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El abanico como símbolo de distinción con la colección de Paula Florido

EFE

La colección de abanicos del siglo XVIII y XIX reunidos por Paula Florido, esposa del coleccionista de arte español José Lázaro Galdiano, muestran en una exposición de la Fundación Lázaro Galdiano el poder de este complemento de moda como símbolo de distinción de la época.

La Fundación, en colaboración con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), ha querido mostrar al público la fabulosa colección de abanicos de Paula Florido, integrada por 89 piezas, aunque en la muestra -por falta de espacio- sólo se pueden contemplar un total de 45.

Piezas señeras como el abanico conmemorativo de la boda de Luis Fernando, Delfín de Francia, y María Teresa Rafaela, Infanta de España en 1745, el abanico de baraja obra de Georges Bastard (1913) o un abanico italiano del primer tercio del XVIII dedicado a la nueva sociabilidad femenina forman parte de esta colección.

A través de la selección realizada se aprecia la evolución del gusto y el arte del abanico desde comienzos del siglo XVIII hasta los primeros años del XX.

Para mostrar la importancia del abanico en la cultura occidental y constatar su antigüedad, la muestra incluye obras en las que aparecen distintas escenas que recrean la prestancia social que daba la posesión de este artículo, como el óleo "La tienda", de Luis Paret, en el se recrea una tienda de antigüedades, y varios libros con grabados de "Los Caprichos", de Goya, o "Los Gritos", de Miguel Gamborino.

Según Jesusa Vega, directora-gerente de la Fundación Lázaro Galdiano y comisaria de la exposición, los temas mitológicos, de la Antigüedad, galantes, de comedia del arte e incluso de motivos políticos son habituales en las estampaciones de los abanicos, aunque las temáticas que más abundan son las profanas, "muy adecuadas al uso que tenían".

Aunque el abanico llegó a ser distintivo de la mujer española, la colección cuenta con alguna pieza española, pero en su mayoría proceden de Francia, Gran Bretaña e Italia, y entre sus valiosos materiales se encuentran el marfil, el nácar, el oro, la plata y las piedras preciosas, incrustadas para lanzar reflejos con la luz y "deslumbrar" así socialmente a quienes los contemplasen.

Este es el caso del abanico conmemorativo de la boda de Luis Fernando y María Teresa Rafaela, que luce el varillaje de marfil calado, cincelado, pintado y dorado, con aplicaciones de láminas de plata y madreperla y gemas o cristales engarzados.

La muestra incluye tres abanicos muy utilizados por Paula Florido, en los que se evidencia este utensilio como un soporte de creación artística y su utilidad como elemento de sociabilidad.

Ésta es la primera ocasión en que la Fundación Lázaro Galdiano cataloga su colección de abanicos, definida por "la calidad" de las piezas y lo representativo de este artículo en los siglos XVIII y XIX, momentos en los que estas piezas se imponen asociadas tanto a hombres como a mujeres.

Soledad López, presidenta de la SECC, recordó que esta exposición se enmarca dentro de las actividades organizadas para recordar el centenario de la inauguración del Parque Florido, el madrileño palacio neorrenacentista que abrió sus puertas el 27 de mayo de 1909 con una fiesta que se convirtió en uno de los acontecimientos sociales más importantes del momento.

José Lázaro Galdiano mandó construir el palacio que hoy alberga el museo de la Fundación que lleva su nombre como domicilio familiar tras contraer matrimonio, en 1903, con la acaudalada argentina Paula Florido, una pareja que compartió hasta el final su afición y pasión por el coleccionismo.

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