Una niña deambula sin rumbo fijo en medio de ninguna parte. La plaga que ha convertido a la humanidad en zombis ni siquiera ha respetado la inocencia. ¿Cómo aceptar que las reglas que gobernaban el mundo han desaparecido? Un agente de policía tendrá que aprender a hacerlo si no quiere acabar como el postre de un grupo de seres a medio descomponer que han olvidado que en algún momento hicieron algo más que hincarle el diente a un trozo de carne sana.

Este policía es Rick, al que da vida Andrew Lincoln, el protagonista de la serie The Walking Dead, una de las grandes apuestas de la temporada, que AMC estrenó ayer en EEUU y que llegará a España el próximo día 5 de la mano del canal Fox (22.50).

Lincoln es conocido por Love Actually, un trabajo que nada tiene que ver con este rol de un policía que, tras despertar de un coma, descubre que la muerte lo impregna todo y que deberá armarse de valor para salvar a su familia. 'Él es un hombre corriente, con una cualidad admirable: si cree en algo, es el primero en luchar por ello', explica Lincoln a Público durante su reciente visita a Londres.

Junto a él, está Lori, su mujer Sarah Wayne Callies (Prison Break), otro personaje 'real y complicado', y dispuesto a hacer lo que sea para proteger a su hijo. 'Lori se da cuenta de que cuando las circunstancias son extremas, todos somos capaces de hacer cosas que no imaginamos, que podemos ver nuestra parte más oscura y la más elevada en sólo una hora', señala la actriz.

Basada en un cómic de Robert Kirkman y con guión y realización de Frank Darabont (Cadena perpetua), esta producción permite al espectador ponerse del lado de la 'gente corriente' convertida en héroes o en el de los seres anestesiados. 'Las criaturas más peligrosas no son los zombis, que son predecibles en sus reacciones, sino los humanos, que son siempre impredecibles', destaca Gale Anne Hurd (Terminator), productora ejecutiva de la serie. Además, para Hurd, The Walking Dead tiene una base real, ya que, con los alimentos modificados genéticamente y los desastres naturales, 'vivimos en un planeta en el filo del abismo'.

Esta reflexión es más fácil de afrontar a través de una ficción porque en las producciones de terror 'podemos hacer frente a nuestros miedos sabiendo que cuando terminen habremos sobrevivido'.

Robert Kirkman explica en el primer volumen de Los muertos vivientes (Planeta DeAgostini Cómics) que las buenas historias de zombis hacen que el público analice su posición en la sociedad. Esa reflexión está presente en The Walking Dead, que plantea al espectador la pregunta de hasta dónde sería capaz de llegar para sobrevivir a una invasión zombi. 'Las novelas gráficas de Kirkman se centran en los personajes y examinan la reacción de los protagonistas ante su nuevo mundo y sus nuevas reglas', indica Gale Anne Hurd, productora ejecutiva de la serie, quien confiesa que lo que más le interesa es el cambio de mentalidad que deben experimentar los personajes para afrontar que las habilidades y recursos que les importaban antes no tienen utilidad en su nueva vida. Para Hurd, eran necesarias más de dos horas para profundizar en este viaje, por lo que se optó por una adaptación televisiva.