Este artículo se publicó hace 16 años.
El ADN da la razón a uno de cada cuatro padres con dudas
La duda es el primer motor, las sospechas se confirman después en uno de cada cuatro casos. El 25% de los hombres que se someten a una prueba de paternidad confirman que no son los padres del niño. Una compañía especializada en este tipo de análisis, Biopaternidad, avala este dato.
Los motivos que conducen a solicitar una prueba de paternidad parecen el argumento de una telenovela de sobremesa: adopciones, divorcios, herencias y, sobre todo, la desconfianza. Los responsables del laboratorio admiten que "sin lugar a dudas" la primera causa que mueve a sus clientes a realizarse una prueba de paternidad tiene que ver con la palabra infidelidad.
Las dudas cobran especial importancia tras un proceso de divorcio. "Hay muchos casos en los que el padre quiere confirmar su paternidad antes de pagar una pensión al niño", admite un portavoz de la empresa.
Tecnología y confidencialidad
En la mayoría de los casos, las pruebas se llevan a cabo en los primeros años de vida de los niños, sin que exista un perfil que describa al varón que da el paso de reconfirmar la paternidad atribuida. Si los motivos que justifican las sospechas parecen el guión de un folletín, los métodos que aclaran la cuestión parecen remitirnos a un capítulo de C.S.I. Las pruebas se realizan normalmente a partir de mucosa bucal, aunque se analizan restos presentes en cabellos, uñas y todo lo imaginable: colillas de cigarrillos, cepillos de dientes o chupetes.
El ADN no engaña. Su carga genética disipa dudas en sólo unas horas con una probabilidad del 99,99%. Un sobre cerrado es el último depositario de la verdad. Uno de cada cuatro presuntos padres estaba en lo cierto.
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