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La conciliación no es para mujeres y menos
si son políticas

Tras conocerse que la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, será madre en verano, el debate sobre un posible adelanto electoral ha ganado un argumento a favor. Los embarazos de dirigentes que ocupan cargos públicos en primera línea política resucitan la imagen de la maternidad como un condicionante definitivo para la vida de las mujeres.

Carme Chacón, Susana Díaz y Soraya Sáenz de Santamaría.

ANNA FLOTATS

@AnnaFlotats

MADRID.-  Paren máquinas: la presidenta de Andalucía está embarazada. Lo primero que ha hecho Susana Díaz tras conocerse que será madre en verano ha sido calmar a la población. Ha aprovechado un acto público para advertir de que su embarazo "no afectará en absoluto al calendario electoral"  porque "conciliará con normalidad, como hacen miles de mujeres".

Díaz, que se convertirá en una de las pocas dirigentes españolas que han dado a luz estando en primera línea política -podrá decir que es la primera presidenta autonómica que se ha quedado embarazada durante su mandato- salía así al paso de los rumores que durante la mañana de este lunes vinculaban su embarazo a un posible adelanto electoral.

¿Es lógico este debate? La ginecóloga Isabel Serrano, miembro de la Federación de Planificación Familiar Estatal y portavoz de la plataforma Decidir nos hace libres, considera que no. “Interpretar o manipular el significado de la decisión de tener un hijo es, además de machista, una grave intromisión en la vida privada de una mujer”. Una opinión que comparte la exdiputada de Izquierda Unida (IU) Cristina Almeida, quien también censura esta relación causa-efecto y afirma tajantemente que “en ningún caso la maternidad de una dirigente política, aunque sea la presidenta de una comunidad, podría determinar un adelanto electoral”.

Almeida considera que los ciudadanos españoles son plenamente conscientes de que la maternidad no es una incapacidad, sino una decisión, e insiste en que están perfectamente acostumbrados a que las mujeres con un cargo público tengan hijos. “A lo que igual no están tan acostumbrados es a que estén embarazadas mientras lo ostentan”, concede, “pero las mujeres estamos en la política como mujeres, con nuestras necesidades y nuestras obligaciones y eso no debería extrañar a nadie”, concluye.

Incluso el presidente del Partido Popular andaluz, Juanma Moreno, ha rechazado un posible adelanto electoral provocado por la maternidad de Díaz porque "una cosa son las situaciones personales" de los dirigentes políticos, ha dicho, y otra que esas circunstancias vitales "condicionen el presente y el futuro de casi ocho millones de ciudadanos", informa Europa Press. Sin embargo, Carolina Bescansa, responsable de la Secretaría de Análisis Político y Social de Podemos, sí ha deslizado esa posibilidad. "Puesto que el motivo de este adelanto parece que es el embarazo de la actual presidenta, lo primero, felicitarla. Desearle que todo vaya muy bien y que disfrute de su maternidad, que para muchas personas es quizás la experiencia humana más apasionante y bonita que se puede tener", afirmó este lunes al ser preguntada por los periodistas.

Justa Montero: "Existe aún una visión muy machista de la maternidad"

Llegados a este punto, en el que puede parecer incluso que los propios políticos usan la maternidad para sus estrategias electorales, "ellos mismos están convirtiendo en algo extraordinario lo que se debería vivir con total normalidad", explica Justa Montero, miembro de la Asamblea Feminista de Madrid y experta en género y políticas públicas. Esas consideraciones, sigue Montero, reflejan que existe aún "una visión muy machista de la maternidad como algo que determina las demás facetas de la existencia de las mujeres".

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz , a su llegada al colegio Antonio Machado de Jerez de la Frontera (Cádiz), que ha inaugurado este lunes. EFE/Román Ríos.

Aunque en la vida cotidiana conocemos a cientos de mujeres que concilian (o tratan de conciliar) su maternidad con el trabajo y su vida privada, "cuando se trata de una figura pública vuelve ese imaginario, esa idea arraigada de la maternidad como un condicionante definitivo de la vida de las mujeres", concluye Montero.

Adelantos electorales al margen, Serrano considera que la profesión no debería hacer cambiar la visión de la sociedad ante un embarazo, pero la percepción de la maternidad como un freno en la carrera profesional de una mujer parece que tenga más peso en política que en otros sectores. Algo sorprendente dado que, como señala Almeida, Díaz tiene "una situación de poder" y no "de obediencia, como otras muchas mujeres, que se arriesgan a perder su empleo por quedarse embarazadas".

Cristina Almeida: "La sociedad es plenamente consciente de que la maternidad no es una incapacidad"

Sin embargo, el debate sobre cómo afrontar la maternidad desde un cargo público llega después del nacimiento del hijo. “Si Susana Díaz, aludiendo a su cargo, recorta o alarga su baja por maternidad se estará burlando de los derechos adquiridos por todas las mujeres", considera Serrano.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se "burló", como dice Serrano, optando por la primera opción. Dio a luz el 11 de noviembre de 2011, nueve días antes de las elecciones generales, y volvió a la primera línea política tan solo diez días después de parir. Aunque ella no se tomó la baja de maternidad y se reincorporó al cargo sin haber cumplido la llamada cuarentena -las primeras seis semanas despúes el parto- ha recomendado a Díaz que esté "tranquila" para que su embarazo "vaya bien".

En este sentido, Almeida considera que las dirigentes políticas, "por encima del mandato, son mujeres", por lo que deben darse el tiempo necesario para recuperarse del parto y solidarizarse, de este modo, con el resto de mujeres. Montero, en cambio, señala que quienes ocupan puestos políticos tienen unas condiciones personales y económicas muy diferentes a las del resto de mujeres, de manera que "la decisión que tome una mujer en una situación privilegiada no debe tomarse como modelo de nada".

Isabel Serrano: "Interpretar o manipular el significado de un embarazo es machista y atenta contra la privacidad de la madre"

El permiso maternal se compone de 16 semanas o 112 días ininterrumpidos. De esas 16 semanas, seis son obligatorias. Las otras 10 son optativas y transferibles, es decir, la madre puede ceder al padre parte o todos esos 70 días. 

Eso es precisamente lo que hizo Carme Chacón, que compartió el permiso con su marido siendo ella ministra de Defensa. El embarazo de la socialista también fue ampliamente comentado, debido, por ejemplo, a la fotografía de la ex ministra -que además fue la primera mujer en ocupar esa cartera- pasando revista a las tropas en un adelantado estado de gestación.

El permiso compartido de Chacón también hizo saltar a la palestra, una vez más, el debate sobre la ampliación de los permisos de paternidad. La Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA), sigue instando al Gobierno a equiparar los 15 días de que disponen los padres a las 16 semanas que disfrutan las mujeres tras el parto. Sin embargo, sus reclamaciones han caído siempre en saco roto, a la espera —dice el Grupo Popular en el Congreso— de que la crisis lo permita.

 

 

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