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¿En qué consiste la Profecía Autocumplida o Efecto Pigmalión?

La ‘Profecía Autocumplida’, también llamada ‘Efecto Pigmalión’, es el proceso que provoca que la expectativa respecto a unos determinados hechos futuros concretos aumente la probabilidad de que estos hechos ocurran

Como sabes, cualquier persona a menudo experimenta deseos y abriga expectativas relacionadas con su futuro próximo o lejano.  Estos anhelos a veces tienen como protagonistas a personas del entorno, ya se trate de amigos, hijos, madres, parejas, colegas profesionales o cualquier otro allegado.

Así, no resulta nada extraño ver que una madre desea que el tiempo convierta a su hija en abogada de éxito cuando alcance la edad adulta o que un profesor repita con machacona insistencia que alguno de sus alumnos es un completo inútil y no llegará jamás a conseguir éxito alguno en la vida. A veces la presión que ejercen estas ‘predicciones’ y quienes las formulan es tan poderosa que acaba por transformarlas en realidad para otros con el paso del tiempo. En estos casos y en otros muchos similares, decimos que se produce la Profecía Autocumplida.

¿Por qué se produce la Profecía Autocumplida?

Detrás del comportamiento de cualquier persona siempre existe un extenso enjambre de variables responsables de cada actitud o de cada acto concreto. Por ello, no  es nada fácil identificar  por qué alguien puede llegar a comportarse según las predicciones de una persona cercana, hasta el extremo de llevar el deseo personal y subjetivo de otro hasta la categoría de hecho contrastado.

La ‘Profecía Autocumplida’, también llamada ‘Efecto Pigmalión’, es el proceso que provoca que la expectativa respecto a unos determinados hechos futuros concretos aumente la probabilidad de que estos hechos ocurran. Estas posibilidades se elevarán en la medida en la que las mencionadas expectativas sean compartidas por la persona que las formula y también por el protagonista de las mismas, ya se trate de padres e hijos; profesores y alumnos; jefes y empleados, etc.

Pero no te equivoques, no hay nada de místico ni de paranormal en este proceso. Más bien cabe hablar de ciertas tendencias de conducta social que propician la ocurrencia de hechos futuros, sin tener que recurrir a varitas mágicas, artes adivinatorias, mal de ojo, maldiciones siniestras  o bondadosas hadas madrinas.

Para entender este efecto es necesario tomar en consideración los siguientes factores:

Creencias del entorno:

Los padres, madres, profesores, jefes, mentores, etc. casi siempre cuentan con algún tipo de expectativas respecto a nuestro porvenir, basadas en su propio bagaje vital. Tales aspiraciones ejercen influencia sobre cada uno de nosotros y nos predisponen a seguir la hoja de ruta que nos marcan, al menos en alguna medida.

No solo serán deseos positivos o negativos, ya que semejantes esperanzas también vendrán acompañadas de acciones que nos empujarán y ayudarán a cumplir con ese guión marcado con pequeños pasos que se harán efectivos, casi sin darnos cuenta. A nadie extrañará que nos veamos abocados a satisfacer esos pronósticos, sean estos perjudiciales o beneficiosos para nuestro bienestar.

Necesidad de aceptación:

Si eres hijo, pareja, estudiante, amigo o profesional, lo más usual es que sientas algún deseo de contentar las personas relevantes de tu entorno. Esto sucede por miedo al rechazo y por la tendencia natural a sentirnos aceptados, queridos e integrados en un grupo determinado. A muy pocas personas agrada el temor a ser excluido o expulsado de la familia, la pareja, el grupo de amigos o la empresa en la que trabajamos.

Estas conductas encaminadas a buscar la aprobación del entorno social se denominan ‘Síndrome de Wendy’ y son en parte responsables de que la ‘Profecía Autocumplida’ nos acompañe más de lo que podemos imaginar.

Vínculos afectivos y confianza:

Mientras los lazos emocionales sean más intensos y la confianza sea más fuerte, será tanto más probable que el ‘Efecto Pigmalión’ se cumpla conforme a lo que hemos descrito anteriormente. La cercanía afectiva y la relación de confianza confieren mucha fuerza a dichas conjeturas premonitorias.

Por ejemplo, si una profesora y una alumna mantienen una relación de confianza sincera, cuentan con un vínculo afectivo notable y son empáticas la una con la otra, la posibilidad de que surja y se materialice la ‘Profecía Autocumplida’ en términos positivos se multiplica exponencialmente. Obviamente, en este supuesto el proceso será beneficioso para ambas.


¿Es positiva o negativa la Profecía Autocumplida?

Profecía autocumplida o efecto Pigmalión

Como ya has podido verificar en los párrafos anteriores, el ‘Efecto Pigmalión’ puede tener consecuencias beneficiosas o perjudiciales para el sujeto que protagoniza los deseos o augurios de otra persona cercana.

Profecía Autocumplida positiva:

Cuando se predice y se espera el éxito de alguien cercano y además se cuenta con la cercanía, el vínculo afectivo y la confianza necesarias, los buenos pronósticos cuentan con mayor probabilidad de ocurrencia futura. Es este caso, es factible que los buenos presagios sean compartidos por ambos, que pondrán de su parte toda la actitud y el esfuerzo para hacer que se cumplan.

La influencia y la ayuda efectiva tendrán así su efecto benefactor. Por ejemplo, pensemos en el caso de un buen número de músicos profesionales que alientan a sus hijos e hijas a seguir su camino y lo logran con resultados halagüeños, todo ello a base de tenacidad, apoyo y confianza.

Profecía Autocumplida negativa:

En este caso las previsiones con respecto al hijo, al alumno, al subordinado o a la pareja tendrán connotaciones de fracaso y es probable que puedan ejercer una influencia poco deseable sobre sus destrezas, su capacidad de aprendizaje o incluso coartar el desarrollo y adaptación de sus competencias personales o profesionales.

Es fácil comprender la nefasta influencia que podría ejercer un progenitor que duda del potencial de su hijo o incluso le transmite reiteradamente que nunca podrá aprender una habilidad, completar sus estudios o satisfacer al menos una parte de sus sueños. De la misma forma, un maestro que no confía en las aptitudes de un niño tiende a desanimarlo y a prestarle menos atención educativa que a los demás, con el consecuente perjuicio para sus horizontes personales. La ‘Profecía Autocumplida’ negativa también recibe la denominación de ‘Efecto Golem’.

En definitiva, el ‘Efecto Pigmalión’ posee, en muchas ocasiones, todo el poder para transformar las ‘mentiras’ en ‘verdades’ y las ‘incertidumbres’ en ‘certezas’, con relación al potencial de las personas cuyo porvenir se quiere juzgar o adivinar.



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