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El ADN reabre un caso de asesinato que conmocionó Francia

Reuters

Unos detectives franceses han hallado restos de ADN en las pruebas de un caso de asesinato infantil que obsesionó al país en los años 80, lo que ha generado esperanzas de que los avances en la ciencia genética puedan ayudar a identificar finalmente al asesino.

Gregory Villemin, de cuatro años, fue hallado muerto en octubre de 1984 con los pies y manos atados en el río Vologne, cerca de su casa en una localidad del este de Francia.

El horripilante hallazgo desencadenó una dramática cadena de acontecimientos que se conoció simplemente como "el caso Gregory" y suscitó gran interés de la opinión pública, vertiendo más ríos de tinta que ningún otro delito en la historia del siglo XX.

Jean-Marie Beney, fiscal de la localidad de Dijon, dijo a Reuters el jueves que se habían hallado restos de ADN de un hombre y una mujer en una carta anónima amenazante mandada a los padres de Gregory tras la muerte del pequeño.

El hallazgo es significativo porque la carta fue una de una serie enviadas por una figura misteriosa que dijo ser el asesino y que nunca fue identificado.

Beney dijo que los restos de ADN habían sido cotejados con los de los padres de Gregory y que no eran los mismos. La madre del niño, Christine Villemin, fue sospechosa pero posteriormente quedó desvinculada del asesinato en 1993.

La decisión de reabrir las bolsas de pruebas reunidas durante la investigación original para buscar ADN fue tomada por un tribunal de apelación de Dijon en diciembre del año pasado, a petición de los padres del muchacho.

Las informaciones de que se habían hallado restos de ADN coparon los boletines de noticias de la radio y la televisión francesas, demostrando que nadie ha olvidado el caso Gregory.

El tío del niño, Bernard Laroche, fue acusado en un principio pero luego fue liberado después de que las pruebas en su contra fueran rechazadas por errores de procedimiento.

Convencido de que Laroche fue el asesino, el padre de Gregory, Jean-Marie Villemin, le mató de un disparo y cumplió cuatro años de cárcel por el asesinato.

Durante el mismo período, Christine Villemin fue considerada sospechosa porque varios testigos dijeron haberla visto en la oficina postal el día en que fue enviada la carta de venganza. Fue investigada, pero posteriormente quedó libre.

"Vuestro dinero no os devolverá a vuestro hijo. Esa es mi venganza, bastardos", escribió el autor, al que apoderon "El cuervo".

En uno de los momentos más infames del caso Gregory, la escritora Marguerite Duras dijo en el periódico Liberation que Christine Villemin era culpable pero argumentó que había estado oprimida por su marido y que el asesinato estaba justificado.

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