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Marea pensionista Los pensionistas toman Barcelona para reivindicar unas pensiones dignas

Una marea de jubilados exige al Gobierno del PP que vuelva a vincular la revalorización de las pensiones con el incremento del coste de la vida. 

Manifestación en Barcelona por unas pensiones dignas. | Quique García | EFE

Esperanza Escribano

"Una mierda me parece la subida del 0,25%, así de claro", afirma Pilar Partal. La grosería no es gratuita, refleja el ánimo de los cientos de miles de personas que han salido este sábado a manifestarse por una revalorización de las pensiones ajustada al precio de la vida. Según un informe del sindicato de técnicos de Hacienda Gestha, 3,1 millones de pensionistas (el 32,6% del total) cobran por todas sus pensiones menos de 8.200 euros anuales, cifra que delimita el umbral de la pobreza.

La mayoría de los que protestaron son jubilados que están cobrando una pensión, pero también los hubo que se acercaron a la manifestación por solidaridad con el movimiento. "He venido por mi hija y por mis vecinos", decía Ángeles Márquez, miembro de la Marea Pensionista de Viladecans. La principal reivindicación era —y es— que el Gobierno retire la revalorización de las pensiones al 0,25% y el ajuste a la subida anual de los precios, recogida en el Índice de Precios al Consumo (IPC).

Por cuarto año consecutivo las pensiones han vuelto a subir sólo un 0,25%, por debajo del coste de la vida. Es lo mínimo que marca la ley y que se aplicará por quinta vez. Tanto la Marea Pensionista como los sindicatos consideran que esta tímida subida no será suficiente para mantener una calidad de vida digna.

Las mujeres son, como en tantos otros ámbitos, las más perjudicadas. Según el mismo informe de Hacienda, el 60,4% de estos pensionistas que cobran por debajo del umbral de pobreza son mujeres. La brecha de género en la jubilación es aún mayor que entre las mujeres en su etapa activa. Muchas de las grandes no han trabajado o lo han hecho durante muchos menos años que sus compañeros porque han dedicado gran parte de sus vidas al cuidado de los hijos o del hogar. "Cuando te quedas viuda, pasas a cobrar el 52% de la pensión de tu marido", se quejaba Partal, "y si él cobraba 600 euros, como sobrevives con 300?".

La Marea Pensionista va más allá de la reivindicación puramente económica. Están en contra de que se fomenten los planes de pensiones privados o critican la falta de plazas en residencias públicas para aquellos que lo necesitan. También critican las consecuencias para la salud. Antonio Barbarà, médico miembro de la Marea Blanca de Catalunya explicaba que las pensiones "miserables son malas para la salud, e incluso matan". Pero más allá de la precariedad de los subsidios por jubilación, denunciaba también el estado de la sanidad pública que, después de años de recortes, ha perjudicado también la calidad de vida de las personas mayores. "El aumento de las listas de espera, el copago que es en realidad repago y las privatizaciones también nos enferman", resumía.

En una manifestación en la que no se veían tantos smartphones como en otras, no había problemas de cobertura y sonaban Labordeta o Serrat, también había lugar para los jóvenes, aunque fueran minoría. "En el futuro me tocará a mí" dice sonriente Jesús Rastrojo, un chaval que apenas pasa la mayoría de edad. "Ellos han luchado siempre por nosotros y ahora tenemos que luchar nosotros para ellos", concluye.

"Luchamos por las pensiones de la gente joven primero, y luego por nuestras", decía Pilar Martín, otra jubilada miembro de la Marea Pensionista. Era el primer tramo de la manifestación, protagonizado por esta asamblea al estilo del 15-M, que se ha ido extendiendo por las ciudades y los barrios de todo el Estado. "Hace cuatro años que trabajamos desde abajo mientras los sindicatos han firmado las reformas laborales y los recortes contra las que protestamos", añadía. Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT) secundaron la manifestación, pero lo hicieron en un segundo plano. "Entran ahora y quieren romper la unidad que tenemos, este es un movimiento transversal", comentaba Neme Mañas, del mismo movimiento.

"Este es un movimiento de la gente y los sindicatos se han subido al carro" declaraba Irene Sánchez, aún lejos de cobrar la jubilación. "Está bien que suban aunque sea tarde, pero este movimiento ni la han organizado ellos ni han colaborado mucho" lamentaba su amiga Montse López, que también asistió a la protesta, aunque por edad no le toque directamente. El grupo, que lucía camisetas con los apuntes de los pagos en B del PP con la letra del extesorero Luis Bárcenas, piensa que cobrar pensiones de 600 euros "es un insulto".

En la parte posterior de la manifestación se veían las pancartas y pegatinas de los sindicatos CCOO y UGT. Jordi Clúa, miembro del primer, defendía que su organización ha venido a "reivindicar unas pensiones justas". Ante las críticas, Clúa exponía que el papel fundamental de los sindicatos en la lucha por unos salarios dignos y justificaba que no protagonicen la foto porque "quizás" no han sabido "aprovechar el momento mediático". Para CCOO, la batalla contra el empobrecimiento de los jubilados es un trabajo diario y un proyecto de largo recorrido en el que los sindicatos llevan mucho tiempo. Su deseo es que "la distancia entre la marea y los sindicatos se reduzca" tras la movilización de este sábado: "Cuanto más seamos, mejor".

Más beligerante se mostraba José Ramón Omil, de UGT: Lo poco que tenemos es gracias a los sindicatos, las mareas son nuevas". De todos modos, reclama que hoy los titulares se centren en lo que a su juicio es lo más importante, la concentración "contra las miserias" que sufren cientos de miles de pensionistas.

Tras la marea y los sindicatos mayoritarios, también se sumaron a la gran manifestación otros grupos, como los Comités para la Defensa de la República (CDR), las Kellys, los Iaioflautes e incluso algunas personas con banderas de Tabarnia. Un reflejo de la transversalidad del movimiento. La protesta acabóante la Delegación de Gobierno, donde algunos quemaron la carta del gobierno en la que se les anunciaba la subida del 0,25% de las pensiones.

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