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Unos 60 "pequeños tesoros" de cerámica imperial china se exponen en Barcelona

EFE

Jarrones para agua, copas, botellas con asas, platos, recipientes para lavar pinceles, tazas de té o una cajita para sellos son algunos de los 65 "pequeños tesoros" de cerámica imperial china que se exhiben desde hoy en el Museo de la Cerámica de Barcelona, procedentes de la colección Baur de Ginebra.

Es la primera vez que se exponen en España estas piezas, que van del siglo XII al siglo XIX y que fueron reunidas por el comerciante suizo Alfred Baur, asesorado por el comerciante japonés Kamasuku Tomita, entre 1907 y 1947.

La conservadora jefa del Museo de la Cerámica, Toni Casanovas, acompañada por Monique Crick, directora de la Fundación Baur-Musée des arts d'Extreme-Orient de Ginebra, ha explicado en rueda de prensa que el público podrá conocer unos objetos "excepcionales y de una gran belleza" que son la constatación de que en China "la cerámica es tan importante como la pintura y la escultura".

Se trata de piezas en un excelente estado de conservación que antes de recalar en Barcelona, donde se expondrán hasta el próximo día 31 de enero, sólo se habían visto en Japón, con tan mala fortuna que cuando se encontraban depositadas en aquel país por unos días hubo un terremoto y una de ellas sufrió daños de consideración.

Casanovas ha destacado que la exposición "Elegancia y minimalismo. Porcelana imperial china de las colecciones Baur de Ginebra" permite ver la evolución de este arte y conocer, por ejemplo, que en la ciudad de Jingdezhen, el centro productor más importante, hubo en su momento más de 3.000 hornos encendidos día y noche.

El arte imperial chino fue muy perseguido tras el triunfo de la Revolución de 1949 y muchas piezas fueron destruidas y desaparecieron recicladas para uso doméstico en el país.

Desde el siglo XIX se convirtieron en objetos de colección para los occidentales y sólo desde hace muy pocos años algunas han vuelto a China, tras ser adquiridas en subastas internacionales.

La exposición sirve, asimismo, para conocer cómo se descubrió la porcelana en el siglo VIII, un material translúcido, duro y compacto, con la que los chinos fabricaron objetos de una gran sobriedad, que muy pronto fueron deseados por los miembros de las clases más pudientes.

La porcelana no llegó a Europa hasta el siglo XIV, a través de la ruta de la Seda, donde se le llegó a calificar como el "oro blanco".

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