Los ministros de Finanzas del G-20 acordaron ayer una serie de principios para sanear las instituciones financieras y reactivar el crédito mediante la intervención directa de los gobiernos y bancos centrales. Las medidas incluyen 'instrumentos no convencionales' de política monetaria, como la creación de nuevo dinero para inyectar liquidez en el sistema o la concesión de seguros estatales contra activos tóxicos.

Alistair Darling, responsable del Tesoro del Reino Unido, donde esas iniciativas ya se están aplicando, señaló que no se trata de 'prescribir' la misma receta al resto de los países, sino de sentar el 'marco' de una 'aproximación cooperativa y consistente'.

'Cada país escogerá el programa que esté más acorde con su respectiva situación y objetivos', aseguró.

El ministro de Economía español, Pedro Solbes, indicó que España no aplicará 'de momento' ese tipo de actuación, que permite a un Estado garantizar los activos dañados de un banco tras el pago de una prima establecida de antemano, pero celebró que el acuerdo de principios alcanzado en la reunión elimina posibles 'ventajas' de los que recurran a instrumentos 'no convencionales'.

'La clave está en reactivar el crédito y tomar medidas para reparar el sistema financiero. Tenemos ahora un nuevo marco de actuaciones y principios. Lo importante es que todos estamos preparados para hacer cuanto sea necesario y durante el plazo de tiempo que sea preciso', defendió Darling.

Los ministros del G-20 se comprometieron, además, a reforzar la regulación de las instituciones financieras -incluidos los fondos de alto riesgo- y a exigir una mayor ética profesional a las agencias de calificación de crédito.

Por otro lado, allanaron el terreno para la creación de 'colegios supervisores' que afiancen la cooperación internacional en la prevención y resolución de crisis.