Público
Público

XVIII CONGRESO NACIONAL DEL PP Rajoy mantiene a Cospedal como secretaria general del PP y asciende a Maíllo

El presidente anuncia su candidatura al Comité Ejecutivo Nacional, en la que crea la figura del coordinador general pero no realiza ningún cambio en las vicesecretarías: "Son los que había y lo han hecho bien y en esta vida se cambia lo que no funciona; no lo que funciona", ironizó entre bromas. 

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, saluda al auditorio del XVIII Congreso del PP tras ser ratificada por Mariano Rajoy como secretaria general del partido. EFE

"No somos una estructura rígida ni inmóvil, cambiamos cuando es necesario". Así ha definido Mariano Rajoy al PP durante su discurso como candidato en la XVIII Congreso del PP. Pero no ha cambiado apenas su Comité Ejecutivo.

Como estaba previsto, el presidente mantiene a María Dolores de Cospedal al frente de la Secretaría General del PP, y asciende al vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maíllo a coordinador general, un puesto de nueva creación que no supone cambios en la cúpula porque seguirá ocupándose de la Organización desde un puesto más elevado.

"No somos una estructura rígida ni inmóvil, cambiamos cuando es necesario"

El resto de Vicesecretarías continúa exactamente igual: Pablo Casado, en Comunicación; Andrea Levy, en Estudios y Programas; Javier Maroto, en Sectorial; y Javier Arenas, para Asuntos Territoriales.  "Son los que había y lo han hecho bien y en esta vida se cambia lo que no funciona; no lo que funciona", ironizó Rajoy sobre su decisión. 

El presidente, que mantuvo la incertidumbre sobre su decisión hasta el último momento -hasta su propio equipo de prensa negó conocerlo antes del anuncio público-, desveló su secreto al final de su petición de apoyo como candidato a la Presidencia del Partido Popular. Una arenga de autobombo en la que, con mucha retranca, expresó su intención de seguir liderando la formación durante mucho tiempo.

El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, durante su intervención en la segunda jornada del XVIII Congreso nacional del partido que se celebra hasta mañana en la Caja Mágica de Madrid. EFE/JuanJo Martín

El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, durante su intervención en la segunda jornada del XVIII Congreso nacional del partido que se celebra hasta mañana en la Caja Mágica de Madrid. EFE/JuanJo Martín

"Aún no conozco a todos los afiliados, pero hay tiempo", bromeó tras pedir el apoyo de los 3.128 compromisarios que tenían voz y voto en el evento que se celebra en la Caja Mágica de Madrid. Rajoy recordó que fue ratificado por ellos en el anterior congreso de Sevilla, en 2012, y pidió con "humildad" y pese a ser el único candidato su renovada confianza. "He dado todo lo que he podido. Puedo dar mucho más. Estoy convencido de que sabré estar a la altura", les prometió a sus afiliados -que ya no militantes, dado que han eliminado ese término de sus Estatutos-.

Rajoy presumió de ser el único líder de entre los principales partidos que proviene de provincias -Pablo Iglesias y Pedro Sánchez son de Madrid, mientras que Albert Rivera nació en Barcelona- y se vanaglorió por haber recorrido "cada pueblo" de España buscando votos y simpatizantes. "No diré que hay partidos que caben en una plaza de toros -lanzó una pulla al Vistalegre de Podemos- pero el nuestro no cabe en ninguna parte porque es tan extenso como la superficie total de España", mitineó.

Rajoy mantiene el equilibrio de poder entre Cospedal y Santamaría al ratificarla como número dos del PP

Y premió la labor de los suyos en los últimos cinco años, en tiempos "difíciles y de mucha soledad". "Si el Gobierno merece un elogio es porque lo sostiene un gran partido", les dedicó. Con ello, lanzaba veladamente un agradecimiento a Cospedal que inclina la balanza a su favor frente a su rival Soraya Sáenz de Santamaría

