Susana Díaz a la espera de que anuncie su candidatura a liderar el PSOE. La sevillana, sin embargo, nunca tuvo intención de solapar sus ambiciones por liderar el partido con la agenda institucional del Gobierno andaluz, y mucho menos en el entorno de las efemérides del 28F. Precisamente ahí es donde le golpean sus críticos dentro y fuera del partido, esa dualidad que, según sus rivales, no le permite ni estar al 100% en la Junta ni en la reconstrucción del PSOE.

El acto de este sábado estaba pensado para que el Ejecutivo andaluz y su presidenta sacaran pecho, desplegaran orgullo del trabajo que hacen todas sus consejerías, y para ello se pensó dejar que fueran los trabajadores quienes pusieran voz al Gobierno: un médico de Granada, “amigo del consejero”, una maestra de la escuela pública, una cuidadora social, una investigadora médica, un universitario, un joven emprendedor… Díaz ha delegado en ellos su discurso triunfalista, carente de autocrítica, y al margen de las movilizaciones y protestas que se viven en las calles. Singularmente chirriante sonó el alegato que lanzó el médico de Granada, una provincia que ha visto manifestarse tres veces a más de 50.000 personas, que ha obligado al Gobierno andaluz a rectificar su política de fusión hospitalaria, le ha costado la cabeza a la cúpula de la Consejería de Salud, y ha puesto la gestión sanitaria en el ojo del huracán. “A pesar de la crisis, la población no se ha resentido ni un ápice en la calidad de la sanidad pública andaluza”, dijo Juan el médico.

Ha sido un acto muy andaluz, precedido por los tangos flamencos de Marina, repleto de banderas blancas y verdes, difícil de imaginar que la presidenta anunciase su candidatura al PSOE federal en un escenario así. Todos los discursos previos a Díaz fueron complacientes. Una vez más, la sevillana ha esgrimido el espíritu “integrador” del 28F para proyectarlo al resto de España, para enlazar con el modelo federal que propone el PSOE: el pacto federal, la reforma del Senado, “que no haya una España de primera y otra de segunda”, un mejor reparto de competencias, “que cambie conflicto por dialogo”, un nuevo modelo de financiación sostenible, “un pacto que no nos separe, que nos una”. La palabra que más ha repetido Susana Díaz es “sumar”, tan válida para el problema territorial de España como para el abismo de la fractura interna que vive el PSOE. “Los andaluces volveremos a estar a la altura, no le hemos fallado nunca al PSOE, Andalucía y España necesitan la visión de los socialistas andaluces”, dijo Díaz, remarcando que lo que da legitimidad a su posible candidatura es “la razón y los votos”. “Los andaluces, allí donde van, integran, suman, y hacen más fuerte esos lugares”, añadió.

La presidenta andaluza volvió a ofrecer un diagnóstico amable y triunfalista de su gestión en el Gobierno andaluz, defendiendo la sanidad y la educación pública, hablando de investigación, desarrollo, robótica… “No queremos ser los simpáticos del sur, sino los talentosos, la gente honrada y formada”, dijo. Díaz tiene una explicación clara de por qué Andalucía es la única comunidad donde no ha gobernado otro partido distinto al PSOE desde que se instauró la autonomía. En su relato, es difícil distinguir “los valores socialistas de los valores andaluces”, porque la presidenta los usa indistintamente, como si fuera la misma cosa. “Cada vez que el PSOE-A defiende aquello en lo que cree, sus valores, sus ideas, está defendiendo Andalucía”, avisó. Hubo ausentes notables al mitin de Díaz: no estuvieron los expresidentes de la Junta, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, tampoco Rafael Escuredo, principal impulsor de la autonomía andaluza, que sí estuvo el año pasado. De los expresidentes, el único, en primera fila, fue José Rodríguez de la Borbolla.

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