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Miguel Hernández viaja a Lesbos en el 75 aniversario de su muerte

El proyecto 'Vientos del pueblo sirio' acerca la obra del poeta de Orihuela a los refugiados sirios que llegan a las costas griegas

Imagen del proyecto 'Viento del pueblo sirio'

Finales de abril de 1939. Un Miguel Hernández completamente destrozado y harapiento cruza la frontera que separa España con Portugal. El poeta cabrero tiene un plan de huida que le permita sortear la muerte. Vender el reloj de oro que le había regalado el futuro Premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre y coger un barco para América. En definitiva, huir de la barbarie. Bahar, refugiada de Siria, vio como su marido fue brutalmente asesinado por participar en las protestas de la primavera árabe en Siria y decidió viajar a Dinamarca escondida en una caja parecida a un ataúd y sobreviviendo a base de dátiles. Lo consiguió. 

Entre las dos historias han pasado 78 años. Miguel Hernández huía de los franquistas, pero fue delatado y entregado. Moriría tres años después en una cárcel enfermo de tuberculosis. Bahar huía del ISIS y de la Guerra de Siria. Y tanto ella como miles de ciudadanos sirios continúan necesitando atención y ayuda para que su final pueda ser diferente al del poeta cabrero de Orihuela.

El proyecto llevará por nombre Vientos del pueblo sirio, en homenaje a la obra de Hernández, y utilizará la metodología del teatro del oprimido

 Con tal objetivo, los tres jóvenes Paloma Jiménez, Mario Hernández, Rubén García y Soubhi Hamaui, un hombre de 70 años nacido en Siria pero que lleva 30 años en Elche, viajan este verano (25 de julio) hasta la isla de Lesbos (Grecia) para acercar la figura de Miguel Hernández a los refugiados durante tres semanas pero, sobre todo, para poder crear "espacios de libertad" donde sean los propios sirios los que decidan "qué quieren hacer y cómo quieren hacerlo"

El proyecto llevará por nombre Vientos del pueblo sirio, en homenaje a la obra de Hernández, y utilizará la metodología del teatro del oprimido, una tendencia teatral que comprende unos juegos y dinámicas que buscan que los participantes se den cuenta y analicen las opresiones y relaciones de poder que sufren y así poder combatirlas. Para ello, el grupo ha traducido parte del repertorio de Hernández y cuenta con Soubhi Hamaui, que hará de traductor.

"Creo que lo más positivo para los refugiados de nuestro proyecto es que tendrán espacios propios en los que compartir sus experiencias y que tendrán toda la libertad para hacer las actividades y talleres que quieran. Ellos son los dueños de esto. No están en Lesbos por su propia voluntad y al final lo que tratamos es de que tengan un espacio que es suyo", explica a Público Paloma Jiménez, trabajadora social e impulsora de este proyecto, que incluye la realización de un documental para acercar a España la tragedia de Lesbos. 

Los refugiados siguen llegando

El proyecto está aliado con Proem – Aid, la entidad sin ánimo de lucro compuesta en su mayoría por bomberos que ayuda realiza tareas de rescate en el sureste de la isla de Lesbos, y para esta entidad irán los recursos que el proyecto Vientos del pueblo sirio consiga reunir. "Se trata de poner nuestro granito de arena para que sigan salvando vidas como hasta ahora", dice Paloma, que señala que en la actualidad llegan menos refugiados a las costas griegas, debido al acuerdo Turquía-UE, pero que "mientras que haya al menos una sola persona que necesita ayuda es necesario todo el esfuerzo". 

De izquierda a derecha: Mario Hernández, Soubhi Hamaui, Paloma Jiménez y Rubén García.- VIENTOS DEL PUEBLO SIRIO

De izquierda a derecha: Mario Hernández, Soubhi Hamaui, Paloma Jiménez y Rubén García.- VIENTOS DEL PUEBLO SIRIO

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