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Abbiati, el "eterno suplente", cumplió en su alternativa

Agencia EFE

El italiano Christian Abbiati disfrutó hoy por primera vez en la Liga de la titularidad en la portería del Atlético de Madrid, en sustitución del lesionado Leo Franco, y cumplió, aunque el Osasuna apenas le creó trabajo.

Abbiati es un seguro para la portería de los rojiblancos. El veterano cancerbero, de 30 años, transmite a sus compañeros la serenidad que su dilatada carrera le ha proporcionado.

El arquero, nacido el 8 de julio de 1977 en la localidad italiana de Abbiategrasso, comenzó su trayectoria en 1991 en el Mezano italiano y ha militado también en el Monza, Borgosesia, Milán, Juventus y Torino. Está temporada fue cedido por el Milán, club con el que tiene contrato hasta 2010, al Atlético.

En el conjunto milanista, al que llegó en el verano de 1998, fue campeón de liga esa campaña y de Europa en la 2002-2003, aunque en las dos ocasiones era suplente del brasileño Dida.

A Abbiati le ha perseguido el papel secundario en su carrera. Sólo se convirtió en primer portero como solución de emergencia en el Juventus de Turín, club al que se incorporó en el año 2005 para cubrir la baja del lesionado Buffon. Fabio Capello, entonces entrenador de la Juve, agradeció al Milán su "generosidad" al cederle al portero, al que calificó de grande.

Abbiati superó su cometido en el Juventus y de nuevo regresó a Milán, que lo volvió a prestar la pasada temporada al Torino y esta al Atlético de Madrid.

El "eterno suplente" ha respondido siempre a la confianza depositada en él y en el Atlético ha encajado a la perfección.

Necesitaban los rojiblancos un portero de garantía para acompañar al argentino Leo Franco, y ni Ismael Falcón ni "Pichu" Cuellar lo eran.

En la retina de los atléticos todavía está la desafortunada noche del "Pichu" en el encuentro de la pasada temporada ante el Barcelona (0-6), un envite que terminó de convencer a la directiva de que era fundamental dar con alguien con tablas.

Y acertó el Atlético con el fichaje. Osasuna no fue hoy una prueba complicada para el italiano, que fue casi un espectador más, pero Abbiati aporta seguridad al resto del equipo. Su semblante serio y sus movimientos austeros han convencido a la grada, que hoy recibió su titularidad con alegría.

Es el italiano un cancerbero discreto, sin adornos, pero tremendamente eficaz, seguro de sí mismo. Cualidades todas que sabe contagiar a sus compañeros.

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