Pese a ello, lo cierto es que Rajoy mantiene, con Cospedal como número dos del partido y Sáenz de Santamaría como su homóloga en el Ejecutivo, el equilibrio de poder entre sus dos manos derecha. La segunda, vicepresidenta única del Ejecutivo, mantiene el control del CNI y ha sido encomendada con la ardua tarea de intentar retomar el diálogo con Catalunya para desinflar el reto soberanista en la Comunidad. La primera sigue siendo todopoderosa en el partido, es titular de una cartera que, en la práctica, no rinde cuentas ante la Vicepresidencia y sí directamente con Rajoy y también controla indirectamente -a través de su amigo, el ministro de Interior, Ignacio Zoido- otros cargos de poder en las Fuerzas de Seguridad. Balanza equilibrada.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a su número dos en el Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría (d), y en el PP, María Dolores de Cospedal. Archivo REUTERS

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a su número dos en el Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría (d), y en el PP, María Dolores de Cospedal (i). Archivo REUTERS

El propio presidente reconoció "diferencias" en el seno de la formación pero, lejos de verlas como una debilidad, las convirtió en fortaleza. "En este partido caben todos, no sobra nadie. Nosotros siempre hemos sido capaces de hablar entre nosotros, escucharnos y buscar las soluciones más justas para las personas y pare el partido", defendió. "El enfrentamiento y la división se lo dejamos para otros", agregó, de nuevo lanzando un mensaje a Vistalegre.

Rajoy, sobre los soberanistas catalanes: "No van a tener éxito porque no se lo vamos a permitir"

También se comparó con Podemos para hacer valer los logros de ser un partido viejo, tradicional, "con Historia", que conoce los problemas de los españoles ("Una cosa es predicar y otra es dar trigo", metaforizó) y que prioriza la "eficiencia" aunque ello no siempre le reporte una "buena imagen". 

Del mismo modo, mantuvo su postura inmovilista frente al reto soberanista en Catalunya que fue de lo más aplaudido durante la hora que prácticamente duró la intervención de Rajoy. "No van a tener éxito porque no se lo vamos a permitir", sentenció tras haber apelado a la "ley" y la "Constitución". Además, alabó que el PP siga, después de este fin de semana, fiel a su tradición, sus "valores y su ideas". "Somos un partido español", repitió, "orgulloso" del papel de la "nación" en la Historia. E insistió: "Hay cosas que no conviene cambiar".

Fernández Díaz sigue en la cúpula del PP

La lista de vocales del Comité Ejecutivo que los compromisarios han votado esta tarde que ha sido aprobada a la búlgara con el 95, 65% de los apoyos. Era de esperar y así se hizo constar con la ausencia de buena parte de los llamados a votar. De los 3.128 compromisarios acreditados, han ido a las urnas (esta vez sí eran urnas cerradas y no un sistema de mano alzada) sólo 2.659. De ellos, 14 han votado nulo y 105, en blanco. De los 2.645 votos válidos restantes, 2.530 han apoyado la candidatura encabezada por Rajoy. Para la Junta Directiva Nacional, la lista del presidente ha recibido un voto menos, pero el resultado alcanzó el mismo reportaje.

En cualquier caso, la cúpula del PP apenas varía respecto a la anterior. Además, de entre los cinco nombramientos que Rajoy tiene derecho a elegir a dedo, anunció tres: Luis de Grandes Pascual, Miguel Ángel Cortes y... el exministro del Interior protagonista del escándalo de las escuchas que desveló Público, Jorge Fernández Díaz

De la cúpula, Rajoy sólo había informado de sus nombramientos a Cospedal y Maíllo. Hace más de una semana que se les había visto a los tres reunirse en los pasillos del Congreso. Aunque el nuevo coordinador general ha negado que conociese su nuevo cargo hasta "ayer", día en el que también se habría enterado la secretaria general de su continuidad.

Puede que su poco entusiasmo al recibir la noticia se deba a que ya le habían ofrecido la cena antes de la merienda -que diría Sáenz de Santamaría-, o puede que a Cospedal no le entusiasme el ascenso de Maíllo, que, junto al resto de vicesecretarios millenials le robó el protagonismo de los lunes en Génova.

Sea como sea, Rajoy, que no premió con ministerios a quienes en su día se dieron por ministrables, lo hizo ahora al mantener a sus discípulos en sus cargos y reconocer su labor dando la cara, también en los peores tiempos de crisis de corrupción. Le pese a quien le pese, al presidente no le gustan los cambios. Ya lo dijo él: se hacen cuando son necesarios y a su propio "ritmo".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias