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Fútbol femenino Las futbolistas de élite llenan el Wanda pero no llegan a fin de mes

A pesar de existir un convenio colectivo que regula el sector, las futbolistas de élite no están incluidas en él. La negociación de un convenio específico, en punto muerto desde hace meses, mantiene a estas deportistas sin derechos fundamentales.

Estadio Wanda Metropolitado lleno para ver el encuentro del Barcelona y el Atlético de Madrid de fútbol femenino / fuente: Atlético

marisa kohan

Las más de 60.000 personas que este fin de semana abarrotaron el Wanda Metropolitano para ver un partido de la liga femenina de fútbol entre el Atlético de Madrid y el Barcelona, hicieron historia. Es la primera vez que tal cantidad de aficionados se reúnen en un mismo estadio para contemplar un partido de fútbol de la liga femenina. Sin embargo pocos de ellos eran conscientes de que contemplaban un evento en el que gran parte de sus protagonistas no tienen ningún derecho laboral reconocido. Ni siquiera, en muchas ocasiones, un sueldo digno garantizado.

Según estimaciones del sindicato AFE (Asociación de Futbolistas Españoles), un 49% de las mujeres futbolistas de élite no cobran un sueldo y otro 31% cobran menos de 500 euros al mes. Esta discriminación, explican las expertas, se debe a que no existe un convenio colectivo que regule su participación ni sus derechos en el mundo del deporte.

Si bien existe un convenio colectivo firmado en 2015 que regula la "actividad del fútbol profesional", éste sólo se aplica al fútbol  masculino de primera y segunda división, pero no a los equipos femeninos de élite. El documento regula, entre otras cosas, los sueldos mínimos (6.500 euros mensuales para los jugadores de primera división y unos 4.000 para los de segunda, que se actualizarán con el IPC año tras año), las primas por partido, las jornada laboral, las vacaciones y las bajas por lesiones. A pesar de que la ley de Igualdad en su artículo 29 consagra el principio de igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres en el deporte, la realidad es que las mujeres que se dedican a los deportes de élite no tienen reconocidos los mismos derechos al no ser consideradas como profesionales.

Por ello, desde hace algo más de un año, se está negociando un convenio colectivo específico para las mujeres en el fútbol profesional, que, aunque ha conseguido algunos avances, sigue con bloqueos que  por ahora parecen insalvables. Entre ellos, la exigencia de los sindicatos de que los derechos que se negocien tengan carácter retroactivo. Según fuentes de la AFE, al principio de las negociaciones se pidió que esta retroactividad fuera desde el inicio de la liga 2018/2019, petición que podrían rebajar a que se reconozcan estos derechos desde principios de 2019, es decir, media liga.

"Hay muchos clubes que no tienen a todas las jugadoras con licencias de profesional y se dan casos que en el mismo equipo hay jugadoras con distintos horarios. Unas pueden tener reconocidas 30 horas, mientras que otras de sus compañeras sólo tienen 10 a la semana, lo que en la élite resulta muy extraño, porque eso no cubre ni siquiera los desplazamientos", afirma María José López, asesora jurídica de la AFE. 

No sólo el sueldo es importante. No tener un convenio colectivo reconocido supone que no estén reguladas las bajas por lesiones, ni los embarazos y las bajas por maternidad, ni las vacaciones...

"No tienen jornada laboral ni retribución establecida. Tampoco obligación de cotizar a la Seguridad Social porque no es obligatorio el contrato", explica Vanesa Barco, responsable de Igualdad de UGT. "Muy pocas de ellas tienen jornada completa y a día de hoy no tienen reconocido ningún tipo de protocolo de embarazo o lactancia, ni de acoso sexual ni moral. No hay nada regulado. Por eso es clave salvaguardar todo eso con la negociación de un convenio colectivo", añade.

Según diversas fuentes consultadas, las negociaciones hacia un convenio colectivo para el fútbol femenino marchan lentas, con algunos acuerdos y algunas cuestiones que frenan su avance. Se han conseguido llegar a entendimiento en lo  relativo a los protocolos sobre maternidad y lactancia y sobre conciliación y acoso (tanto sexual como moral). Sin embargo, lo que se refiere a fijar un sueldo mínimo (se barajan propuestas de que este sea de entre 14.000 y 20.000 euros anuales), el pago del 100% de las bajas laborales o, sobre todo, la exigencia de los sindicatos de retroactividad en todos los derechos, mantiene el convenio en un punto muerto.

Intereses económicos

Es difícil entender esta negociación de derechos básicos y los escollos para alcanzar acuerdos, sin tener en cuenta los intereses económicos que están en juego. La clave, tal como  explica Mar Mas, presidenta de la Asociación para Mujeres en el Deporte Profecional (AMDP), "es una larga batalla entre La Liga y la Federación de Fútbol por los derechos audiovisuales, que no beneficia a las jugadoras".

Iberdrola (quién financia la liga de fútbol femenina), en la apuesta que hizo por el fútbol femenino, "dio una financiación a los clubes para diversas inversiones, que principalmente se utilizan para pagar las retransmisiones de los partidos, siempre utilizando su logo, para que pueda recuperar un 90% de la inversión a través de la ley de hacienda".  Explica Mas. Y este es un negocio muy jugoso.

"Es muy bonito llenar el Wanda, sobre todo cuando haces caja. Pero el problema sigue siendo el mismo. Ni este Gobierno, ni el anterior se atrevieron a aprobar un decreto ley que que obligara a aplicar la ley de Igualdad de forma inmediata en el tema del deporte. Imagina que quisieras abrir un bar y a los camareros sí les puedes hacer contratos, pero a ellas no. En esas estamos en el deporte de élite", afirma Mas.

"No están en el convenio que existe para los hombres, porque a nadie le interesa, porque hay mucho dinero en juego. Ahora que la UEFA ha mostrado su interés en el fútbol femenino, es cuando los clubes se están poniendo las pilas, pero no en beneficio de las jugadoras, sino en el suyo propio", añade.

Estoy muy contenta de que cerca de 70.000 personas hayan llenado el estadio. Pero lo que de verdad me hubiera gustado es que las jugadoras hubieran llegado, se hubieran sentado en el césped, hubieran desplegado una pancarta que dijera: no tenemos sueldo, no tenemos convenio y hasta aquí hemos llegado. En ese momento se hubiera firmado el convenio. Pero como siguen jugando todo está parado. Hasta que no se planten no habrá acuerdo", concluye Mas.

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