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Rajoy negaba en 1984 que existiera la igualdad y tildaba de 'envidiosos' a los que la defendían

El debate sobre la igualdad de oportunidades ha vuelto con especial virulencia a la opinión pública a raíz de la reforma del sistema de becas propuesta por el ministro Wert. Un artículo del presidente del Gobierno refleja

ANA PARDO DE VERA

'La igualdad implica siempre despotismo y la desigualdad es el fruto de la libertad'. Ésta es una de las aportaciones al debate sobre la igualdad de un joven Mariano Rajoy Brey en 1984, ajeno, probablemente, a que un día sería presidente del Gobierno, se comprometería con su electorado a cambiar una ley de Educación socialista y su ministro del ramo sería cuestionado en tromba por la mayoría de los sectores sociales, en general, y educativos, en particular, debido a su 'clasismo' y sus esfuerzos en contra de la igualdad de derechos.

Rajoy escribió un artículo en su periódico favorito, el gallego El Faro de Vigo (el único que lee, según ha afirmado en alguna ocasión), cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra y que ha vuelto a la actualidad por su fuerte componente ideológico en medio de un debate que también lo tiene, el de la reforma de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Éstas son las afirmaciones más llamativas del texto del hoy jefe del Ejecutivo:

- [Sobre la 'utilización política' de la envidia]: 'Vaguedades como ‘la eliminación de las desigualdades excesivas', ‘supresión de privilegios', ‘redistribución', ‘que paguen los que tienen más',... son utilizadas frecuentemente por los demagogos para así conseguir sus objetivos políticos'.

- 'El autor [Gonzalo Fernández de la Mora, ex ministro de Franco] dedica unas brillantes páginas [en La envidia igualitaria] a demostrar el error en que incurren quienes a veces, conscientemente y utilizando el sentimiento de la envidia, y otras, sin valorar el alcance de sus aseveraciones, sostienen la opinión de que todos los hombres son iguales y en consecuencia, trata de suprimir las desigualdades'.

- 'La igualdad biológica no es posible. Pero tampoco lo es la igualdad social: no es posible la igualdad del poder político ('no hay sociedad sin jerarquía'), tampoco la de la autoridad (¿sería posible equiparar la autoridad de todos los miembros de un mismo gremio, por ejemplo, de todos los pintores o los cirujanos?), o la de la actividad (es difícil imaginar un ejército en el que todos fueran generales; o una universidad en la que todos fueran rectores), o la del premio, o la de oportunidades (las circunstancias temporales, geográficas y familiares colocan inevitablemente a los individuos en situaciones más o menos favorables, nadie tiene la misma oportunidad mental, ni histórica, ni nacional; no es igual nacer en EEUU que en URSS); ni siquiera la económica'.

- 'Demostrada de forma indiscutible que la naturaleza, que es jerárquica, engendra a todos los hombres desiguales, no tratemos de explotar la envidia y el resentimiento para asentar sobre tan negativas pulsiones la dictadura igualitaria'.

- 'La experiencia ha demostrado de modo irrefragable que la gestión estatal es menos eficaz que la privada. ¿Qué sentido tienen pues, las nacionalizaciones? Principalmente el de desposeer -vid. Rumasa-, o sea, el de satisfacer la envidia igualitaria'.

- 'Al revés de lo que propugnaban Rousseau y Marx, la gran tarea del humanismo moderno es lograr que la persona sea libre por ella misma y que el Estado no la obligue a ser un plagio'.

- 'No es bueno cultivar el odio, sino el respeto al mejor'.

- 'La aprobación por nuestras Cortes Generales de algunas leyes como la última de la Función Pública constituye un claro ejemplo de igualdad impuesta, pues pretende equiparar a quien por capacidad, trabajo y méritos son claramente desiguales y sólo va a servir para satisfacer ese gran mal que constituye la envidia igualitaria'.

 

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