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"Para el espectador la televisión es como ir al parque zoológico"

Crítico de televisión. Acaba de publicar 'Los pájaros de la tele', donde suelta toda su ironía para dar un buen repaso a algunos personajes televisivos.

MIGUEL RUBIO

Compara a Patricia Gaztañaga con la abubilla, un pájaro que 'disfruta revolcándose en el estiércol' y a Ana Rosa Quintana con la urraca, 'un ave inteligente, pero no se le conoce ninguna utilidad'. El crítico de televisión Ferrán Monegal lleva 16 años escribiendo sobre el medio desde su columna de El periódico de Catalunya, colabora en la radio con Julia Otero y comenta repasa la actualidad televisiva en su programa Telemonegal, de Barcelona TV. Ahora publica Los pájaros de la tele (Ediciones B), libro en el que repasa algunos de los personajes más notables del espectro catódico.

Hay muy pocos libros sobre televisión en España...

Cierto, aunque éste no es un libro de reflexión sobre la televisión. Es un programa de ornitología aplicado a la jaula, con datos concretos y bajando siempre a la arena, a la acera. Es un libro de datos barajados desde mi punto de vista, un poco irónico y demás..

¿Para quién es una jaula la televisión?

Entiendo el televisor como una jaula para los que normalmente trabajan dentro de ella. Con una particularidad: jamás en el mundo de la ornitología clásica se ha dado el caso de que le abras la jaula a un pájaro y no salga volando.

¿Y para el espectador?

Para el espectador, la televisión es como ir al parque zoológico. Lo que hay que procurar es que sean visitas guiadas. La gente la mira como mira el día que hay un accidente en la carretera. Y eso no quiere decir que estemos deseando que haya accidentes continuamente para poder mirar.

Hay un tópico que dice que una ejecución en directo rompería los audímetros...

Sí, o provocar un suicidio en directo, que todo llegará. La teoría de la televisión, sobre todo desde que llegaron las privadas es la del impacto. Sorprender al espectador, es la máxima de las televisiones, también de las públicas, que al no encontrar su lugar y mimetizan las formas de las privadas

¿Entonces es necesario poner unos límites?

Nunca. La tele que siga su camino. ¿Prohibir programas de televisión? ¡Ni uno! Todo lo contrario, que hagan, que sigan su pendiente hacia abajo. Lo importante es que nosotros los espectadores sepamos verla.

Hay grupos más desprotegidos, como los niños.

Yo siempre he ido contra el horario protegido. Considero que construir burbujas para los niños es un error gravísimo. A los niños hay que ponerles cosas como El diario de Patricia Gaztañaga, la enemiga pública número uno. Eso es lo que tienen que ver los niños, con alguien al lado que le diga: 'mira esta señora es una inmigrante a la que han dado diez mil pesetas y un bocata de chopped para que haga aquel número. La utilizan porque está necesitada y viene a la tele a buscar algo'. Hay que darle al niño las claves para que su cerebro empiece a amueblarse y sepa ver televisión. Este es el objetivo de mis críticas: ayudar a ver televisión.

Tenemos que defendernos de la telebasura

Sí, sobre todo porque no es sólo patrimonio del área de programas, también de los informativos. Al estar cada vez más la profesión periodística en trincheras, los periodistas nos hemos transformado en carne de cañón para determinados intereses empresariales y políticos.

El caso de Wyoming y la becaria , ¿demuestra que el contenido informativo se ha rebajado tanto que una anécdota puede ocupar espacio en noticiarios?

Yo apoyo a Wyoming. El presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid no ha estado acertado, no tenía que haber tomado cartas en este asunto porque no es un tema de periodismo. El propio Wyoming se preguntaba al día siguiente con su retranca qué venía a decirle el presidente de una asociación de la que no forma parte. El vídeo falso es un truco que se utiliza en el humor desde hace muchos años. Intereconomía no lo contrasta y pica, pero la gracia de Wyoming es que está haciendo un programa de humor, no un informativo.

Algo parecido ocurrió con Jordi Évole y la famosa infiltrada de la lotería. Él denunciaba la dinámica perversa en la que las cadenas se preocupan más por rellenar minutos que por contar historias.

Eso es lo que me preocupa. Una cosa es un programa de humor y otra la última burbuja que en teoría queda en las cadenas de periodismo: el área de informativos. Ahí también se están difuminando los límites y hoy ves informativos que parecen un programa de humor. El otro día comentaba Manuel Campo Vidal entrevistado por Susanna Griso, que llegará el momento en que estos informativos que incrustan sus trampitas y sus bromitas perderán toda la credibilidad. Una cosa es que lo haga Wyoming o el Follonero, que es su espacio natural, en un programa de bromas. Otra cosa es que esto lo hagan en los informativos y no sepas distinguir si lo que estás viendo es una broma o no.

En el otro extremo de los programas de humor, ¿hay también contaminación informativa desde los programas de reporterismo al estilo de Callejeros?

La trayectoria de Callejeros ha sido desde su inicio un tour por los asentamientos chabolistas de todas las ciudades de España buscando exclusivamente al yonki y preguntándole por los pinchazos que se ha dado y pidiéndole que los enseñe y haciendo que la misma cámara le taladre el brazo. A mí este tipo de reportaje que sólo busca el morbo del pobre drogadicto me interesa poco. Otra cosa es que se dedicaran a buscar las redes que suministran y enganchan al pobre que se pincha. Pero esto no lo he visto en Callejeros. Considero que hacen un trabajo fácil y morboso.  

Con este panorama, ¿tiene utilidad la crítica televisiva?

A mucha gente le interesa hacer creer que no sirve para nada. Quieren estructurar sociedades sin voces críticas, sin que nadie haga la foto. Cuando cometen cualquier tropelía en cualquier ámbito, la función del periodismo es hacer esa foto. Los hay que dicen: 'bueno, si no existiera la telebasura no existirías tú como crítico de televisión'. ¿Qué quieren decir, que vivimos del conflicto? Si no existieran las guerras no existirían Roberto Capa ni Jon Sistiaga. El periodismo tiene que hacer el retrato de lo que ocurre y, a ser posible, un retrato crítico. Que quede por lo menos la reflexión.

¿Un programa como el suyo, Telemonegal, sólo es posible en una tele local?

Y todavía entre comillas. Hay muchos que preferirían que no existiera, porque no interesa a los grandes constructores del tinglado televisivo. Las presiones en una plataforma estatal serían horrorosas.

Al estar en una cadena local escapa vuela por debajo del radar de los abogados de Telecinco.

De Telecinco, Antena 3 o TV3 o TVE... Yo tengo gran predilección por las cadenas públicas porque son las que han perdido la capacidad de ser un referente de honestidad.

¿No tiene miedo a una demanda?

En la tele pongo imágenes de lo que ocurre. Es lo que en literatura se llama el derecho de cita, algo que es sagrado y está perfectamente contemplado en el código civil. En televisión, el derecho de cita es poner quince segundos de un programa que otra cadena, además, ya ha emitido y ha sacado su rentabilidad.

El juez que condenó a La Sexta a no emitir imágenes de Telecinco no opina lo mismo.

Sí, esto ha sido un gran error. Esto lo ganará La Sexta en instancias superiores. Ha sido un patinazo de un juez despistado que ha olvidado que existe el derecho de cita en radio, prensa, literatura y televisión. ¡Y es más viejo que el tebeo!  

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