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Susan George pide a los europeos que sean "cazadores de dráculas" para acabar con el "tratado vampiro" TTIP

Políticos, activistas e intelectuales reunidos en el evento del Plan B en Madrid llaman a intensificar la presión sobre Bruselas para que detenga su sigilosa negociación del tratado comercial con Washington.

Susan George y el exministro Varoufakis durante las jornadas del Plan B en el Matadero de Madrid. Cuarto Poder.

ALEJANDRO LÓPEZ DE MIGUEL

@Alopezdemiguel

MADRID.- Democratizar Europa e impulsar la transparencia son dos de los ejes de la iniciativa Plan B, y ambas chocan con el fondo y la forma del TTIP, el tratado de libre comercio que la UE y EEUU negocian con sigilo.

Este sábado, en las jornadas organizadas en el Matadero de Madrid, la activista y presidenta de honor del Transnational Institute, Susan George, llamaba a todos los europeos a convertirse en "cazadores de dráculas" para acabar con este acuerdo, que ella siempre ha comparado con un vampiro: "Si le da la luz, si la gente lo conoce, muere". Las jornadas han sido un éxito de asistencia y los distintos espacios preparados han alcanzado 

1.500 asistentes a los distintos espacios? Son las entradas que emitieron y la verdad es que las salas están llenas

Entre los numerosos peligros que ve en el TTIP, la veterana activista advierte de que perjudicará a los pequeños agricultores, elevará los costes de acceso a las medicinas, encarecerá el sistema educativo y sustituirá "los sistemas de salud pública por empresas privadas".

Además, George alerta de que podría acabar con el principio de precaución vigente en la UE, abriendo las puertas del Viejo Continente a productos potencialmente peligrosos, o que servirá para acelerar el cambio climático, "porque el petróleo y el carbón se seguirán usando", ha dicho en uno de los espacios preparados por Matadero de Madrid abarrotados de asistentes. La organización emitió unas 1.500 entradas.

Junto a George, sobre el escenario del taller Nueva generación de tratados comerciales: una competición a la baja, la eurodiputada de Podemos Lola Sánchez afirmaba que la presión social contra el acuerdo ya se deja notar en Bruselas, y aseguraba que un ejemplo de esta presión es que los ayuntamientos de 150 municipios españoles se han declarado simbólicamente libres de TTIP.

Sánchez explica que Bruselas ha montado "un aparato de propaganda en redes sociales" para vender el TTIP y "desacreditar" los mensajes críticos que van logrando abrirse paso, a pesar de la ausencia de cobertura de los medios hegemónicos, o de que los partidos —entre ellos su propia organización y sus "grandes portavoces"— no hacen todo lo posible por visibilizar el acuerdo comercial. "Eso quiere decir que están nerviosos, y eso es muy buena señal para nosotros: significa que somos una amenaza".

Alternativa europea

John Hilary, presidente de la organización War on Want, pedía intensificar la presión sobre los parlamentos regionales, estatales y europeo para que este mismo año voten contra la ratificación del tratado CETA (UE-Canadá), que a su juicio sigue la misma línea que el TTIP. Para Hilary, el TTIP persigue "forzar la privatización" de servicios públicos, y recuerda que durante una conversación privada con la máxima responsable del tratado a nivel europeo, la comisaria de Comercio Cecilia Mälmstrom, esta llegó a espetarle que como comisaria no toma su mandato de los ciudadanos europeos. "La UE no es un proyecto democrático", sentenciaba.

El economista Fernando Luengo reconocía el incontrolado poder con el que cuentan las grandes empresas, principales impulsoras del TTIP, y la eurodiputada italiana Eleanora Forenza (Lista Tsipras L' Altra Europa) llamaba a organizar las movilizaciones contra estos tratados de comercio, cuyos efectos considera sobradamente probados con experiencias como la del NAFTA (EEUU-Canadá-México), que supuso la destrucción de dos millones de puestos de trabajo en este último país.

Hilary reconocía también que "no sirve de nada tener un magnífico movimiento sin tener poder político", y por eso pide construir una alternativa europea que no pase por intentar reformar las instituciones ya existentes, algo que considera inviable. "Si creéis que las instituciones europeas pueden ser reformadas, quizás deberíais uniros a partidos socialdemócratas", ironizaba.

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