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‘Txelis’ y Pikabea se acogerán a las medidas de reinserción

Los dos etarras critican en una carta el fin de la tregua y que no se consultara con los presos

Ó. LÓPEZ-FONSECA/ F. GAREA

Los dos históricos presos de ETA José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, y Kepa Pikabea Ugalde han decidido dar un nuevo paso en su distanciamiento con la banda armada: solicitarán en breve acogerse a las medidas de reinserción que la Justicia contempla para aquellos terroristas que se desmarcan de la violencia. Así lo han confirmado a Público fuentes de su entorno, que también apuntan la posibilidad de que ambos soliciten más adelante el indulto al Gobierno que salga de las urnas el 9-M.

Los dos relevantes etarras –el primero llegó a ser jefe del aparato político de la banda y el segundo, del militar– iniciaron este camino sin retorno a finales del pasado mes de noviembre. Entonces, redactaron una carta en euskera –que dio a conocer ayer en exclusiva Diario de Noticias– en la que aseguraban que tras un profundo análisis habían llegado a la “firme” conclusión de que la violencia terrorista no sólo había sido inutil para “liberar a Euskal Herria”, sino que se había convertido en un “obstáculo” para “lograr niveles más altos de autogobierno”.

La misiva, dirigida al resto de reclusos etarras, recalcaba “las muchas y terribles tragedias que ha acarreado la estrategia armada” y reprochaba a ETA no haber tenido en cuenta “la opinión de la mayoría de los presos” al tomar la decisión de romper la última tregua.

La carta de 1997

Las críticas de Txelis y Pikabea no eran nuevas. De hecho, como ellos recuerdan en esta última carta, ya hicieron pública otra en agosto de 1997 con idénticos planteamientos. Aquella misiva, además de por ellos dos, iba firmada por el hermano de Pikabea, Rosario, y provocó que la banda expulsara en septiembre de 1998 a Álvarez Santacristina de la organización terrorista aunque, en principio, se le mantuvo como integrante del autodenominado Colectivo de Presos Políticos Vascos, el EPPK en sus siglas en euskera.

Poco después de la carta de noviembre, en concreto el 24 de ese mismo mes, ambos reclusos enviaron sendos escritos al director de la prisión de Logroño, en la que se encuentran recluidos, con el que comunicaban al Ministerio del Interior que se habían “desvinculado formal y definitivamente en fechas recientes” del colectivo de presos etarras. “Le pongo en conocimiento este hecho para que así se tenga constancia formal de ella dónde y cómo proceda”, aseguran ambos en unos escritos idénticos.

Por aquellas mismas fechas, Pikabea se había entrevistado con Txema Urkijo, asesor de la Oficina para la Atención a las Vïctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, en su condición de víctima de un atentado de los GAL. Aquel encuentro fue la excusa que finalmente utilizó el pasado fin de semana el EPPK para anunciar, a través de una carta remitida al diario Gara, que ambos habían sido expulsados en diciembre del colectivo, un mes después de su autoexclusión.

Este último hecho no pasó inadvertido ni a la Policía ni a los partidos vascos, que interpretaron el texto de Gara como un intento desesperado de la banda armada por frenar una rebelión de sus presos.

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