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Países ricos retiran de la circulación coches contaminantes que acaban en estados pobres sin leyes ambientales

La Unión Europea, Estados Unidos y Japón han exportado 14 millones de vehículos de segunda mano a países en desarrollo que carecen de regulaciones ambientales.

Imagen de un Peugeot de los años 70 del siglo XX, utilizados como taxis en Harar, Etiopía
Imagen de un Peugeot de los años 70 del siglo XX, utilizados como taxis en Harar, Etiopía. —PNUMA

alejandro tena

La llegada de motorizaciones eficientes, el desarrollo de energías presuntamente limpias como el hidrógeno y el deseo de mejorar la calidad del aire de las ciudades ha llevado a los países desarrollados a rejuvenecer los coches que circulan por sus carreteras a través de incentivos a la compra y medidas impositivas a los combustibles contaminantes. Sin embargo, la modernización del parque automovilístico tiene una cara oculta que repercute directamente a las regiones menos desarrolladas del planeta. Así lo evidencia un informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que revela cómo millones de vehículos ligeros de segunda mano desechados por los países enriquecidos terminan exportados a los estados del sur global.

La ausencia de reglamentos internacionales y las lógicas del capitalismo facilitan que los países desarrollados envíen los coches que van jubilando por supuestas razones ambientales a los estados más empobrecidos de África, Asia o América Latina. Así, entre 2015 y 2018, señala este organismo de la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y Japón exportaron 14 millones de coches de segunda mano, el 80% a "países con bajos ingresos". En otras palabras, mientras la calidad del aire de Berlín mejora, la de Nairobi se torna gris.

La Unión Europea, que pretende liderar la reconversión automovilística con una electrificación casi total de las carreteras de cara a 2050, es la región del mundo que más vehículos usados exporta a estos países en desarrollo. En los últimos años, el viejo continente ha enviado fuera de sus fronteras 7,6 millones de coches, principalmente a países de África, del este de Europa y Asía Central. Japón, pese a sus dimensiones, supera a EEUU y es el segundo lugar que más automóviles viejos vende al exterior, con 3,8 millones de exportaciones en el periodo 2015 y 2018, con Emiratos Árabes, Nueva Zelanda, Myanmar o Kenia como principales destinos. Los norteamericanos, en ese mismo periodo de tiempo, se deshicieron de 2,6 millones de vehículos y los enviaron a México, Camboya, Benín o Líbano. 

De esta forma, los países africanos importaron el mayor número de vehículos usados (40%) en el período estudiado, seguidos por los países de Europa del Este (24%), Asia-Pacífico (15%), Oriente Medio (12%) y América Latina (9%). En la mayoría de los casos, denuncia PNUMA, se trata de países donde predomina un "entorno regulatorio muy débil" en cuanto a las restricciones para las emisiones generadas por los transportes privados. 

Así, dos tercios de los 146 países analizados por el organismo medioambiental de la ONU tienen legislaciones muy laxas en lo que se refiere a la importación de vehículos usados. Tan sólo 18 Gobiernos impiden con sus leyes que se importen coches de segunda mano. No en vano, destacan algunas naciones que han avanzado en materia, como es el caso de Ganha, que este mes ha impulsado un límite para las importaciones de vehículos de más de 10 años de antigüedad para reducir la contaminación de sus ciudades, o Marruecos, que únicamente permite que lleguen automóviles del exterior de hasta cinco años y que cumplan con la normativa europea de emisiones EURO4.

Para Nuria Blázquez, responsable de Transportes en Ecologistas en Acción, el hecho de que los países ricos se deshagan de sus coches de segunda mano enviándolos a las regiones más empobrecidas es un buen ejemplo de cómo se articula el capitalismo en materia ambiental. "Lo que se hace es trasladar la contaminación atmosférica a estas zonas. Al final, lo que hacemos es ir al continente africano para sacar minerales para las baterías de nuestros coches eléctricos y después les mandamos para allá nuestros coches viejos", denuncia.

"Los países desarrollados deben dejar de exportar vehículos que no pasan las inspecciones ambientales y de seguridad, y que ya no se consideran aptos para circular en sus propias calles, mientras que los países importadores deben introducir estándares de calidad más estrictos", advirtió Inger Andersen, directora ejecutiva del organismo de la ONU.

Una mayor regulación podría ayudar a restringir el numero de exportaciones de vehículos usados desde países ricos hacia regiones en desarrollo. Pese a ello, el problema de qué hacer con los coches de segunda mano en aquellos lugares del mundo que persiguen la modernización de su parque móvil persistirá. Ante ello, los ecologistas reclaman que se reduzca la inversión en el sector de la automoción en favor de otras formas de movilidad más sostenible como el transporte público o la bicicleta. Además, desde Ecologistas en Acción señalan la posibilidad de alargar la vida de los vehículos que ya circulan en las carreteras, adaptando sus motorizaciones a las nuevas circunstancias

Los filtros de partículas, una alternativa que ya existe en la Unión Europea, puede contribuir a que los coches más viejos limiten sus cifras de contaminación. Tanto es así, que en 2018 el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea realizó pruebas con vehículos reequipados con estos filtros y consiguió reducir las emisiones en un 80% en vehículos diésel.

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