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"En el PSOE sí sentimos bochorno frente a la corrupción"

El líder de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo aboga por mantener los plazos previstos por Rubalcaba para la renovación de su partido. 'Nuestro trabajo es ayudarle a acertar', afirma.

IÑIGO ADURIZ

Mide todas sus palabras aunque para ello tenga que reflexionar en silencio sobre todas y cada una de las preguntas que se le plantean durante la conversación que tiene lugar en el despacho que Juan Fernando López Aguilar (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) conserva en el Congreso de los Diputados de Madrid. En su calidad de presidente de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo vive a caballo entre Las Palmas, Madrid, Bruselas y Estrasburgo. Durante la entrevista, el exministro de Justicia se mantiene leal a los procedimientos internos del PSOE y a su secretario general, e insiste y recalca que otra Europa es posible.

¿Qué grado de responsabilidad tienen ustedes, los eurodiputados, en el hecho de que la sociedad española perciba a las instituciones europeas cada vez más lejos?

En el Parlamento Europeo hay una oposición contundente, rotunda y desde el minuto uno a esta desastrosa gestión de la crisis que ha hundido a Europa en la miseria y que es la consecuencia de una política que es la que impone la correlación de fuerzas dominante escorada como nunca a la derecha. Pero en la cámara hay una línea divisoria entre la derecha y la izquierda, y entre quienes apoyan esta suicida política de austeridad recesiva y quienes nos venimos oponiendo. Lo hacemos con un déficit de visibilidad que es el que afecta al conjunto de la política europea, pero lo estamos haciendo.

¿Cambiará la situación en las elecciones europeas de 2014?

Es la ocasión. Hay que tomar muy en serio esas elecciones porque la composición del Parlamento Europeo está muy determinada por la baja participación, que supone inexorablemente una sobrerrepresentación de la derecha y una infrarepresentación de las opciones progresistas. No votar y limitarse a expresar cabreo en la calle o en las redes no va a cambiar esa correlación de fuerzas, ni va a cambiar esa política. Hay que votar, y no a candidaturas frikis o nihilistas que son una nueva forma de populismo. Hay que rearmar la Europa social y progresista, y los socialistas debemos merecer el respaldo para poder rearmarla.

En el primero de los diálogos del PSOE, el que se centró en Europa, Alfredo Pérez Rubalcaba propuso cambiar el nombre de su partido por el de Partido de los Socialistas Europeos. ¿Es ese el camino adecuado?

Es necesario que los partidos socialistas de los estados miembros de la UE se federen en una organización política que sea capaz de inspirar la agenda progresista europea, retomar su abandonada agenda social y cambiar la política económica europea. Necesitamos una candidatura y una plataforma unitaria en las elecciones de 2014 con un candidato socialista que surja del Parlamento Europeo. También hay que sincronizar el mandato del Parlamento Europeo, con el de la Comisión y con el marco financiero plurianual. Hacer coincidir la elecciones europeas con la determinación de las prioridades presupuestarias sería un acicate para que los ciudadanos sepan que con su voto tienen la Europa que quieren.

¿Es posible llegar a un Gobierno único en la UE?

Ser europeísta es eso: apostar por la integración supranacional y por la federalización de Europa y poner en común nuestras diplomacias y nuestra política exterior. Si ponemos en común nuestra política de Defensa nos haríamos un favor político porque seríamos globalmente relevantes y sería un acierto económico porque supondría una asignación mucho más inteligente de los recursos que haría de Europa la segunda potencia militar del mundo sobre los EEUU. También hay que llevarlo a la cooperación al desarrollo en la que Europa es el primer actor. Si pusiéramos en común nuestros esfuerzos para la corrección de las desigualdades y en la lucha contra el hambre, la contribución europea cambiaría el mundo. Todos esos retos los tenemos por delante y los tenemos que afrontar a partir de las elecciones de 2014.

¿Cómo ven a España desde Europa?

