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Los envases retornables vuelven a España

La Comunitat Valenciana implantará el viejo modelo de devolver el casco a la tienda a cambio de un depósito de 10 céntimos, un sistema que ya funciona con éxito en otros países de Europa. Aquí su puesta en marcha tiene que sortear aún varios obstáculos.

Envases de plástico reutilizables. AFP

MADRID. -Aunque parezca novedoso es el sistema de siempre: pagar un pequeño depósito por la compra de bebidas que se recupera al devolver el envase vacío en las tiendas o grandes establecimientos. Es el llamado sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR), que lleva funcionando con éxito en varios países de Europa como Alemania, Finlandia o Dinamarca desde hace años y similar al que se utilizaba en España para los cascos de los vidrios hace décadas y que después se abandonó. Aquí desde los años noventa se optó por el sistema integrado de gestión (SIG), que separa los residuos en los tradicionales contenedores de reciclaje amarillo, verde y azul. Ahora, la Generalitat Valenciana ha anunciado que recuperará el sistema de retorno ante “los resultados negativos” de la actual gestión. Es la primera comunidad en hacerlo, aunque también Catalunya y Baleares están interesadas.

“Cada día se tiran siete millones de envases, de los que sólo dos millones se reciclan. Los otros cinco van a vertederos a través del contenedor normal, o acaban en las carreteras y las calles. El resultado es muy negativo y hace falta mejorarlo”, señala en conversación con Público Julià Álvaro, secretario autonómico de Medio Ambiente y Cambio Climático de la Comunitat Valenciana.


La iniciativa lanzada por la Generalitat, que pretende comenzar a funcionar a partir de 2018, se aplicará únicamente para los envases de plástico, cristal, vidrio y tetrabrik de refrescos, cervezas, aguas y zumos. El resto de envases que van al contenedor amarillo, como las latas de conservas, las bandejas de poliestireno o los botes de detergente, por ejemplo, seguirán gestionándose a través del actual sistema, que funcionará de manera complementaria.

Los productos que entrarán a formar parte del modelo de retorno tendrán un gravamen de 10 céntimos, que el consumidor recuperará cuando devuelva el envase vacío en una tienda. Los comercios, a cambio de hacerse cargo de la recogida, recibirán a su vez 2 céntimos por cada envase devuelto. La Generalitat estima que, gracias al incentivo de cobro, se recuperará el 93% de los envases de este tipo y se crearán alrededor de 1.300 puestos de trabajo en la región por el mayor volumen de material reciclable.

Por ahora se desconoce si la gestión será pública o privada, aunque el propio Gobierno autonómico baraja hacerse cargo. Álvaro defiende que “el coste es cero” y que “el ahorro para los ayuntamientos es enorme”. El sistema se mantiene, según el plan de la Generalitat, a través del dinero del material que antes terminaba en los vertederos y que ahora se reciclará y por el porcentaje de envases por el que se ha pagado depósito y que se estima que el consumidor no devolverá (un 7% del total). “Hay un montón de dinero que se reincorpora al sistema”, sostiene.

Opositores y reticencias

Pero no todos son ventajas. Para poner en marcha este sistema, que en Alemania ha conseguido tasas de reciclaje de envases del 98,5%, el Gobierno autonómico tendrá que salvar todavía varios escollos, entre ellos en el marco legislativo. Según el Ministerio de Medio Ambiente, la nueva normativa que pretende impulsar la Generalitat valenciana es incompatible con la ley estatal, que aunque contempla el sistema de retorno, no obliga a los envasadores ni a los comerciantes a participar en él si ya lo hacen en un modelo alternativo, en este caso, el SIG. La Generalitat, no obstante, asegura que cuenta con informes que avalan su propuesta y no cree que vaya a ser necesario un litigio en los tribunales ni un cambio de Gobierno central para llevarla a cabo.

Álvaro reconoce que existen recelos entre los comerciantes, con quien están manteniendo reuniones. “Hay reticencias por el temor ante un sistema que es nuevo y que puede suponer una molestia, pero estoy convencido de que terminarán entendiendo que es beneficioso”. La Generalitat calcula que, con una media de 120 envases al día, cada comercio podrá beneficiarse de unos 1.000 euros de media al año.

Las empresas envasadoras, que sí están obligadas por ley a hacerse cargo del reciclaje de los envases que producen, son las principales detractoras del sistema de retorno. En España, estas empresas están integradas dentro de los dos únicos gestores del reciclaje en nuestro país: Ecoembes (que se encarga de la recuperación de los residuos que van a parar al contenedor amarillo y al de papel y cartón) y Ecovidrio (del contenedor verde).

“Su alcance es muy pequeño. Los envases suponen un 8% del total de residuos urbanos y los que entrarían a formar parte del sistema de retorno son un 8% de ese 8%. No aporta una verdadera solución, ni es necesario. En envases tenemos una tasa de reciclaje del 70% ¿Por qué no seguir trabajando en lo que tenemos ahora? Lo que van a conseguir con esto es que el ciudadano deje de reciclar”, asegura a este periódico Nieves Rey, directora de comunicación de Ecoembes. Esta gestora va más lejos y acusa directamente a las ONG y a las agrupaciones sociales impulsoras del modelo, integradas dentro de la Plataforma Retorna, de estar movidas por el interés de un lobby que pretende vender sus máquinas de reciclaje en España.

En otros países de Europa con el sistema de retorno, los comercios que recogen los envases vacíos pueden hacerlo manualmente o a través de unas máquinas en las que se depositan los botes y devuelve el dinero.

César Sánchez, director de comunicación de la Plataforma Retorna, defiende que en ningún caso es obligatorio para los comercios instalar las máquinas y que, en Europa, sólo el 20% de los establecimientos optan por esa vía. Además, asegura, existen varias empresas que las fabrican y la Generalitat no va a imponer ninguna de ellas. “Es ridículo este ataque, como no pueden atacar el modelo van contra nosotros, que ni siquiera nos vamos a hacer cargo de la gestión”, dice.

Julià Álvaro cree que la verdadera razón de la oposición de Ecoembes es debido al mayor número de envases al que tendrán que hacer frente. “Ahora pagan sólo por los 2 millones de envases que terminan en el contenedor amarillo, pero en un futuro tendrán que pagar por los 7 millones que se recogerán con el sistema de retorno”.

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