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El PSOE en la oposición en Andalucía Díaz defiende a Sánchez y llama a la unidad y movilización de la izquierda para frenar a la derecha y a los ultras

La expresidenta, tras perder el Gobierno, modifica de manera relevante los ejes discursivos que había venido manteniendo hasta ahora

La presidenta de la Junta en funciones, Susana Díaz, a su llegada el pasado mes de diciembre, al Parlamento de Andalucía en Sevilla, que celebra la sesión constitutiva de la XI legislatura. EFE/Raúl Caro

raúl bocanegra

Susana Díaz, después de perder el Gobierno andaluz esta semana, se dio un baño de autoestima en Sevilla, su ciudad, en un acto de modestas dimensiones, cariñoso, con su gente, en el que agarró la bandera feminista, “feminismo es igualdad; es socialismo” y, por segunda vez (después de su réplica a Juanma Moreno) en cuatro días abrochó un discurso breve, directo, nítidamente de izquierdas, bien diferente al que ha venido enarbolando estos últimos años como presidenta de la Junta, que ha sido, salvo en momentos puntuales, mucho más centrado y, por decirlo así, de Estado. Se la vio cómoda en este discurso, libre de ataduras institucionales.

En él, en resumen, levantó la bandera de Andalucía, la de la memoria histórica, la de la enseñanza pública; defendió la legitimidad del Gobierno de Pedro Sánchez frente a los feroces ataques de la derecha y de la ultraderecha que pretenden deslegitimarlo; llamó a la unidad de la izquierda para resistir la ofensiva conservadora que amenaza con conquistar ayuntamientos y autonomías por todo el país, y arremetió con dureza contra Albert Rivera. En definitiva, una transformación profunda y relevante de los ejes discursivos que Díaz había venido manteniendo hasta ahora y que la expresidenta, según las fuentes consultadas, va a mantener en los próximos tiempos.

Existe un refrán popular que dice: Adaptarse o morir. Díaz, que busca recuperar el Gobierno de Andalucía cuanto antes, ha elegido adaptarse y lo cierto es que en el frente andaluz se ha puesto el traje de oposición con más rapidez que Moreno el suyo de presidente. “Ya queda un día menos para volver a gobernar en Andalucía”, dijo esta mañana. Y en el frente orgánico, Díaz defendió a Sánchez y desveló una conversación con Felipe González: “He hablado con Felipe. Estoy bien. Las mujeres andaluzas somos así. [Me dijo Felipe] uno tiene que saber estar en el Gobierno y en la oposición. Y más cuando se han ganado las elecciones”.

El también expresidente José Luis Rodríguez Zapatero salió esta semana a defender a Díaz, quien también reveló al día siguiente de que la vicepresidenta, Carmen Calvo, y el ministro de Agricultura, Luis Planas, pusieran en cuestión su liderazgo, el pasado viernes otra “cariñosa” conversación con el mismo presidente Sánchez.

La unidad de la izquierda

Díaz defiende desde hace tiempo que el conflicto orgánico en el PSOE se terminó con las primarias que ella perdió y que ganó el hoy presidente Sánchez. Sin embargo, la tregua que se dio entre ambos tras la llegada de Sánchez a La Moncloa, se rompió al día siguiente de las elecciones andaluzas, que Díaz ganó, pero con un resultado que permitía a la derecha tomar el control de la Junta por primera vez con la ayuda de la ultraderecha. Ferraz olfateó una ocasión de liquidar a Díaz, una vez perdido el Gobierno andaluz, y desenterró el hacha de guerra. Está por ver si no iniciaron una estrategia equivocada. Ahora, los dirigentes de Ferraz, que no ocultan sus ganas de liquidar a Díaz, mantienen abierta una especie de guerra de guerrillas, psicológica, que persigue erosionar la resistencia de la expresidenta.

