Este artículo se publicó hace 11 años.
Los 37 rostros de la desigualdad
ACNUR inaugura en el Museo Nacional de Antropología la exposición del fotógrafo Francisco Magallón 'Mujer.Todos somos una'; una mirada desde los ojos femeninos de todos los continentes contra la concepción
Matrimonio forzoso, mutilación genital, explotación y esclavitud sexual, violencia machista. Todos estos términos son comunes en los titulares de los medios e, inevitablemente, van asociados a la figura de la mujer.
Ser mujer nunca fue fácil. Ni siquiera en los países donde han logrado conquistar -no todos- derechos y libertades fundamentales. Sin embargo, el camino por la simple supervivencia se les presenta difícil en determinados contextos socioculturales, y de ese calvario particular sólo llegamos a conocer los casos con el desenlace más trágico: la muerte y las heridas irreversibles.
Por esta razón, el reportero gráfico Francisco Magallón, en colaboración con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y el Museo Nacional de Antropología ha tratado de acercar los rostros de 37 mujeres de distintas partes del mundo que diariamente se enfrentan a situaciones de discriminación, desigualdad, exclusión, violencia o persecución. Unos retratos captados desde 1983 que podrán contemplarse bajo el nombre de Mujer, todos somos una en las paredes de este museo desde el 20 de septiembre hasta el 19 de enero (ver fotogalería).
"No se trata de un alarde gráfico ni de retratos bonitos", afirma el fotógrafo, "sino unas caras que pretenden concienciar de que el problema de la mujer es el de toda la sociedad", explicó durante la presentación de esta exposición temporal en el Museo Nacional de Antropología de Madrid.
Para Magallón, el título de la exposición hace referencia a esa "responsabilidad que tenemos tanto hombres como mujeres de cambiar esa visión androcéntrica del mundo que conduce a la invisibilidad de las mujeres, la negación de sus derechos y la ocultación de sus aportaciones", un estigma social para el que el único remedio que ve es la educación.
Mujer y refugiada, doble peligro"Cruzar la frontera conlleva peligros inimaginables para las mujeres y más aún para la madres" "La mayoría de estos peligros para la mujer se da en situaciones de conflicto armado", explica la representante del ACNUR en España, Maricela Daniel, que destaca el "aumento exponencial de los riegos" que el simple hecho de ser mujer conlleva para los refugiados y los desplazados forzosos. Daniel sostiene que "cruzar la frontera conlleva peligros inimaginables para las mujeres y más aún para la madres", y apunta que de los más de 45 millones de personas refugiadas y desplazadas en el mundo, el 80% son mujeres y niños.
Una conocedora de primera mano de lo que supone huir del país durante una guerra es Esma Kucukalic, que a los diez años abandonó su Bosnia natal, en 1992, junto a su madre y su hermana. Ahora, como periodista en el canal Córdoba Internacional TV y madre, puede explicar el miedo que pasó y que dejó plasmado en su diario. "Mi hermana tenía 21 años, una edad muy expuesta a la mirada de violadores. Mi padre murió en la guerra de los Balcanes y tanto mi madre como nosotras estábamos totalmente desamparadas, con una desprotección absoluta", relata.
"En mi país, la violencia sexual se utilizó de forma sistemática como arma de guerra y con el objetivo de humillar y llevar a cabo una limpieza étnica", recuerda esta antigua refugiada, inmortalizada en uno de los retratos de Magallón.
"La violación se utilizó en Bosnia de forma sistemática como arma de guerra"
Es precisamente a raíz del conflicto en la antigua Yugoslavia cuando el Tribunal Penal Internacional reconoció la violación como un crimen de lesa humanidad. Sin embargo, según datos de la ONU, cerca de 1,2 millones de niños y niñas son víctimas de trata cada año, siendo el 80% de las personas con las que se trafica son mujeres y niñas.
La mutilación genital femenina afecta a 3 millones de niñas anualmente en 28 países de África, Asia y Oriente Medio. Y una de cada tres mujeres en el mundo ha sido golpeada, maltratada u obligada a mantener relaciones sexuales a lo largo de su vida.
ACNUR ha elaborado directrices sobre persecución por motivos de género, víctimas de trata, orientación sexual e identidad de género y mutilación genital femenina que sirven de orientación legal a quienes trabajan en temas de protección internacional. Pero aún queda mucho trabajo para llegar a conseguir la igualdad de género. Mientras tanto, trabajos como el de Magallón ponen cara a estas cifras. Algunas tiene final feliz; otras ni siquiera tienen rostro.
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