Este artículo se publicó hace 16 años.
"34 Miradas", una exposición para sacar a la luz los conflictos olvidados
La silueta desdibujada de un inmigrante llegado en cayuco a Canarias o la de un niño soldado aún en pie, pero herido de muerte en Liberia, son dos realidades captadas en las fotos incluidas en la exposición "34 miradas contra el olvido", que pretende sacar a la luz conflictos que la sociedad ya no recuerda.
Las imágenes, expuestas en La Casa Encendida de Madrid, hablan de poblaciones sometidas a persecuciones, torturas e injusticias en Sri Lanka, Cachemira o Chechenia que transcurren silenciosas porque la agenda informativa se centra en la seguridad del mundo desarrollado.
Así lo ha expuesto hoy en la presentación de la muestra Ricardo Angora, ex-presidente de Médicos del Mundo, quien ha añadido que para garantizar esa seguridad "a veces parece que se necesita la inseguridad en otros lugares".
El que ya no se hable de estas tragedias implica que disminuyen los donantes de ayuda humanitaria, pero no que muera menos gente, ha afirmado la representante de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea Susana Pérez-Díaz.
Una fotografía capta a uno de los doscientos inmigrantes subsaharianos recogidos una noche de septiembre de 2007 por un buque de rescate que se encontró un cayuco cuando salía a buscar a otro, una instantánea que representa lo que está pasando allí porque "aparece una persona pero en la sombra, pero detrás, está la gente olvidada", ha explicado su autor, el fotógrafo de AP Arturo Rodríguez.
"No sé si desgraciadamente tendrá que venir un cayuco lleno de muertos a Canarias" para que este problema, que "sí interesa al público" vuelva a tratarse en los medios, ha denunciado Rodríguez.
Allí hoy quedan sólo cuatro fotógrafos, todos ellos son de agencias, tres de ellas internacionales, y "la policía sigue gastando dinero en impedir nuestro trabajo, nos impide entrar en los centros de internamiento y hacer fotos desde fuera", pero "nosotros seguimos intentado burlar la vigilancia", ha señalado.
El problema es que los periódicos no lo publican, especialmente los medios locales, que "ignoran muchas veces el tema para que parezca que no pasa nada", recogiendo el discurso de los políticos de que este problema daña al turismo, la principal fuente de recursos de la región, algo que no es cierto porque ni un 5 por ciento de las 36.000 personas que llegaron en 2006 se quedaron, ha acusado el fotógrafo.
El retrato de un enfermo de sida de cuerpo esquelético entre los brazos de un cuidador en la aldea del sida de Henan (China) descubre en la exposición la tragedia provocada por esta enfermedad en zonas del mundo como este país asiático, Sudáfrica o Namibia, zonas donde hasta el 20 por ciento de la población puede sufrir la epidemia y donde muchos enfermos sólo son cuidados por sus familiares o vecinos por lo que su muerte es segura, ha descrito Angora.
Esta enfermedad consume a una mujer en la República del Congo delante del objetivo, igual que a muchas de las otras diez mil que fueron violadas durante la guerra que acabó en 2002.
"Pero hay más", ha añadido Angora, porque la tuberculosis produce dos millones de muertes anuales en el mundo y la malaria, un millón.
Las fotografías, expuestas en un recinto que recrea una cámara oscura, muestran también presos hacinados en una cárcel de Brasil por delitos como no pagar algunas de sus deudas o a una madre que se tapa la cara de impotencia porque teme que su décimo bebé extremadamente delgado, muera, como otros ocho de sus hijos, víctima de la desnutrición, la diarrea o la malaria.
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