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Los 25 puntos calientes de la diversidad marina

Oceana y la Fundación Biodiversidad identifican las zonas del Mediterráneo español que necesitan protección

MARÍA GARCÍA DE LA FUENTE

España firmó en 2006, junto con el resto de países miembros de la Convención de la ONU de Diversidad Biológica, su compromiso de proteger en 2012 el 10% de su superficie marina. En la actualidad, apenas el 0,5% de los mares españoles cuenta con algún grado de protección.

La organización Oceana y la Fundación Biodiversidad han identificado las 25 zonas con mayor riqueza marina en el Mediterráneo y Atlántico Sur de España, y que a su juicio deberían incluirse como áreas marinas de importancia ecológica. Este año concluirán los trabajos en el Mar Cantábrico y en Canarias.

Para cumplir el objetivo del 10%, España debería contar con 100.000 km2 de áreas marinas protegidas, una superficie similar a las comunidades de Castilla y León y La Rioja juntas. El director de Investigaciones de Oceana, Ricardo Aguilar, explicó ayer en rueda de prensa que las zonas protegidas en la actualidad son muy pequeñas, con una media de 13 km2, salvo el Archipiélago Chinijo (Canarias), con 100 km2, y El Cachucho, al norte de Asturias, con 230 km2.

'Las áreas protegidas deberían tener un espacio mayor que 13 km2 para que tenga sentido la protección, y haya una mejor recuperación de la biodiversidad y los recursos pesqueros', añade.

Los trabajos para identificar estas zonas se realizaron entre mayo y octubre de 2007 a bordo del buque de la organización, con un total de 45 inmersiones de submarinistas que grabaron y fotografiaron el Mediterráneo hasta 40 metros de profundidad, y con robots teledirigidos que tomaron imágenes hasta los 300 metros bajo la superficie. En total, se realizaron más de 3.000 fotografías y 19 horas de grabación. Los biólogos estudiaron jardines de gorgonias, campos de esponjas, bosques de algas, prados mixtos de fanerógamas, lechos de mäerl, corales rojos e, incluso, descubrieron esponjas carnívoras en dos montañas marinas. El resultado es que, según sus datos, al menos 25 zonas necesitarían protección, bien para conservar la riqueza que tienen, bien para evitar su deterioro ya palpable.

 

Frente a esta rica biodiversidad, los investigadores no encontraron ningún hábitat virgen en todo el mar explorado, lamentó Aguilar. De hecho, el inicio de la declaración de zonas marinas protegidas fue la preocupación por el descenso de los recursos pesqueros y la escasez de algunas especies. La primera declarada en el Mediterráneo español fue, en 1983, la Reserva Marina de las Islas Medas (Catalunya), y le siguió en 1986 la Reserva Marina de interés pesquero de Tabarca (Alicante).

Entre los hábitats más representados en las zonas protegidas destacan las praderas de Posidonia oceanica, otras fanerógamas marinas como Cymodocea nodosa o Zostera marina, el coralígeno, lechos de mäerl, arrecifes costeros y bosques de algas pardas. Sin embargo, todavía faltan por estar representadas comunidades circalitorales, batiales, abisales o hadales, y las áreas situadas por debajo de los 100 metros de profundidad.

La creación de reservas marinas es urgente, ya que el 41% de los océanos tiene una afección humana importante.

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