Este manejo de la crisis doctrinario y ultraliberal impuesto por los gobiernos conservadores capitaneados por [la canciller alemana] Angela Merkel y su interpretación mezquina y cortoplacista del interés nacional alemán, ha destado una espiral de estigmatización de los estados miembros de la UE que ha hecho que la imagen de Alemania en Grecia sea la peor desde la Segunda Guerra Mundial, y que la imagen de la Europa del sur en los países que han mejorado su diferencial de competitividad esté claramente sesgada por los prejuicios y la simplificación conducente en el señalamiento de chivos expiatorios. Es un hecho que los medios de comunicación alemanes llevan años trabajando a diario la imagen de una Europa del sur improductiva, incapaz para la industria, perezosa y corrupta. Es una imagen tremendamente injusta, pero rabiosamente falsa. Nosotros no hemos transigido ni un sólo segundo desde el Parlamento Europeo.

¿Puede el sistema financiero español acabar como el de Chipre?

Quien no entiende que cuando a Chipre le va mal nos va mal a todos los países europeos, y que cuando a Grecia o a España les va mal también les va mal a todos los europeos está traicionando el espíritu europeo que nos hace falta y la comprensión de que sólo con otra Europa y con un esfuerzo supranacional saldremos de este agujero. El interés nacional de Alemania no pasa por hundir al resto de los estados miembros y por imponer una Europa alemana, sino por ser locomotora de una verdadera reeuropeización de Europa. La política recesiva acabará perjudicando a Alemania y la ausencia de voluntad de cambiar esta hoja de ruta.

¿Cómo superar entonces la situación actual?

El único modo que tenemos de salir de este agujero es conjugando un esfuerzo necesario inaplazable de reconducción de las cuentas públicas de los países con grandes dificultades y, al mismo tiempo, una política de estímulos selectivos a la demanda, al crecimiento y a la generación de empleo a los países que tienen superávit. Hubo una mentira de diagnóstico en el origen de la crisis porque el verdadero problema ha sido el sobreendeudamiento financiero facilitado por las inversiones exteriores de la banca alemana, con un Banco Central Europeo subordinado a la política inflacionaista de bajos tipos de Alemania.

¿Repetirá usted en la candidatura del PSOE para las elecciones de 2014?

Es una deliberación que el partido acometerá en un momento más avanzado. Los diálogos que se están celebrando a lo largo de la Conferencia Política son parte de la hoja de ruta que debe culminar con la actualización del mensaje del PSOE y la modernización de su organización. Este proceso es imprescindible para que el partido pueda reconciliarse con la ciudadanía.

¿Cree que en medio de la tormenta interna, de las polémicas con el PSC, con el PSdeG o con el escándalo de Ponferrada, los simpatizantes socialistas están percibiendo esa supuesta renovación del partido?

Estamos haciendo el trabajo en las peores circunstancias que conocemos desde la muerte de Franco. En los últimos 35 años nunca habíamos visto una crisis como esta, que ha golpeado especialmente al PSOE. El acompañamiento ideológico del manejo de la crisis ha basculado en la demolición de la política, y ésta no tiene impacto sobre electores conservadores que se mueven por intereses, pero lo tiene demoledor contra los electores progresistas que se mueven por referencias simbólicas, por valores y por esperanzas.

Los ciudadanos gritan incluso que no les representan.

La idea de que la política es impotente ante poderes fácticos que no se presentan a las urnas le ha hecho enorme daño a las fuerzas progresistas y la crisis ha sido reverberada por los medios conservadores con un mensaje de que todos son iguales y de que izquierda y derecha no marcan ninguna diferencia. El reto es inmenso, pero lo tenemos que hacer la renovación en este contexto. Tenemos este año 2013 para hacerlo. 

¿No podrían acabar con ese estigma de que todos son iguales dando ejemplo y exigiendo dimisiones por los casos que les afectan a los socialistas, como el de los ERE en Andalucía o la imputación del exministro José Blanco en la operación Campeón?

Voy a ser rotundo. Toda mi vida he combatido la corrupción y el enriquecimiento ilícito en el ejercicio de los cargos públicos, porque siento una repugnancia infinita. La corrupción debe ser combatida tanto sobre el corrupto como sobre el corruptor. Combatiendo esa malla y ese tejido social de aliento y de complicidad activa en la corrupción. Y debe ser combatida también por la ciudadanía en las urnas, poniendo en su lugar a los corruptos, segregando a los corruptos. A mí me escandaliza la indiferencia de buena parte del electorado del PP a la corrupción desorejada de parte de sus dirigentes. El PP renueva mayorías absolutas sin despeinarse. Eso no ocurre en el PSOE. No hay simetría, no es verdad.

