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080 Barcelona Fashion: Japón salva la moda catalana

ÁLEX CARRASCO

Sin grandes expectativas en el horizonte, el tercer y último día de 080 Barcelona Fashion comenzó como había arrancado el certamen, con mucho estampado y estilismo por fuera y pocas ideas por dentro, así lo demostró la firma Factoria Rent Me, con una de las colecciones menos inspiradas del certamen catalán.

De ahí en adelante se sucedieron los altibajos. El techo del nivel que se le presupone a un certamen dedicado a la moda independiente lo tocaron Bambi by Laura y Mareunrol´s. La diseñadora catalana supo exprimir una feminidad extrema, marcada por siluetas sensuales, volátiles y casi cristalinas, donde los colores empolvados y los tejidos vaporosos dibujaban -tras tantas colecciones evidentes- un universo sutil e intimista.

Por su parte, Marite Mastina y Rolands Peterkops, con ambiente detectivesco de far west, supieron por fin subir a la pasarela una buena dosis de sentido del humor. Las gigantescas pelucas empleadas por los creadores letones no pretendían compensar la falta de ideas de su colección, como sucedió en el desfile de J. Smith Squiere y sus inexplicables cabezas de elefante, o en Material by Product y el empleo gratuito de camisetas de Iron Maiden.

Desde Japón llegó una jovencísima Seïko Taki para poner a todos en su sitio. La nipona presentó la que sin duda ha sido la colección más innovadora y estimulante del certamen, no en vano se alzó con el Premio a la Mejor Colección concedido por el jurado internacional de 080 Barcelona Fashion. Taki, fiel a la tradición de la escuela japonesa, presentó un trabajo donde se reconcilian conceptos y parámetros en principio antagónicos: rigidez y blandura, feminidad y androginia, futurismo e historicismo... Todo ello trabajado desde la perfección absoluta, como si cada uno de los looks fuesen esculturas andantes.

Es sorprendente que un certamen, en principio abanderado de la creación más revolucionaria e independiente, esté cayendo el reciclaje masivo de viejas ideas de la vanguardia. Ya es bastante frustrante que se subvencionen con dinero público las sospechosas presentaciones de creadores españoles, pero lo es aún más que tengamos que pagarles los desfiles a diseñadores internacionales con poco más en su currículum que un nombre exótico. 080 Barcelona necesita reforzar las bases que la vieron nacer para plantear una alternativa real a la moda más comercial.

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