Este artículo se publicó hace 16 años.
Abreu cree que la música derrota la sensación de "no ser nadie" que da la pobreza
La enseñanza musical a niños y jóvenes que padecen riesgo de exclusión social permite superar la sensación de "no ser nadie" que genera la pobreza y "expone" a los jóvenes al "aplauso" y al "reconocimiento" que facilita su integración.
"Teresa de Calcuta insistía en que uno de los aspectos más lamentables y dolorosos de la pobreza es la falta de reconocimiento", ha advertido hoy el director del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, José Antonio Abreu.
Abreu, que el próximo viernes recibirá en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008, ha incidido en el que el aprendizaje musical sitúa al alumno "en la posición más digna de la sociedad, la del artista" y lo convierte "en un ser creador, en un potencial de alegría y de gozo para su comunidad".
Para el fundador de la institución premiada, de la que forman parte 170 orquestas en las que participan unos 265.000 jóvenes y niños, al integrarse en una orquesta un niño pobre pasa de estar "en riesgo de exclusión a estar automáticamente incluido" en una "escuela de vida social" donde aprende a compartir una bella experiencia estética y a disfrutar de un espíritu de equipo.
Este proceso de aprendizaje permite al alumno desarrollar "una conciencia de ser artista que lo dignifica, que lo ennoblece y lo proyecta sobre la comunidad a la que pertenece con caracteres de honor" hasta el punto de que la orquesta "llega a ser un orgullo para el pueblo o para el barrio" en el que vive.
"Todo el mundo ama la música. Entra en el oído y en el alma y transforma profundamente el espíritu, induce en los niños cambios positivos y creadores de conducta y estimula el crecimiento intelectual de los jóvenes", ha añadido.
Abreu, que recibirá el galardón en el Teatro Campoamor acompañado de dos jóvenes y de dos niños integrantes de la red, puso en marcha el Sistema en Venezuela desde un garaje hace 33 años y en este periodo más de 15.000 profesores de distintas nacionalidades han impartido clases a unos 600.000 jóvenes y niños de todo el país.
En este periodo, el Sistema venezolano ha establecido contactos con múltiples países de su entorno, así como con España y Portugal, para intercambiar experiencias e ir avanzando en la puesta en marcha de una comunidad musical iberoamericana de orquesta juveniles.
Esta iniciativa se concretará en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno sobre "Juventud y Desarrollo", que se celebrará del 29 al 31 de octubre próximo en El Salvador de la que, a juicio de Abreu, debe surgir una orquesta iberoamericana llamada a convertirse "en una de las más brillantes del mundo".
"Debe concebirse no sólo como un proyecto artístico que aspira a la excelencia sino también social y pedagógico para poner la música al servicio de los ideales más nobles de una sociedad", ha indicado.
Abreu, nieto de un italiano que llegó a Venezuela a finales del siglo XIX y compaginó con su banda filarmónica la actividad musical con el cultivo de café, desarrolló desde 1975 un modelo de educación musical para jóvenes con pocos recursos distinguido por la Fundación Príncipe por combinar "la máxima calidad artística y una profunda convicción ética aplicada a la mejora de la realidad social".
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