Cuando llegue el momento de cerrar las candidaturas municipales, podrá comprobarse hasta dónde quiere llevar Ferraz la guerra con Díaz y hasta dónde va a llegar esta a la hora de defenderse. Se podría decir que hoy en el PSOE de Andalucía conviven tres bloques, el que apoya a la expresidenta, ahora mismo sumido en un estado anímico cercano a la tristeza, a la melancolía; el que va con Sánchez, que atisba una ocasión de tomar la sede de San Vicente, y busca sumar efectivos por la vía de menear el árbol, y un tercer grupo, compuesto fundamentalmente por gente que se hace preguntas. Para hallar la ultima referencia disponible al respecto de la correlación de fuerzas entre ambos sectores hay que  remontarse a las primarias federales. Andalucía fue el único territorio en el que ganó Díaz y lo hizo con el 67% de los votos. Es decir, un tercio del partido, un 33%, no estaba entonces con ella.

Díaz: "Cuanto más dividida está la izquierda, más fratricida, más cainita, más fuerte están la derecha y la ultraderecha"

Díaz no tiene que por qué someter -salvo rebelión interna o que Ferraz decida tomar una decisión drástica y estirar al máximo los estatutos y reglamentos del partido, en una operación de altísimo riesgo- su liderazgo orgánico hasta después de las próximas elecciones generales, sean estas cuando sean. La expresidenta de la Junta quiere ahora calma porque, según dijo, con las municipales y autonómicas y las europeas en el horizonte, “el PSOE tiene que estar muy fuerte” y “de pie” frente a la alianza de la derecha con la ultraderecha que, tras las andaluzas, amenaza con tomar el control de numerosas instituciones hoy en manos de la izquierda.

Así, Díaz advirtió del riesgo de "división de la izquierda" que se aprecia "en toda España”, en referencia a Podemos, pero también en referencia a su propio partido. Esta mañana, desde luego, Díaz pareció haber comprendido algunas de las lecciones de aquellas primarias a cara de perro con Sánchez, y subrayó que, "cuanto más dividida está la izquierda, más fratricida, más cainita, cuanto mayor es el enfrentamiento entre hombres y mujeres" que tienen que velar por un modelo "igualitario de justicia social y solidaridad, más fuerte se encuentra la derecha y, sobre todo, la extrema derecha”. “La izquierda se tiene que movilizar”, remachó.

Al respecto de Rivera

Díaz, después de casi cuatro años de contención dialéctica al respecto de Ciudadanos, por razones obvias -su Gobierno dependía de sus apoyos- no se cortó esta mañana y les dedicó duras críticas. “Desde el 2D yo no he visto a Rivera por Andalucía. No quiere que la gente lo asocie con los amigos de sus amigos, los que están defendiendo el legado de la extrema derecha. No quiere que se le asocie con ellos, pero él ha optado por eso, por la extrema derecha. Ha optado por la extrema derecha. Que diga con claridad que se siente cómodo con ellos”, dijo Díaz.

"El tiempo dirá si para obtener el sillón de Bosquet y de Marín, merecía la pena pactar con el demonio"

“Con el trabajo que ha costado sacar la violencia de las casas no vamos a permitir que entre otra vez. No vamos a relajarnos ni un minuto. Somos el dique de contención de una extrema derecha insolidaria, racista, machista, xenófoba y que tiene la sartén por el mango en el Parlamento de Andalucía. Nosotros vamos a honrar al 28F y al 4D y vigilaremos que no se den pasos atrás”, agregó la expresidenta.

Díaz remachó su argumentación contra Ciudadanos: “Tenemos la humildad de que no somos el Gobierno, sino que estamos en la oposición. Ya nos juzgaron los andaluces. El tiempo nos pondrá a cada uno en su sitio. Y dirá si para obtener el sillón de [Marta] Bosquet [presidenta del Parlamento] y [Juan] Marín [vicepresidente de la Junta] merecía la pena pactar con el demonio. Nosotros vamos a ser fieles a nuestro compromiso con Andalucía. La garantía de que nadie se quedara en el camino”.

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