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Sánchez sigue reservando su artillería para el debate con Rajoy

El líder del PSOE expuso sus propuestas, tuvo ataques tibios a Podemos y Ciudadanos, y sólo se creció con los ataques a la corrupción del PP

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se preparan antes del comienzo del debate. REUTERS/Sergio Pérez

MANUEL SÁNCHEZ

MADRID.- El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, siguió jugando a empatar en su segundo debate en estas elecciones. Su artillería o sus armas las guarda para el debate cara a cara con Mariano Rajoy, que él mismo considera que es el más importante de cara a las elecciones.

Sánchez, en el debate del lunes en Atresmedia, estuvo más que discreto. Fue quien menos agotó sus tiempos. Hubo pellizcos a Podemos y Ciudadanos, y sólo se creció en el ataque contra la corrupción frente a Soraya Sáenz de Santamaría: “Cómo voy a apoyar al señor Rajoy, tras conocer los SMS que mandaba a Bárcenas”, dijo,

Sánchez siguió conservador, vendiendo sus propuestas, sus proyectos y sus ideas. Sobre todo, apelando al voto útil: “Quien quiera cambiar, tiene que saber muy bien a quién vota”, dijo.

Le ayudó que la vicepresidenta estuvo desaparecida, borrada, nula. Y tanto él como los otros candidatos se dieron cuenta. No estaba Rajoy, no estaba el candidato a la Presidencia del Gobierno.

Sánchez defendió sus propuestas económicas, sus medidas en cuanto a transparencia y recuperar lo que él llama el pacto generacional y la cadena solidaria. “Recuperar lo que nos han quitado, y el PSOE es el único partido que puede recuperar eso”, fue su última frase.

Ni estuvo agresivo con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, más allá de recordar algunas veces la ausencia de Rajoy, ni beligerante con Podemos o Ciudadanos. Más bien estuvo muy en el centro, con una posición hasta tibia. El equipo de campaña del PSOE sigue creyendo que es lo que más le beneficia.

Y Sánchez siguió a lo suyo. Mensaje a Ciudadanos: “Hay otras opciones que sólo van a llevar a Rajoy a La Moncloa”. Y guiños a Podemos, salvo recordar lo ocurrido en Grecia, con la premisa de que sólo el PSOE “es el partido que puede conseguir un cambio de Gobierno”.

En los temas que más domina Sánchez, como es el área económica, se enfadó con los mensajes de la vicepresidenta y fue cuando se le vio más crecido. “Han recortado las huchas de las pensiones, no han cumplido los objetivos de déficit y han disparado la deuda pública”. Y siguió con un mensaje de propuestas, prometiendo reconstruir el Pacto de Toledo.

En el otro asunto en el que se enfadó Sánchez, que es cuando sale lo mejor de él, fue también ante los balones fuera que tiró Soraya Sáenz de Santamaría en cuanto a los graves casos de corrupción que afectan al PP y al Gobierno. Pidió la palabra y dijo que, en los asuntos que le afectan al PSOE, “se han asumido las responsabilidades”, pero no así lo ha hecho el PP.

Pero Sánchez fue muy a amarrar, a no equivocarse, y muchos de los suyos se preguntan si las encuestas se lo permiten. Su equipo dice que aún le queda un tercer debate, y niegan que hayan perdido, como dicen algunos analistas. La duda está en cuánto puede arriesgar Pedro Sánchez frente a Rajoy, o hasta cuánto puede atreverse. El PSOE y Sánchez cree que es su gran baza.

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