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“Somos un grupo de amigos de
San Sebastián que da de comer
a 1.700 refugiados diarios”

Una grupo gastronómico vasco ha puesto en marcha el proyecto Zaporeak para dar de comer a los refugiados y voluntarios de la isla griega de Chíos. A pesar de los ataques por parte de grupos extremistas que ha sufrido su cocina, los integrantes aseguran que no les van a echar de allí.

Voluntarios cocinando para los refugiados de la isla griega de Chíos.-PROYECTO ZAPOREAK

RAQUEL ABAD

MADRID.- Con una furgoneta y poco más que una batería de cocina. Así comenzó el proyecto Zaporeak. Peio García Amiano, su hermano Santi e Iñaki Alkiza —promotores del Grupo Gastronómico de Intxaurrondo— partieron en marzo hacia la isla griega de Chíos para dar de comer al mayor número de refugiados posible.

El Grupo Gastronómico de Intxaurrondo —un barrio de San Sebastián— era conocido por organizar festejos populares como la Semana Gastronómica o la feria de la cerveza. Pero ahora, estos aficionados a la cocina realizan proyectos solidario-gastronómicos. Sin embargo, su motivación sigue siendo la misma “acercar la cocina al pueblo voluntariamente y sin ánimo de lucro”. Su primer proyecto fue instalar una escuela de hostelería en Etiopía cuando todavía no se mencionaba el término ‘refugiado’. Pero llegó la crisis y les obligó a poner las miras en Grecia. Allí arrancaron este nuevo proyecto paralelo al anterior.

“Hemos recibido boicots y sabotajes en las cocinas por parte de grupos que no quieren que los refugiados permanezcan allí"

Aunque el foco de atención estaba sobre Lesbos, el grupo vasco de Salvamento Marítimo Humanitario les recomendó ir a Chíos. Esta pequeña isla estaba recibiendo también una gran afluencia de refugiados pero allí no había tanta gente ayudando ni tantos grupos voluntarios.

Al principio, su plan era preparar alrededor de 800 comidas diarias durante seis meses. Pero la realidad ha duplicado sus expectativas. Por la cocina de Zaporeak ya pasan cada día alrededor de 1.700 refugiados, una cifra que ninguno de los miembros del Grupo Gastronómico de Intxaurrondo esperaba alcanzar. Además, tienen intención de prolongar su estancia allí. “Queremos quedarnos hasta diciembre y después ya veremos”, asegura Peio García Amiano, uno de los organizadores del proyecto.

Aunque su intención es continuar con el proyecto, las tensiones de las últimas semanas les están obligando a replanteárselo. Oraitz García, portavoz del proyecto, dice que ahora están analizando “cómo seguir o incluso si seguir adelante porque la situación allí se ha agravado”. Mucha gente no les quiere allí. En Grecia existen grupos extremistas cuyo objetivo es expulsar a los refugiados. Y Zaporeak les da una buena razón para quedarse en Chíos. “Hemos recibido boicots y sabotajes en las cocinas por parte de grupos que no quieren que los refugiados permanezcan allí. Entraron de noche y dejaron todo patas arriba” relata el portavoz.

Peio García organiza el proyecto desde España pero suele viajar un par de veces al mes para comprobar in situ la evolución del proyecto. Esta semana se ha trasladado a Chíos con motivo de los ataques que han sufrido las cocinas. Su labor consiste en verificar “si la cosa va bien” pero, sobre todo, se dedica a cocinar tanto para los refugiados como para los voluntarios: “No sé hacer otra cosa”, asegura, y añade que los sabotajes no les van a echar de Chíos: “Hagan lo que hagan no nos van a echar”.

Tras los ataques recurrentes a la cocina incluso han llegado a plantearse el cierre. “No queremos problemas, hemos venido a ayudar a los refugiados pero, si la situación se complica, lo más sensato sería cerrar la cocina”, dice Oraitz García.

Por un lado, los sabotajes están yendo a más: “Hace unas semanas dos vehículos siguieron a una voluntaria del grupo. La suerte es que ha sido un caso aislado y la embajada está sobre aviso”, afirma y añade que por otra parte, está el tema económico. Manejan un presupuesto mensual de 80.000 euros que proceden íntegramente de donaciones de empresas y particulares. Empresas como Fagor o Lacor les regalaron los electrodomésticos y utensilios de cocina necesarios para comenzar el proyecto. Pero el portavoz de Zaporeak se lamenta de la escasa ayuda institucional que han recibido: 30.000 euros entre las aportaciones de los Ayuntamientos de Donostia e Irún (1.000 euros cada uno), la Diputación foral de Gipuzkoa (15.000 euros) y el Gobierno Vasco, que hizo la contribución más escasa: 5.000 euros.

Los alimentos no perecederos como las legumbres, la pasta o el aceite se trasladan desde España pero compran en la isla los ingredientes frescos para colaborar con el comercio local. Un equipo de catorce voluntarios es el encargado de preparar “la comida más importante del día” para estas personas. “Los primeros van a la cocina las seis de la mañana, ponen en marcha las perolas y el resto se une sobre las siete de la mañana. A las 11 se empieza el emplatado en bandejas con 3 departamentos que suelen contener legumbre, arroz y ensalada o crema de yogur. Un menú diario que supera las 1.900 calorías diarias”, explica Peio García Amiano.

Un grupo de refugiados comiendo el menú preparado por los voluntarios.-PROYECTO ZAPOREAK

Un grupo de refugiados comiendo el menú preparado por los voluntarios.-PROYECTO ZAPOREAK

El siguiente proyecto en la lista de este grupo de amigos consistía en poner en marcha una cocina móvil que lleve comida para los refugiados de toda Grecia. Sin embargo, se han visto obligados a posponerlo: “Nos dimos cuenta de que es más importante seguir el trabajo en Chíos”, confirma Peio García.

La situación de los refugiados ha sido muy cambiante. “El gobierno griego limitó el pasaje de Chíos a Atenas y después del tratado entre la Unión Europea y Turquía hubo un par de semanas en que apenas había refugiados. Aparcamos lo de la cocina móvil y nos centramos en mejorar lo que estábamos haciendo”, asegura Oraitz García. “Hemos venido a hacer lo que sabemos hacer, que es cocinar —añade— y estamos satisfechos con el trabajo realizado”.

Para agradecer la participación de gente en el proyecto Zaporeak, el Grupo Gastronómico de Intxaurrondo organizará este 24 de septiembre su tercer Koxk! (mordisco solidario), una fiesta gastronómica en la que se concentran puestos de diferentes bares de pintxos. La recaudación íntegra reunida a lo largo del día irá destinada al proyecto.

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