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Seis mossos a juicio
por la muerte del empresario del Raval

El fiscal pide once años de cárcel para los agentes, que deberán pagar conjuntamente una fianza de 200.000 euros

Foto de archivo de los mossos imputados por la muerte del Raval. / AGENCIAS

EP

BARCELONA.- Una juez de Barcelona ha enviado a juicio a seis agentes de los Mossos d'Equadra por la muerte del vecino del barrio del Raval de la capital catalana Juan Andrés Benítez, que falleció la madrugada del 6 de octubre de 2013 horas después de ser detenido de forma "violenta y desproporcionada" a las puertas de su casa.

En el auto, la titular del Juzgado de Instrucción 20 de Barcelona, Eva Moltó, ha decretado la apertura de juicio ante un jurado popular para estos seis agentes por un delito contra la vida de homicidio por dolo eventual -actuación a sabiendas de que podían matarlo- o, alternativamente, por homicidio por imprudencia grave.

Estos seis policías, para los que la Fiscalía pide 11 años de cárcel, deberán pagar conjuntamente una fianza de 200.000 euros. Además, la juez les atribuye un presunto delito grave contra la integridad moral y, a otros dos agentes, dos delitos de obstrucción a la justicia; también acuerda el sobreseimiento de la causa respecto a otros dos policías al no resultar acreditada su intervención.

La juez concluye en su auto que los seis agentes acusados de homicidio "no adecuaron su actuación a las circunstancias del caso, provocando el lamentable desenlace, bien propinando todo tipo de golpes al Sr. Benítez, bien participando en las maniobras de reducción de forma desproporcionada".

Sostiene que colocaron a la víctima "en una situación en la que le resultaba imposible defenderse" y sin que ninguno de ellos hiciera nada por evitarlo; ni siquiera el de mayor experiencia y rango que debió haber evitado la situación que generó un riesgo vital para Benítez. Califica su "muerte violenta" y cree que los agentes hicieron un uso excesivo de la fuerza y ve, literalmente, indicios rotundos de participación de los agentes en el fallecimiento.

"Actuación violenta y desproporcionada"

Según la juez, pasadas las 20 horas del 5 de octubre Benítez se peleó con un vecino a la altura del número 20 de la calle Aurora -sufriendo ambos heridas leves-, tras lo que llegaron las patrullas policiales, que se acercaron a los dos cuando ya estaban "en actitud tranquila".

En un momento dado, Benítez se dirigió a su piso sin hacer caso a los agentes y una de las policías lo cogió del brazo para detenerlo, con lo que la víctima intentó zafarse; inmediatamente, tres agentes "se abalanzaron" sobre él y uno de ellos le dio varias patadas que lo tiraron al suelo.

Con la víctima tirada boca arriba en el suelo, los cuatro agentes comenzaron a hacer maniobras de contención y reducción y, al poco, llegaron tres policía más: uno de ellos sustituyó en la maniobra a la agente que se ausentó para recibir asistencia médica.

La juez cree que los mossos no se limitaron a hacer estas maniobras sino que, tras abalanzarse sobre él, "efectuaron una actuación violenta y desproporcionada, habiéndole propinado golpes, puñetazos y patadas".

"Gemidos de dolor"

Mientras esto sucedía, Benítez emitía "agudos gemidos de dolor" que fueron decreciendo hasta desaparecer por completo, pese a lo que los mossos continuaron las agresiones incluso una vez cesaron los lamentos.

"Los agentes que le propinaron los golpes eran conscientes de que con su actuación podían provocar graves heridas y contusiones", concluye la juez, que añade que no dejaron a la víctima ninguna posibilidad de que se defendiese.

Ve la actuación excesiva y desproporcionada tanto en la duración de la detención -que pudo ser superior a 12 minutos-, como por el número de agentes, a la fuerza física ejercida y respecto a los golpes que le dieron "de forma totalmente innecesaria para lograr su reducción".

"Provocaron al señor Benítez un estado de estrés el cual, unido a los golpes, puñetazos, rodillazos y patadas diversas que le propinaron, y al uso de la porra o defensa policial en posición horizontal, le condujeron a un estado de inconsciencia y a una situación de parada cardiorrespiratoria", enumera el auto.

Obstrucción a la justicia

A pesar de todo ello, lo metieron en el coche policial esposado y con los pies sujetos a las manos por la espalda y, aunque la ambulancia del SEM llevaba allí un rato, no se requirió su intervención hasta que estuvo "inerte" en el vehículo.

Una vez acabó la intervención, dos agentes borraron "de forma deliberada" -obstrucción a la justicia- una mancha de sangre de la víctima de tamaño considerable echándole una botella de agua cada uno, en vez de tomar muestras para la investigación.

Una policía subió a uno de los pisos a preguntarle a una vecina si había grabado algo, ante lo que la testigo le dijo que sí y borró el material ante ella "influida por la presencia de la agente".

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