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Susana Díaz apuesta por controlar el PSOE sin ocupar la Secretaría General

IÑIGO ADURIZ

'Ella va a pinchar, cortar y mover. Pero dejar Andalucía, ¿para qué?' Esta es la reflexión que hacía ayer un socialista andaluz que conoce de cerca a la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Sobre ella están puestas todas las miradas después de que el aún secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, optara por convocar un congreso extraordinario para el mes de julio para garantizar así el control de su sucesión antes de la celebración de las primarias abiertas con las que el partido escogerá a su próximo candidato a la Presidencia del Gobierno. 

Todos los dirigentes socialistas del conjunto del Estado consultados por este diario reconocían ayer que sobre ella —que a pesar de perder votos respecto a 2009 ha conseguido sacar una diferencia de 10 puntos al PP— pende el futuro del partido. Sus movimientos, los que realice de aquí al cónclave de julio, determinarán los del resto de interesados en hacerse con el control del PSOE, entre los que se encuentran la exministra de Defensa Carme Chacón, el secretario general del Grupo Socialista, Eduardo Madina o el diputado madrileño Pedro Sánchez.

Ayer, en los pasillos del Congreso, prácticamente todos los diputados socialistas reconocían sentirse 'desconcertados' ante lo que se les viene encima, al no tener claro aún ni cómo se desarrollará el cónclave ni quién podría concurrir al mismo. La principal incógnita sigue siendo si Díaz, la mujer con más poder institucional y orgánico del partido, estaría dispuesta a arriesgar la presidencia de la Junta —refrendada el domingo en las urnas— por hacerse con el control total presentándose al congreso y arrasando con su llegada a la Secretaría General.

'Mi prioridad es Andalucía, ya lo saben', les decía ella a los periodistas que ayer se agolpaban a su llegada a la sede del PSOE regional, justo antes de que comenzara la reunión de la Ejecutiva. Y durante la misma dejó 'claro' ese mensaje, sin dejar abierta ninguna otra 'posibilidad o resquicio': su prioridad es la Junta y los andaluces, informa EP. 

Las circunstancias en las que se ha quedado el PSOE tras las elecciones europeas hacen imprevisible cualquier vaticinio. Pero no hay duda de que Andalucía —que en el 38 Congreso dispuso del 25% de los delegados, 234 de 972— sería la federación determinante no sólo por su poder orgánico sino también porque la contundente victoria sobre la derecha del domingo —mucho más pronunciada que la que se produjo en Asturias o en Extremadura— influye inevitablemente en el peso que el equipo de Díaz tendrá sobre el resto del partido. Que si ella se presenta el resto de candidatos lo tendrían muy difícil es una idea asumida en las filas socialistas.

La pregunta está pues en el aire: ¿Será ella la nueva secretaria general del PSOE? Y no hay una única respuesta, a pesar de que Díaz padece desde el domingo la presión de otros dirigentes territoriales y miembros del partido que le animan a dar el paso. Algunos de sus colaboradores no lo ven con malos ojos, y quienes le conocen porque mantienen con ella una relación personal reconocen que a veces puede ser imprevisible. 'Es absolutamente hermética sobre las decisiones importantes', apuntaba este martes una histórica dirigente andaluza, que recalcaba, no obstante, que en su opinión la presidenta andaluza no tiene aún una decisión tomada.

Pero la mayoría de las fuentes consultadas creen que no. Que la verdadera apuesta de Díaz está en Andalucía y que, por tanto, tratará de controlar el partido, sí, pero no desde la Secretaría General. 'Influirá y tomará parte en el diseño de la nueva Ejecutiva de la que puede ser presidenta, pero no va a marcharse a Madrid porque sería complicarse la vida sin necesidad', apuntaba otro miembro del PSOE andaluz. De manera metafórica, otro dirigente apuntaba: 'Aquí tiene la posibilidad de tener un chalet con piscina. ¿Por qué va a irse?'

Los socialistas también tienen asumido que el sucesor de Rubalcaba, si quiere ejercer plenamente como líder de la oposición, tiene que ser diputado en el Congreso. Es allí donde realmente podría medir sus fuerzas con el presidente del Gobierno en las sucesivas sesiones de control. Por eso resulta más complicado, aunque no imposible, que Díaz dé el paso. Lo ideal, explicaban ayer diferentes miembros del partido, sería pues que ella se convirtiera en presidenta y que en la Secretaría General ascendiera un parlamentario. Entre los candidatos a primarias sólo tendrían opciones, por tanto, Madina y Sánchez. 

Respecto a las primarias, quienes conocen a la presidenta andaluza aseguran que su 'escenario ideal' sería repetir el proceso que tuvo lugar en el PSOE de Andalucía hace apenas un año, cuando tras la renuncia de José Antonio Griñán, Díaz fue aupada como candidata a sucederle y posteriormente llegó al máximo puesto de responsabilidad del Gobierno autonómico. Entonces se abrió el proceso de primarias, si bien la votación no llegó a producirse dado que ningún otro aspirante logró alcanzar el número de avales exigidos. 

Su intención sería, por tanto, conseguir que el secretario general adquiera una fortaleza tan importante que situara fuera de juego al resto de candidatos. Y, siempre según fuentes conocedoras de la personalidad política de Díaz, su perspectiva ideal sería que todo quedara cerrado cuanto antes para que el partido pueda comenzar a generar ilusión entre la ciudadanía lo antes posible.

A la espera de lo que decida Andalucía, los únicos movimientos claros que se están produciendo a nivel estatal tienen que ver con las críticas que sigue suscitando la decisión de Rubalcaba de celebrar antes un congreso que las primarias. Además de Chacón, Madina y Pedro Sánchez, la agitada reunión del Grupo Socialista de este martes denotó la existencia de más voces discordantes. A favor de una 'rectificación' de Ferraz se pronunciaron diputados como los baleares Pablo Martín y Sofía Herranz, la extremeña Leire Iglesias, la canaria Patricia Hernández, la guadalajareña Magdalena Valerio, la asturiana Mariví Monteseirín o la gallega Laura Seara. 

A pies juntillas con la posición de Ferraz se situaron, en cambio, dos hombres curtidos en el aparato del partido: el expresidente andaluz y exministro, Manuel Chaves, y el exnúmero dos del PSOE y diputado José Blanco. Ayer, la dirección federal descartaba la posibilidad de que se convoque un Comité Federal —máximo órgano de decisión entre congresos— antes del cónclave de julio. Pero si realmente la presión interna es muy fuerte, un tercio de sus integrantes —unos 80 de entorno a 250— podrían forzar una reunión para las próximas semanas.


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