Pero los socialistas tampoco dimiten.

En el PSOE hay dimisiones, claro que las hay. Se producen reacciones contundentes y sí se tiene esa sensación de bochorno. Y el electorado socialista castiga la corrupción. ¿O es que le tengo que recordar que el caso de los ERE le ha costado al PSOE la derrota ante el PP en Andalucía por primera vez en 35 años? Es un hecho. ¿Hemos visto una reacción así frente al PP en Valencia o en Madrid? El PSOE reaccionó, y llevó el caso ante los tribunales. No miente a raudales. Segrega, separa y da explicaciones. Ahora bien, esto no puede conducir a un akelarre de dimisiones de una serie de personas que quieran dar la batalla ante la justicia por su propia inocencia, hasta que no se prueben acusaciones que por el momento sólo cuentan con el fundamento del testimonio de un empresario corrupto, como es el caso que ha mencionado.

¿No es eso actuar igual que el PP, que espera a la actuación de los tribunales para actuar contra los implicados en casos como Gürtel?

Las reacciones no son iguales. En un caso infinitesimal en relación con la corrupción pandémica de la Gurtel y la enorme trama de podredumbre en la tesorería del PP durante 20 años, que es el caso que se destapó en la Fundación Ideas, se produce una destitución fulminante, un ofrecimiento inmediato de explicaciones y una sensación de bochorno. No es verdad que se comporten igual. 

¿La dirección del PSOE zanjó bien el asunto de Ponferrada?

Nunca debió tener lugar, pero una vez que se planteó se reaccionó. Hemos visto un ejercicio de expiación, de disculpa y una enmienda, no sólo con la separación de los concejales que no han aceptado la disciplina, sino con la adopción de medidas preventivas para que no vuelva a pasar. 

¿Tuvo que dimitir Óscar López?

Él ofreció explicaciones de una forma paladina, y si hay un error con seguridad se debe a la ausencia de un marco eficiente de deliberación colectiva y responsabilidad colegiada. Esa es la lección que tenemos que incorporar: Cuantas más voces y opiniones puedan participar de un razonamiento y de una decisión mayor será su legitimidad y su capacidad de acertar y menor su margen de error.

¿Debe Rubalcaba adelantar el calendario previsto para que en las elecciones europeas el PSOE pueda ganar?

En un Comité Federal extraordinario celebrado en enero acordamos una hoja de ruta. Y debemos sostenerla. Ya la estamos realizando: Un conjunto de talleres y seminarios están haciendo una reflexión autocrítica, ponderada y argumentada sobre cómo actualizar el mensaje del PSOE. Esas son condiciones previas para acometer con garantías un proceso de modernización orgánica, de apertura de nuestras listas, de participación del conjunto de los ciudadanos socialistas en la configuración de nuestras ofertas electorales y de las personas que las encabecen. Todo eso debe hacerse reflexiva y continuadamente. Y lo estamos haciendo. A principios del año que viene tendremos tiempo en qué condiciones podemos combinar nuestra voluntad de convencer y volver a ganar con la de aclarar qué personas encabezarán ese proyecto en los próximos años.

Por tanto, ¿las primarias antes o después de las europeas?

La hoja de ruta está trazada de manera que las europeas tendrán lugar primero y sólo después habría unas primarias abiertas para decidir el candidato a las elecciones del 2015.

¿Es Patxi López el candidato por el que está apostando Rubalcaba para sucederle?

En el partido hay personalidades muy valiosas, con convicciones y con empuje. Pero el secretario general que señaló el congreso es Alfredo Pérez Rubalcaba. Y esta es la regla de juego con la que tenemos que hacer todos nuestro trabajo: Ayudarle a acertar. Eso es lo que practica Patxi López. No forma parte de nuestra cultura el prefigurar qué personas sucederán a qué personas porque siempre hay un ejercicio democrático.

¿Si se lo piden le gustaría liderar el PSOE?

En este escenario en el que tenemos secretario general no tiene sentido. Estoy concentrado en hacer mi trabajo en el Parlamento Europeo y dispuesto a seguir haciéndolo.

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