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Rajoy escenifica el desbloqueo de
la relación Estado-Catalunya a dos meses del 26-J

El presidente del Gobierno en funciones se reúne más de dos horas con Puigdemont sin alcanzar ningún acuerdo. Hace el "enésimo" llamamiento a Pedro Sánchez para reunirse y explorar la 'gran coalición'

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto al president de la Generalitat, Carles Puigdemont, en el Palacio de la Moncloa.- REUTERS

ANA PARDO DE VERA

MADRID.- Mariano Rajoy ha tardado casi dos años en reunirse con un presidente catalán, desde que lo hiciera en julio de 2014 con Artur Mas, cuando éste dio un sonoro portazo al presidente del Gobierno por no aceptar sus reivindicaciones. Este miércoles, Rajoy ha escenificado el desbloqueo y la normalización de las relaciones políticas al máximo nivel entre el Estado y Catalunya reuniéndose con el president Carles Puigdemont -regalo de El Quijote incluido-, aunque todo se ha limitado a eso: reunirse cordialmente, exponer cada parte sus reivindicaciones, mostrar su mutuo desacuerdo e irse sin alcanzar puntos en común, a pesar de las más de dos horas que duró el encuentro.

El presidente en funciones compareció contra todo pronóstico -no hubo aviso oficial de que así sería- y enumeró los puntos tratados con Puigdemont durante su largo encuentro, incluida la consulta que el presidente catalán le pidió por escrito y la negativa de Rajoy a secundarla.

Todo sigue igual en las posiciones de la Generalitat de Junts pel Sí y del Gobierno del PP, pero el diálogo existe; eso sí, a diez días de que se convoquen casi con toda probabilidad otras elecciones generales y a dos meses de que se celebren el 26 de junio.

"Catalunya es España"

Acompañado de su equipo de máxima confianza -la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y su director de Gabinete, Jorge Moragas-, el presidente en funciones insistió en que su postura sobre las intenciones independentistas de la Generalitat de Catalunya siguen siendo las mismas. "Catalunya es España", "la soberanía nacional reside en todos los españoles", "estoy obligado a cumplir y hacer cumplir la ley" o "sin ley no hay democracia" fueron algunos de los mensajes ya conocidos de Rajoy que éste trasladó al jefe del Ejecutivo catalán.

Puigdemont, por su parte, insistió ante Rajoy en la intención de su Govern de convocar una consulta independentista y le pidió que el Ejecutivo nacional se abstuviera de "judicializar la política" con sus continuos recursos ante el Tribunal Constitucional contra las decisiones del Parlament o la Generalitat relacionadas con el proceso soberanista. "No se puede hacer política sin cumplir la ley", le respondió Rajoy, que admitió, sin embargo, que ese clima de cordialidad no se vio tensionado en ningún momento con advertencias sobre lo que haría el Ejecutivo nacional si la convocatoria de la consulta sigue adelante. "No hemos llegado a esa situación -concluyó Rajoy-. Él me ha manifestado su posición, que yo conocía, y yo le he manifestado la mía, que él conocía".

Otro llamamiento público a Sánchez



Preguntado por la situación política actual y si iba a llamar al líder socialista para explorar un pacto PP-PSOE, Rajoy aseguró que no iba a "participar más en un juego que no lleva a ninguna parte". El presidente en funciones aseguró que llevaba desde el 21 de diciembre -un día después de las elecciones generales- ofreciendo a los socialistas la posibilidad de unirse en una 'gran coalición', al modo de países europeos como Alemania.

Aunque Rajoy se mostró descontento con las negativas de Sánchez, decidió lanzarle "la enésima invitación" desde el atril de la sala de Prensa de La Moncloa "por si sirviera de algo", y aunque se reservó la confirmación o no sobre si llamaría finalmente al líder del PSOE antes de que el rey inicie este lunes la tercera ronda de consultas para intentar otro debate de investidura, todo apunta a que espera un gesto de Sánchez que desbloquee la situación: si mantiene la negativa pública a reunirse con Rajoy, todo apunta a que éste no lo llamará.

El "buen amigo" Soria


Rajoy leyó también hoy a la perfección la respuesta a la primera pregunta que ha contestado sobre la renuncia del exministro de Industria, José Manuel Soria, por su aparición en los 'papeles de Panamá', sus contradicciones y mentiras sobre sus empresas y las de su familia y, sobre todo, por la aparición de una empresa suya ubicada en el paraíso fiscal por excelencia, Jersey.

El presidente en funciones aseguró que fue Soria quien le dijo "que quería dimitir", no que él se lo pidiera, pese a que todas las fuentes de PP y Gobierno consultadas sostienen lo contrario y, además, sorprendió a todos al mantener que Soria "es un buen amigo", además de elogiar su papel de ministro. Rajoy no ha querido escenificar el disgusto que le supuso el caso de Soria y optó por darle un espaldarazo público que nadie en su partido se toma en serio más allá de la cortesía y lealtad de Rajoy a quienes nombra él.

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